14- Confesiones

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-Aquí es -murmuró Hoseok, estacionando el coche donde pudo.

Me bajé rápidamente, alisándome la falda y cerciorando que todo anduviera bien en mi escote; no fuera que se me escapara algún pezón sin notarlo (una tragedia, horrible); e inmediatamente le di un buen repaso al porche de la mansión del intendente, soltando un casi insonoro:

-Buau...

La enorme casa blanca se veía ahora medio naranjosa, gracias a las luces que salían de los enormes y antiguos ventanales. Todo yacía envuelto en telarañas de mentira y sombras extrañas. Sobre el jardín, las calabazas barrían el césped y las estatuas de mármol ahora tenían manchas de sangre (demasiado roja, demasiado Tarantino). Un enorme letrero brillaba sobre la puerta, con un mensaje que dejaba más que claro el asunto "Bienvenido al Horror". 

-Mira eso -Hoseok silbó entre dientes, con la mirada brillante-. Sí que tiene dinero ésta gente.

-Ni que lo digas.

De improviso, el muchacho tomó mi mano y la puso sobre su antebrazo. Lo miré iracunda.

-No te aflijas, Vie. Sólo es para hacer una buena entrada.

Suspiré entre dientes y me dejé arrastrar hasta el porche, donde varios monstruos, fantasmas y zombies nos observaron y empezaron a cuchichear.

-Me pregunto dónde estará Jordan -dije a la nada, mirando hacia todos lados.

Si bien sabía que estaría con su nuevo amigo Todd, podría salvarme de Hoseok aunque sea unos... minutos, ¿no? Y era, realmente, todo lo que deseaba en ese momento. ¿Por qué? Bueno, no sólo por el chantaje y la manipulación para llevarme a la fiesta, sino por el sencillo hecho de que me había... besado/mordido hacía un rato y aún me humillaba de lo plancentero que me había resultado.

¡En serio, Evangeline! ¿Estás tonta?

Llevé una mano inconsciente al dije rojo que el muchacho me había regalado, y lo sentí frío al tacto. Levanté la vista y cuando mis ojos vieron aquellos ojos café oscuro mis piernas temblaron de la emoción.

Alaric levantó la vista, casi como si hubiese notado mi presencia, y me sonrió bajo aquellos rulos dorados que le caían con tanta gracia sobre la frente pálida. Iba vestido de griego, nada menos, y le quedaba tan estupendamente bien que quise correr y felicitarlo. El muchacho levantó la barbilla y la cerveza que sostenía en una mano a modo de saludo, y yo le sonreí como respuesta. 

Vaya, al fin y al cabo si había valido la pena ir a la condenada fiesta.

-¡Hoseok! -exclamó una voz a nuestras espaldas.

El muchacho se giró, moviéndome a mí también por consecuente, y mi sonrisa se borró para transformarse en una mueca gélida.

Tyler, seguido de otros tres imbéciles, se acercaban hacia nosotros. Iban disfrazados de licántropos, lo que me resulto gracioso, con las chaquetas de universidad sobre el pelaje falso y lentillas amarillas. Todos iguales, como la manada de imbéciles que eran.

-Mira ese disfraz -se rió el rubio, que parecía no ver un pomo con las lentillas-. Te ves bien, eh.

-¡Y mira eso! ¿Es pelo falso dentro de tu oreja? -Hoseok se acercó y estiró la oreja del aludido-. Ah, no. Ese es de verdad.

El topo le pegó y ambos comenzaron a reírse y empujarse, en ese lenguaje masculino que jamás podría comprender. Me crucé de brazos, suspiré y miré hacia otra parte. Lamentablemente, mi vista chocó con la de Tyler y éste me sonrió.

-Te ves bien, Evie -murmuró con voz melosa.

Tragué saliva, sintiendo un nudo en el estómago. 

You Are My Angel [Jung Hoseok]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora