Capítulo 5.

173 8 0
                                    


* * *

—¿Estás segura que no quieres venir con nosotros?

—Descuiden, ustedes se divertirán mucho sin mí. Eso sí Gema, cuida mucho a mi hermanito por favor— dijo Casilda.

—No te preocupes, lo mantendré a salvo de cualquier peligro— contesté guiñando un ojo.

—Disfruten mucho Montreal, ya vendrán ocasiones para ir todos.

—Cuídate mucho tú también— le abrazó Pablo.

— Te voy a extrañar mucho mi terri— dijo mi padre dándome un apretón.

—Serán solo unos días, después de los Goya, volveremos.

Tanto la familia de Pablo, como la mía habían ido a despedirnos al aeropuerto en Málaga, como si fuésemos a hacer un viaje muy largo. Claro, entendía a mi familia. Era la primera vez en mucho tiempo que me iba de Málaga con ganas de volver. ¿Pero Pablo? Prácticamente vivía en un avión.

—Oh, ya he diseñado un vestido muy bonito para que lo uses esa noche— chilló Treen abrazándome.

—Cálmate un poquito, aun no sé si iré—contesté echando sus ilusiones por tierra.

—¿Cómo que no iras? — me interrumpió Pablo.

—Oh, bueno. Es que es un momento que deberías compartir con las personas que han estado siempre a tu lado, no sé, ¿Esperanza, Casilda o Elena? — intenté explicar, pero ellas hicieron un ademan con las manos para que no me preocupara.

Supuse que no les gustaban las entregas de premios.

—Esperanza ira también, pero tú, tú no puedes faltar, a partir de ahora tu estarás en cada momento importante de mi vida—los ojos de Pablo se veían ansiosos. Probablemente si me negaba acompañarlo a la entrega de premios, perderíamos el vuelo porque no nos moveríamos de allí hasta que lograra convencerme.

—Por favor, di que sí...— lloriqueó Treen.

Busqué en los rostros de todos algún apoyo. Mi mamá, mi papá, Iñaki, Elena, Salvador, Casilda y Salva, pero todos parecían querer que acompañara a Pablo a los Goya.

—¿Supongo que no puedo negarme? — contesté embozando una sonrisa de indecisión mientras me encogía de hombros.

—¡Yupi! — chilló Treen, haciéndonos reír a todos.

Señores pasajeros con destino a Canadá, favor abordar por la puerta número dos.

Pablo me besó rápidamente con una sonrisita de niño y luego abrazó a su familia.

—Cuídate mucho mi niña— dijo mi mamá cuando me soltó.

—Tú también mamí— dije dándole dos besos.

—Se muy feliz— Iñaki me dio un apretón tan fuerte como cuando éramos críos y Treen también se unió.

—Y toma muchas fotos— dijo ella.

—Cuida mucho a Gema por favor Pablo— le pidió mi mamá cuando se despedían.

—No se preocupe Maruja, Gema es mi vida y jamás permitiré que nada malo le pase.

—Cuídense mucho, Os queremos— gritamos los dos al unísono cuando caminábamos hacia la puerta de embarque.

* * *

5666 Km de distancia. Aproximadamente, 7 horas y 5 minutos de vuelo. Tocamos suelo a las seis de la tarde.

En los inicios de mi carrera como fotógrafa, cuando viajaba de un país a otro, alguna vez traté de acostumbrarme al jet lag, pero era algo que siempre vi como un sacrificio. El cambio de horario, produce la sensación de que estás viviendo un día muy largo y el cansancio se vuelve insoportable.

Bésame o Mátame.Where stories live. Discover now