~31. Miradas de Enamorado~

4K 543 109
                                    

El día había seguido en tensión. Las miradas asesinas que se dirigían Alex y Camilo no eran ni un poco normales, haciendo llamar la atención de Frank y Guillermo, quienes se miraban entre ellos como preguntándose que había sucedido.

Después de la llegada del baño, ninguno de los involucrados en la pelea había emitido palabra. Alex había llegado con una mueca de cabreo que, aunque hubiera intentado, no podía quitar de su rostro. Y Camilo, había entrado al Salón con una sonrisita pícara, llamando la atención de su novio.

Los cuatro estaban dentro de un campo de tensión que se podía sentir a kilómetros de distancia. Sus miradas demostraban confusión, enojo y socarronería, haciendo que el ambiente esté complicado. Samuel de vez en cuando los miraba a los cuatro para saber que pasaba con ellos, pero enseguida quitaba la mirada para volverla a la profesora que daba las clases, ya estaba harto de todos los problemas que tengan que ver con Camilo, sólo se enfocaría en hacer que Guillermo se de cuenta de la clase de persona que es.

Si Alex le contara todo lo que había pasado, de seguro un puñetazo sería lo mejor que se llevaría. Y no sólo eso, y Alex estaba seguro, iría a contárselo a Guillermo a la primera de enterarse, y eso era justo lo que el de baja estatura quería evitar.

Si Guillermo no pudo creer a Samuel que Camilo lo había amenazado, mucho menos creería que su "perfecto novio"–no tan perfecto– le estaba metiendo los cuernos con alguien más. Y mucho menos creería que sería tan descarado de hacerlo con Alex, uno de los nuevos amigos de Guillermo.

Es que es de tontos meterse con una de las personas que Guille recién conocía, y que estaban haciéndose amigos. Camilo había elegido muy mal a su presa y lo sabía, pero él tenía el secreto que Alex compartía con Frank y si el pequeño no actuaba antes que Camilo, esto podría terminar en una desenmascarada situación.

Aunque Alex y Frank no tienen nada que perder si dicen su relación. Y es que ni siquiera podria llamarse a eso 'relación'. Tenían sexo cuando apetecía y ya. Se celaban, porque después de todo era inevitable, pero ninguno de los dos invito al otro a una cita, ni preguntó si querían ser novios. Ninguno había dado el paso, por mucho que quisieran.

Por mucho que cada vez que hacían el amor, se miraban y se dedicaban mil y un te quiero.

Por otro lado estaba Samuel, quien había crecido dentro de una familia católica. Dentro de un mundo totalmente diferente al cual estaba viviendo. Se sentía raro el estar enamorado de Guillermo, por mucho que lo quisiera ocultar al resto, no podía ocultárselo a si mismo. Es como esa cosa que tenés en al cabeza,  quieres sacártelo de una vez, pero no sale. Piensas en millones de otras cosas, pero es como si eso estuviera en segundo plano esperando un descuido para aparecer. Para hacerse presente y que el miedo que Samuel tenía se haga más potente. Porque tenía miedo, joder... demasiado para su gusto. Es, aunque quizás no lo parezca, una persona con sentimientos muy retenidos. Había tenido todo un pasado difícil el cual mucho le costó superar, y ahora venía con estas locuras a volver a reencontrarse con aquel Samuel que en su momento olvidó. Se reencontraba con aquel Samuel que ocultaba tantas cosas, por miedo a que lo rechacen. A qué sus padres lo rechacen, a que el mundo lo rechace.

Tal vez sonaba estúpido, con lo avanzada que está la sociedad ahora, un hombre que gusta de otro hombre no se ve tan mal como hace 30 años. Pero de igual forma, da como un poco de miedo decirlo. Es que hay tanta gente retrógrada, que todavía se hacen marchas para que en los países sea legal el ser homosexual. Simplemente el serlo. No pedía que se pudieran casar, ni tener hijos, aunque debería, tan solo pedía que los respeten por lo que son: Personas; Personas que aman a otras personas; Personas que tienen gustos distintos al resto y ya.

Samuel no entendía como todavía había gente que pensara tan anticuadamente. Que "la Biblia dice que está mal", que "la homosexualidad es una enfermedad". Samuel se volvía loco cada vez que escuchaba eso y agradecía, infinitamente, que nunca lo haya escuchado de sus padres, porque ahí sí, aunque no se llevaran tan bien, moriría del miedo que le daría gustar de un chico. Gustar de Guillermo. Después de todo era un secreto. Un secreto muy notorio y mal guardado, pero que para él, era su secreto.

Y es que... ¿Cómo no enamorarse de ese chico? ¿Cómo hablar con él sin sentir la tentación de probar sus labios? Esos labios que los miras y te derrites de sólo ver la suavidad que emiten. El sólo ver ese rosado suave que tienen, lo hacía delirar millones de veces. ¿Y la forma en que sus mejillas ocultan sus ojos al sonreír? Ese simple gesto tan lindo de estirar sus comisuras, lo hacía morir de ganas de saborear una y otra, y otra, y otra, vez aquellos apetecibles labios. Samuel estaba enamorado de la forma en la que parece que se ahoga cuando se ríe. En la forma en la que sus ojitos brillan cuando muestra felicidad. La forma en la que sí o sí, tiene que mover las manos cuando habla, como explicando lo que dice. Todas sus manías que en pocos días fue capaz de conocer, todas y cada una de ellas.  Como cuando muerde el lápiz al no entender una actividad. O la extraña manía de en la "i", en su nombre, poner un círculo y no un punto. Un círculo grande o a veces pequeño, pero que siempre estaba ahí. En medio del "Guillermo".

Y ¡Dios! Estaba enamorado de cómo sus mejillas se sonrojan cuando se avergüenza, y como trata de ocultarlo poniendo sus manos encima de ellas, o simplemente bajando la mirada. Estaba enamorado de su llanto terriblemente destrozador. Cuando Guillermo lloraba, parecía que el mundo de Samuel se caería en mil pedazos.

Y si lo miraba podía perderse en él por varios minutos. Amaba cada movimiento que hacía, por más leve que sea.

Amaba mirarlo cuando él no se daba cuenta. Cuando el mundo al rededor parecía que no existía y sólo estuviese él, él y sus pensamientos, los cuales no se percataban de una mirada constante. Amaba mirarlo así, hundido en su mente. Porque podría preguntar una y millones de veces "¿En que piensas?" Pero siempre respondería en "Nada" aunque en realidad pensase en todo... Y lo amaba, porque mientras él pensaba en todo, Samuel pensaba en él.

Samuel estaba enamorado de un chico. Samuel estaba enamorado de Guillermo.

~•~•~•~•~•~

Vaya... ¿Ni hay diálogos? Pues no, este cap fue más bien para que vayan entendiendo como se sientes los personajes. Obvio no TODOS los personajes, pero sí los que en los últimos capítulos resaltan.

Espero que les haya gustado de todas formas, a mi me encantó. No Siempre hace falta diálogo para que una historia avance :B

Gracias por todo Bellas personas y gracias por el apoyo que le dieron a la nueva historia, me encanta que les guste.

Besitos y abracitos dulces con mucho lof, y nos leemos otro día<3

Luna❤

»El Salón de Detención»Youtubers»Wigetta«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora