Capítulo 7 - Nana

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Estuve en el teléfono con mi madre toda la mañana, a pesar de que no tenía permitido hablar con nadie fuera de la casa. Harry no estaba en casa como de costumbre y era el mejor momento para escabullirse y hacer una llamada. La Sra. Briffen me dijo que me cubriría si pasaba algo así que, teniéndola cubriendo mi espalda, tomé el riesgo.

La otra noche noté que aún estaba bloqueada por lo que me había ocurrido. Mi mente estaba procesando la secuencia de sucesos por los que había pasado. Cuando más lo pensaba, más me torturaba.

Dolía.

Dolía saber que mi futuro era desolador. Especialmente darme cuenta de que era considerada una especie de… prostituta.

Tenía miedo de que mi madre se avergonzara de mi algún día. Quizá es por eso por lo que dudaba en llamarla esa mañana.

Pero nuestra conversación era lo que necesitaba. Su voz me calmaba. Ella lloraba y se disculpaba. Me prometió que iba a resolver esto de alguna manera. Me dijo que aguantara un poco más. Pero su promesa no era tanta motivación mientras supiera que no podía hacer nada para sacarme de este lío. Sin embargo, hablar con ella me tranquilizó.

Ella añadió que había recibido el dinero pero que no iban a gastan ni un solo céntimo. Protesté en contra y expresé lo agradecida que estaría si lo hicieras de la otra manera. La tos ronca que intervino durante casi toda la conversación me preocupó. Sonaba dura y el estado de su salud era lo único que ocupaba mi mente.

“Ojalá pudieras venir conmigo, Thalia.” La Sra. Briffen dijo.

“Yo también.” Suspiré, inclinándome en el marco de la puerta. “No se cómo va a ir este fin de semana.”

“Querida, cuídate.”

“Lo haré. Ten un buen viaje, Sra. Briffen.” Le di un rápido abrazo antes de que se subiera, el abrigo pasado aparentemente dándole más peso.

Cerré la puerta y me di cuenta de que estaba sola en la casa. Podría escapar si quisiera. Podría coger un taxi e irme a casa. Pero las cosas que Richard le haría a mi familia me dejaron petrificada.

Fui hacia la cocina, decidida a domesticar mi estómago que gruñía. La Sra. Briffen había dejado sopa en el fogón y cogí el asa para recalentarlo. Tomé un poco con una cuchara para probarlo, y terminé por quemarme la lengua. Solté la cuchara y la sopa cayó en mi vestido vintage.

Me quejé mi irritación creciendo. Odiaba como las cosas malas me seguían pasando a mí, no importaba si eran grandes o pequeñas.

Bajé el fuego, consciente de que la sopa ya estaba lo suficiente caliente. Su olor saludó mis fosas nasales y me hizo pensar en las veces que mi madre cocinaba sopa para mí y para Jakey. No sabía cuánto tiempo tendría que esperar para volver a tener eso.

Empecé a cantar una melodía. Una nana con la que mis padres me confortaban hasta que tuve diez años. Sonreí cuando recordé como Darren se burlaba de ello cuando descubrió mi vergonzante secreto.

“Ángeles que vigilan, sobre todo de ti,

Durante toda la noche.

Sueños de medianoche cerca de ti rodean,

Durante toda la noche.”

Susurré mientras las memorias de mi padre volvían a mi mente. Mi visión empezó a nublarse mientras sentía las lágrimas caer. No me gustaba lo emocional que estaba siendo. No quería ser débil.

“Suaves las horas soñolientas avanzan sigilosamente,

Colina y valle en el sueño durmiendo

Durante toda la noche.”

Continué cantando, mi todo temblando mientras ponía la sopa en un tazón. “Durante toda… la noche-” Fui interrumpida repentinamente por el ruido de la puerta de la cocina abriéndose.

“¿C-Cómo te sabes esa canción?” Mi corazón palpitó con la profunda voz llenando la habitación. Me sentía tan avergonzada.

“M-Mis padres. Solían cantármela.” Respondí.

“Oh.” Me sorprendí cuando noté que sus ojos estaban también húmedos. Rápidamente palmeó sus ojos, asegurándose de que no se notara. Se alejó de mí y se acercó a la encimera mientras desabotonaba su chaqueta.

“Thalia.” Me llamó.

“¿Si?”

“Tengo una fiesta. Mis amigos estarán aquí pronto.”

“Oh.”

“Quiero que te pongas otra cosa.”

“¿Qué? ¿Por qué?”

“Tu vestido es raro. No estamos en el siglo XVIII.”

“Entonces me quedaré en mi habitación.”

“Me da igual dónde te quedes. Quiero que te cambies ese horrible vestido.”

Fruncí las cejas y miré lejos, continuando con mi emocionante sopa. “Oh, ¿Estás enfadada conmigo?” Preguntó mientras se levantaba del taburete. Se acercó a mí y tiró de la goma elástica que sostenía mi cola de caballo.

“¡Para!” Me giré hacia él. Estaba a unas pulgadas de mí.

“Y no te recojas el cabello.” Añadió.

“¿Por qué?” Pregunté furiosa.

“Porque yo lo digo. Estás viviendo en mi casa. Sigues mis reglas.” Se mantuvo firme. Estaba viviendo en esa casa por que estaba forzada a ello. No me puedo imaginar a nadie queriendo vivir aquí con Harry voluntariamente. Me fulminó con la mirada y me vi obligada a bajar mi mirada al suelo. Era una especie de abusón.

Baby Doll (Harry Styles) TraducidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora