Capítulo 1.

472 15 1
                                    


Capítulo 1.

* * *

El chofer del taxi aparcó afuera de Shisha's Lounge. De camino llamé a Vania y a Sara, mis mejores amigas desde el primer año en la universidad. Las invité a que tomáramos algo, vivían juntas, muy cerca así que supuse que ya me estarían esperando.

Entré al local y vi como un montón de personas rodeaban a alguien, pero no pude distinguir quien era.

Las dos estaban sentadas en la barra, las saludé y me senté en medio colocando mi mochila en el piso.

— ¿Qué pasa allá? — pregunté señalando el grupo de chicas que parecían adorar a un dios.

—Pablo Alborán asediado por sus fanáticas—contestó Sara haciéndole una seña al barman sin darle mucha importancia.

— ¿Y qué hacemos? ¿Qué hacemos? — chilló Vania como entrando en una crisis.

— ¿Cómo que qué hacemos? Vinimos a tomar unos tragos, eso vamos a hacer— contesté de la misma manera que Sara.

— Pero yo quiero un autógrafo— dijo Vania haciendo un morrito.

La mire entornando los ojos. ¿Cómo podía ser su amiga? Por Dios, pasaba de loca, tenía 25 años y aún seguía siendo grupi. Sinceramente pensé en que hubiese sido mejor solo invitar a Sara.

— Pues ve, pero luego te vas a sentar por allá, al fondo, solita para que no crean que te conocemos— fingí estar molesta cruzándome de brazos.

— ¡Ay! ¡Por favor! — chilló haciendo cara del gato de Shrek y yo reí.

—Vale tonta, ve, pero date prisa que esta será la última noche del año que paso con ustedes.

No terminé de hablar cuando vi que Vania ya estaba a su lado.

Él tipo parecía agradable y hasta de lo más normal. Llevaba unos vaqueros oscuros, un jersey de lana negro y una gorra. Supuse que la usaba para pasar desapercibido, pero no funciono.

Me le quedé observando un rato mientras Sara se levantó a hablar por el móvil. De verdad era un tipo normal, que realmente cantaba excelente. Debía reconocer que tenía una presencia imponente y hasta me pareció guapo, pero nunca me levantaría a pedirle un autógrafo.

Notó que lo miraba y me sonrió, yo hice lo mismo y me giré para pedirme otra caña.

Vania regresó al rato con una sonrisita de niña que se había comido los chuches a escondidas.

—¡Es guapísimo! — exclamó casi sin aire. Pensé golpearla a ver si se le descongelaba la sonrisa —Y su olor Gem... es un dios.

— Oh, basta de tonterías— me reí.

Sara apareció finalizando la llamada y se sentó en el taburete.

—Vani, tenemos que volver al piso, parece que casi se incendia la finca y quieren que todos los vecinos estemos presentes— dijo con el rostro un poco preocupado.

— ¿Cómo? Aun no me puedo ir, aquí esta Pablo Alborán, no puedo irme, así como así— chilló agitando mucho las manos para hacer énfasis.

—Déjate de chorradas— dijo Sara muy severa con una mirada que casi daba miedo —nuestro piso es más importante.

—No... no... no, pero es Pablo— casi sollozaba, pero Sara la cogió por el brazo y por poco la saca a rastras del local.

—Nos vamos—sentenció ya cabreada.

Bésame o Mátame.Where stories live. Discover now