capitulo 25

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Capitulo 25

—Consigo encontrar distracciones —contestó Justin. Entonces, encendió un cigarrillo—. Además, nunca estoy solo. Las montañas están llenas de vida. Hay ardillas, conejos, zorros...Toda clase de pequeños animales.

—Eso no es precisamente a lo que yo me refería por compañía... —susurró Charlene, con su voz más seductora.

—Tal vez no, pero a mí me entretienen sin pedirme nada a cambio. Además, a menudo veo pasar ciervos muy cerca de la cabaña cuando estoy al lado de la ventana y también osos...

— ¿Osos? —repitió Charlene horrorizada—. ¡Qué espanto!

— ¿Osos de verdad? —preguntó Miley, muy emocionada—. ¿De qué clase? ¿Osos grizzlies?

—No, osos negros, Miley—contestó Justin, sonriendo al ver la reacción que ella había tenido—, pero son igual de grandes. En este momento estamos a salvo porque están hibernando -añadió, mirando a Charlene.

-Menos mal —susurró ella.

-A Miley le gustan bastante las montañas, ¿no es así?

—Son fabulosas —afirmó ella llena de entusiasmo—. Tan salvajes e in-domables...Todo esto debe de tener casi el mismo aspecto que tenía hace un siglo. No hay nada más que naturaleza durante kilómetros y kilómetros.

—Sí, sí, ya veo que te muestras muy entusiasta -observó Charlene.

Miley le dedicó una mirada asesina.

—Miley creció en una granja de Nashville —explicó Justin—. Ella no había visto antes las montañas.

— ¡Qué pintoresco! —murmuró Charlene, con una sonrisa—. Allí cultivan trigo o algo así, ¿verdad? Me imagino que, viniendo de una pequeña granja, estarás bastante acostumbrada a las condiciones primitivas.

El tono de superioridad que Charlene había utilizado enfureció totalmente a Miley.

—La granja de mis padres ni es pequeña ni primitiva, señorita Masón. Supongo que, para alguien como usted, resulta imposible imaginarse la eternidad de los campos de trigo o los kilómetros de suaves colinas. No es un ambiente tan sofisticado como el de Nueva York, pero tampoco es prehistórico. Tenemos incluso agua corriente, caliente y fría, en las casas. Hay personas que aprecian la tierra y la respetan en todas sus formas.

—Debes de ser una chica acostumbrada a estar al aire libre —dijo Charlene con voz aburrida—. Yo prefiero las comodidades y la cultura de la gran ciudad.

—Creo que voy a ir a dar un paseo antes de que oscurezca —anunció Miley. Se sentía furiosa.

Se levantó rápidamente. Necesitaba poner distancia entre Charlene y ella antes de que perdiera completamente el control.

—Yo iré contigo —dijo Bud mientras ella se ponía el abrigo—. He tenido que cargar con esa mujer todo el día —añadió en voz muy baja, con una sonrisa de conspiración—. Creo que el aire fresco me sentará muy bien.

Mientras se dirigían hacia la puerta, Miley no pudo contener la risa. Se agarró del brazo de Bud sin prestar atención alguna al ceño que se dibujó sobre ciertos ojos Marrones que no dejaban de mirarla.

Una vez en el exterior, los dos respiraron profundamente y se echaron a reír como niños. Decidieron dirigirse hacia el arroyo y siguieron su curso hasta adentrarse más en el bosque. La luz del sol se colaba esporádicamente entre las ramas y relucía sobre aquel suelo aterciopelado. La sosegada conversación de Bud sirvió para relajar los tensos nervios de Miley.

La imagen del amor (miley cyrus & justin bieber) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora