~27. Invitación a Cenar~

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La noche ya había caído y ellos seguían caminando por las solitarias calles de Madrid. La lluvia no cesaba pero poco les importaba si ellos estaban juntos.

Charlaban de distintos temas los cuales eran, para ambos, muy interesantes. Luzu prácticamente escuchaba a Lana hablar y moría en ese mismo momento por lo dulce que le parecía su voz.

Sabían que faltaban tan sólo un par de cuadras para llegar, pues su caminar cada vez era más lento y cualquier excusa era buena para detenerse.

Muchas veces seguían molestándose con el agua, aunque ya podría ser suficiente con lo mojados que estaban, y la ropa de Lanita no sólo tenía agua, si no manchas de barro que planeaban quedarse ahí para siempre. Sin embargo, Lana no tiraría la ropa. Sería un recuerdo hermoso de el lindo día que había pasado junto a Luzu.

Ya habían llegado a la casa de Lana, no sabían cómo despedirse... O quizás no querían.

Lana buscó en los bolsillos de su pantalón las llaves de su casa, pero no las encontró. Se las había olvidado a la mañana, antes de ir al colegio.

-Tocaré el timbre...- Avisó Lana, como señal de que quería que Luzu la espere hasta que ella pueda entrar a su casa. El mayor asintió a eso sonriendo, viendo como el suave y largo cabello de la rubia estaba mojado, mientras se volaba con la brisa que había pasado.

Lana tocó el timbre y con un gesto hizo a Luzu acercarse a donde ella estaba. El mayor subió los tres escalones que había en la entrada y ya se encontraba junto a la Rubia, esperando a que la puerta sea abierta.

El silencio no era incómodo, pero era raro. Todo el día hablando de tantas cosas y ahora no sabían de que hablar... ni como despedirse.

-Oh... Al fin que llegas...- Dijo el padre de Lana al abrir la puerta.- ¿Y esas pintas?- Habló nuevamente al ver a su hija y el muchacho todos mojados y manchados.

-Fuimos al parque y comenzó a llover... En un momento nos caímos y bueno...- Dijo Lana, mirando con complicidad a Luzu, quien le sonrío travieso.

-¿Que tal Luzu?- Habló el hombre estrechando su mano con el pelinegro, mientras se sonreían- La cena ya está lista ¿Quieres Quedarte?- Y aunque ninguno se esperaba esa invitación, tal vez sería la ocasión perfecta para seguir juntos.

El hombre miraba paciente a la respuesta de Luzu y Lana, lo miraba esperanzada de que dijera que si. Luzu había calado en ella hasta formar una gran parte de su corazón, quería que se quede.

-Sería un placer...-  Y padre e hija sonrieron.

(...)

Vamos Guillermo... ¿Por qué no me crees a mi y a él sí?- Habló Samuel casi gritando por el móvil, hablando con Guillermo quien estaba en la otra línea. Se había cansado de insistirle que le crea, pero Guillermo se negaba a eso.

-Porque él fue quien se vino a acurrucar conmigo en busca de ayuda, no tú...- Le respondió Guillermo, quien ya se había cansado de las insistencias de Samuel. Sólo tenía que disculparse y ya está, él lo perdonaría.

-¿Tengo que ser una mariquita para que me creas? Vale...- Samuel hizo sonidos raros de preparación los cuales hicieron reír a Guillermo. Si es que en el fondo, era imposible para él enojarse con el mayor, siempre lograba sacarles sonrisas que trataban a muerte de ser escondidas.- ¡Guille por favooorrr, ayuuudaaaa me amenaazaaann! - Samuel hizo voz aguda y muecas raras que, aunque Guillermo no podía ver, sabía que las hacía. El menor comenzó a reír fuerte porque aunque había sido una mala imitación de su novio, tenía que admitir que la voz había sido graciosa.

-Tú, y tu mala costumbre de hacerme sonreír cuando estoy tratando de enojarme...- Dijo Guillermo sin pensar, haciendo que el corazón de Samuel palpita más rápidamente.

