¿Apuestas?

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[Mystrade]


Mycroft miró a Greg y alzó una de sus cejas en espera de alguna tontería por parte del otro hombre, nunca sabía que saldría de la boca de un ebrio que le sonreía como idiota. Sin embargo, los minutos corrían y Lestrade seguía sonriendo nervioso sin dar indicio de soltar palabra. La situación comenzaba a molestarle, y aunque la paciencia y la sutileza formaban parte de sus dones, existían casos en donde llegaban a escasearle.

—¿Podrías dejar de mirarme y decir qué quieres, Gregory?

Greg dejó de sonreír, esperando que nadie presenciara su próximo suicidio. Podría ser un futuro miembro de Scotland Yard, pero Mycroft Holmes seguramente tendría un puesto en el gobierno que lo podía dejar a él mal parado. Tragó grueso antes de girar un poco a la derecha, viendo de reojo como sus amigos –susurrando y riendo por lo bajo– agitaban las manos en señal de burla. Suspiró internamente, conocía tan bien a Mycroft que podía jurar que esa noche sería su última fiesta.

¡Maldita su gran bocota! ¡¿Por qué tuvo que aceptar la apuesta de Anderson?!

Se suponía que esa noche se divertirían en el bar más cercano para celebrar el final del semestre. Y aún se preguntaba cómo había hecho Anthea para sacar a Holmes de su casa. Pero verlo entrar con ese porte tan elegante que tenía, le hizo babear y recordarle por qué era tan cobarde al confesarle que le gustaba. Patético. Justo en su momento de sentirse mierda, no pudo mantener la boca cerrada y Anderson apareció con Sally, sentándose en la misma mesa.

—¡Te apuesto lo que quieras a que le daría un beso a Mycroft Holmes si estuviera aquí! —sonrió, chocando su compa con la de Sally.

Anderson soltó una carcajada.

—Acepto —contestó el futuro forense—. Te invito una semana completa el almuerzo si lo haces —Greg quedó mudo y Anderson volvió a carcajearse—, pero eres tan cobarde que no tienes palabra.

—¡Claro que lo haría!

—Demuéstralo entonces, está justo allí.

El dedo índice de Sally señaló a la puerta y, cuando giró, parte de su borrachera desapareció. ¿En serio estaba él ahí? ¿Iba a intentarlo? Pues sí, él jamás se retractaría.

—Está bien, pero tengo que ir primero al baño para mentalizarme.

Anderson volvió a reír.

—Tómate tu tiempo, amigo.

Greg salió disparado a la parte de los baños. Una vez dentro miró su reflejo en el espejo del lugar. ¿Por qué había dicho semejante tontería? Tal vez el hecho de reprimir sus sentimientos por Mycroft y desinhibiese a causa del alcohol tenían la culpa. Y para colmo, él nunca se retractaba de sus palabras. ¡Mycroft iba a matarlo! ¿Exageraba? Posiblemente, pero Holmes era alguien de temer.

De esa forma terminó ahí, frente a él, pareciendo un simple idiota ebrio.

—¿Me vas a decir ya qué quieres, Gregory?

Lestrade quedó mudo, solo hasta que Mycroft negó con la cabeza y sonrió, comprendió que algo no andaba bien. Holmes bajó de su banquillo y se paró justo ante él, sujetando la corbata mal colocada del futuro policía. Mycroft lo miró directamente a los ojos y, sin ninguna advertencia, lo jaló hasta que sus rostros quedaron a escasos centímetros. Y no dudó en besarlo. Tan fugaz que a Greg le supo a nada.

—Listo, Anthea, gané. ¿Podemos irnos ya?

Greg parpadeó varias veces intentando comprender que acababa de ocurrir en un segundo. La chica de largos cabellos negros despegó la mirada del móvil, sonrió mientras le daba unas llaves a Mycroft y buscó su propio bolso. Todo ante la perpleja mirada de Greg.

¿Ellos también habían apostado? ¡Al diablo las apuestas! Greg le demostraría a Mycroft cómo era un beso de verdad.

Antes de pensarlo agarró el brazo del pelirrojo y lo atrajo a su cuerpo, respiró su colonia cara y sintió un agradable mareo, pero no dejó pasar su objetivo. Frente a frente, olvidó su agarre y sus manos fueron hasta su rostro y, al no tener ninguna queja, lo besó nuevamente. El amargo sabor del alcohol en sus suaves labios le hizo sentirse embriagado al doble.

La sonrisa de Anderson desapareció por completo y Anthea supo que tendría la noche libre, así que aceptó la invitación a bailar de un tipo que le pareció bastante simpático. Greg ya les daría las gracias a los dos por la mañana.

¿Apuestas? Por primera vez en su vida estuvo realmente agradecido con ellas.

One-shot JohnlockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora