Mientras salía de Rock & Chill y me paseaba por las desoladas calles nocturnas, no pude evitar en la propuesta que hacía varios días Hoseok me había dado: acompañarlo a la fiesta de Halloween. Y adivinen qué día es hoy... No, no es mi período, tampoco mi cumpleaños, no... Es treinta y uno de octubre y no puedo dejar de pensar, repentinamente, en lo bien que la pasaría en aquella fiesta. Pero claro, no es que fuera momento de ponerme caprichosa; no dadas las circunstancias, pues mi mejor amigo iba a ir acompañado de su nuevo amigo Todd, y aunque él prometía no hacerlo sabía a la perfección que en cualquier momento podían empezar a enrollarse y yo terminaría sola y abandonada en un rincón. No me malinterpreten, no lo culpaba: a todos nos gustaba sentirnos así de vez en cuando. Sentirnos queridos, sentirnos sensuales y coquetos.
Pero, claro, no estaba en mis planes ponerme en plan histérica con Jung Hoseok.
Había pensado mucho en sus palabras. Y no, no me refiero sólo a la parte de "lindo trasero"; sino al resto. Su manera persistente de recalcar el que yo le resultaba atractiva, luego de tratarme de estúpida en el sótano hacía unas semanas. Aquella graciosa y brusca forma que tenía de llamar mi atención, creando un ambiente bastante tenso entre los dos. Y sin embargo ahí estaba yo, suspirando como una niña de trece con su primer enamoramiento. Y no, no es que estuviese enamorada, pero aún así los retortijones en el estómago amenazaban con aniquilarme en cuando el muchacho y yo hacíamos contacto visual. Y eso, en serio, es un montón.
De alguna forma, Hoseok se asemejaba a andar en motocicleta: ir por el pavimento, entre los autos, me daba un pavor que me dejaba sin palabras. El sólo hecho de caerme de ella y morir aplastada era agobiante, muy cercano y para nada dudoso. Y sin embargo, una parte de mi disfrutaba enfermizamente con la idea de andar en motocicleta porque, tras todo ese miedo, había una diversión garantizada. ¿Que cómo era posible sentir miedo y diversión a la vez? Pues está claro: la adrenalina. Y para una chica que se la pasa haciendo las mismas rutas todos los días de su vida, aquella sensación era nueva y dulce como la miel.
Así que ahí estaba yo, caminando solas por las calles y preguntándome si ya vería a algún que otro niño pedir dulce o truco y si me harían alguna maldad por ir vestida con ropa normal por la calle aquella muy esperada noche.
Sin embargo, todos los pensamientos de mi mente se esfumaron cuando vi la puerta de mi casa entreabierta y una mancha de sangre a un costado.
Me detuve, pies sobre la grava y el corazón en un puño. Mis rodillas temblaron y mis ojos se secaron. Sentí un hormigueo horrible en las palmas de las manos y la nariz, y me giré en todas direcciónes para pedir ayuda. Pero estaba sola, tal y como creía, así que sólo atiné a marcar el número de la policía en mi teléfono y...
Frené antes de apretar el botón de llamada. Había oído una clara risa burbujeante de mi tía dentro de la propiedad.
Una risa. De mi tía. Y sangre en la puerta.
¿Era acaso un chiste cruel? Porque no, Abby no creía en todo eso del Halloween como fecha comercial y jamás se le ocurriría hacer una pequeña y notoria mancha de sangre en la puerta. ¿¡A quién podía ocurrírsele!? Pero... entonces, ¿a quién le pertenecía la mancha de sangre? ¿O sería sólo pintura? Porque realmente no parecía pintura: era la sangre más real que había visto en mi vida. O quizá sólo estaba un poco paranoica dados los acontecimientos y debía meterme en la casa. ¿O acaso algún tipo estaría tortulándola a cosquillas para no llamar la atención del vecindario? Que, de todas maneras, ni se inmutaría dada la fecha. Pensarían que era sólo un acto, una decoración en la puerta, pero... Pero yo sabía que eso no era adrede.
Bajé teléfono, cuidando de que no se fuera de pantalla el número de la policía, y me acerqué lentamente. Cuando estuve a sólo unos centímetros de la puerta contemplé la mancha: no había signo de huellas ni nada, simplemente era una mancha de sangre de un rojo oscuro bastante intenso.
ESTÁS LEYENDO
You Are My Angel [Jung Hoseok]©
FanfictionEn donde Jung Hoseok es un chico malo. -¡No! -exclamó, sosteniendo con firmeza mi muñeca. Abrí mucho los ojos, apreté los labios y me giré lentamente para ver su expresión dura y salvaje. -¿No qué? -inquirí, sonando más teme...