-Te he hecho reír... Merezco que me creas..- Dijo Samuel sonriendo, orgulloso con su trabajo de ablandar el corazón enojado de Guillermo. Sabía que lo había conseguido, pues el otro había suspirado rendido.

-Por favor Samuel... Yo sé que él no amenaza porque sí..- Dijo Guillermo, volviendo a la tensa conversación de antes.

-Vale, no me creas, pero por lo menos no te enojes conmigo...- Habló Samuel nuevamente haciendo un puchero triste que le hacia cambiar la voz a una más decaída y aniñada. El menor volvió a reír, y nuevamente Samuel lo había podido ablandar.

-No me enojo, pero sólo porque me has echo reír...- Y es que Guillermo del otro lado de la línea estaba sonriendo como un tonto. Tenía que admitir que Samuel tenía fuertes dotes para hacerlo reír... Y bueno, le encantaba.

-Vale... gracias- Habló de nuevo Samuel, no muy convencido pues todavía Guillermo no le creía, pero no se había enojado eso era suficiente, ya lo otro lo podría probar de alguna manera.

-Me tengo que ir, adiós, buenas noches- Dijo Guillermo luego del silencio incómodo que se había firmado.

-Vale... nos vemos mañana, adiós- Y la llamada fue finalizada, dejando a dos muchachos sonrientes.

(...)

La cena estaba resultando tranquila. Los padres de Lana junto a su hermana, mantenían una charla sobre la casa y las cosas nuevas que deberían de comprar.

Luzu y Lana sólo se dedicaban a mirarse de forma picarona y a sonreír cuando el otro descubría su mirada.

-Y dinos Luzu... ¿Tienes algún plan para el futuro?- Preguntó el padre de Lana, quien había llamado la atención de todos en la mesa con esa pregunta.

-Claro... pretendo estudiar cinematografía. Me gusta mucho todo lo que tiene que ver con grabar, editar y esas cositas de los cines- Dijo Luzu con una sonrisa de entusiasmo a lo que el padre asintió satisfecho. Por lo menos el muchacho que quería a su hija no iba a ser tan vago como el anterior, el cual el padre odiaba.

Desde un principio Luzu se portó muy bien con su hija, y aunque casi ni lo conocía, podría asegurar que este chico le caía mejor que el anterior novio de Lana.

-¿Y tus padres de que trabajan?- Preguntó la madre de Lana, mientras servía la gaseosa en todos los vasos.

-Mi madre trabaja en un pequeño local de artesanales. Hace cosas muy bonitas- Dijo muy orgulloso de lo que su madre había logrado como persona.

-¿Y tu padre?- Preguntó de nuevo la mujer, notando que el semblante de su Luzu había cambiado completamente y con él, el ambiente igual.

-Si me disculpas, es un tema que no me gusta tratar.- Dijo Luzu cortando su carne en el plato. Tal vez los recuerdos que tenía de su padre no eran los mejores para contar.

-Oh si, lo siento por preguntar... que tonta soy- Dijo la mujer muy arrepentida de haber hecho esa pregunta, pues Luzu había decaído completamente y la mirada brillante ya no estaba en él.

Aquellos ojos brillosos que vio Lana en la tarde, no se encontraban ahora, pero seguían guardando secretos que con gusto estaba dispuesta a descubrir.

~•~•~•~•~•~•~

Jojojjojojo ¿Por qué todos tienen problemas con los padres? ¿Qué clase de trauma tengo yo?

Tranquilos, que mis padres son los mejores.

Quiero decirles que el primero de Diciembre voy a publicar una historia nueva. Ya está completa, porque son capítulos muy cortos, y va a durar todo diciembre. Un capítulo por día. Espero que también les guste, aunque no es tan elaborada como pienso que es esta. De igual forma me pareció buena idea y quise escribirla:D

*El momento SPAM ha terminado*

Espero que les haya gustado! Gracias por todo y nos leemos... otro día!

Luna❤ 

»El Salón de Detención»Youtubers»Wigetta«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora