Capítulo 10

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-¿Por qué tu nombre está en los archivos privados de mi padre?- la miré con cara de no entender nada de lo que me estaba preguntando. No tenía ninguna razón por la cual estar en unos archivos privados.

-Dime por favor que no te arriesgaste por unos documentos inútiles- asintió. La había avisado, si por algún motivo cámaras de seguridad o algo la han captado, me quedo sin amiga y sin protetgat. Respiré hondo, al menos estaba aquí sana y salva-. Vale, dejemos a un lado lo de que te has metido en el despacho de tu padre, has averiguado la contraseña del ordenador, la de las carpetas y la de los documentos. ¿Estaba mi nombre ahí?

-¡No solo estaba tu nombre! Habían diez o quince nombres más. Cada documento pertenecía a una persona, cada uno con su nombre. Habían grabaciones muy extrañas en cada carpeta. Sobretodo en tu carpeta- me explicó dando un énfasis a "tu".

-¿Qué había en mi carpeta?- mi cuerpo se iba poniendo más tenso con cada palabra que pronunciaba.

-Muchas grabaciones, muchísimas. En una de ellas salías de pequeña acompañada de dos personas, creo que eran tu madre y tu padre- pasé por alto eso de "tu padre", ella no lo sabía.

-¿Qué hay de grave? ¿Por qué estamos solo unos pocos y no todo el mundo? - se encogió de hombros. Algo en sus ojos me decía que no era lo único que sabía y no me lo quería contar-. Has visto algo más- negó con la cabeza-. ¡Rita, es mi vida la que está en peligro!

-¿En peligro? ¿No has hecho nada malo, no?- negué con la cabeza, indecisa de mi respuesta. Si nacer era el problema de este gobierno, entonces me declaraba culpable-. Vi una grabación. Del exterior del edificio. Me vi. Y luego a ti- me quedé muda. Sé que se refería a la grabación que vio Aiden, en la que yo volaba para alcanzar mi habitación. Pero, ¿cómo tenían ellos esa grabación? Aiden me aseguró haberla borrado. No sabía qué responderle.

-Rita... yo...- negó con ojos llorosos.

-¿Por qué no me lo contaste?

-¿A qué te refieres?- me senté en su cama, pidiéndole permiso.

-Tienes poderes, pero eres un beskerm- me tensé. Nadie me había dicho esas palabras excepto Johan y mi madre.  Asentí, incapaz de hablar-. ¿Por qué no me lo has contado?

-No tenemos tanta confianza. Nadie aquí lo sabe excepto Johan y Aiden. Y entiéndeme... eres la hija del director, y tú sabes perfectamente qué les hacen a los beskerm con poderes- su mirada me comprendía. Lo notaba.

-Te entiendo. Solo tengo una duda más...

-Lo que quieras.

-¿Qué hacías en la habitación de Jasper? Esa noche, recuerdo que lo pillé engañándome con otra y que alguien me dijo que debía ir porque él me tenía una sorpresa preparada. Pero cada vez que intento recordar el rostro de esa persona mi cabeza empieza a volverse loca- me explicó mientras se masajeaba la sienes-. Es como si hubiesen creado un bloqueo en mi mente.

-Fui yo- no aguanté más la culpa. Rita elevó la mirada hacia mí y me miró con una especie de sentimiento entre odio y confusión.

-Ni siquiera yo soy capaz de hacer un bloqueo aún.

-Mi madre estuvo ayudándome a controlarlos muy bien desde pequeña. A todas horas del día. Mi padre en verdad no es mi padre, no sé si me entiendes. Mi padre biológico no sé quién es, solo sé de él que era un protetgat. Mi madre ha estado todo este tiempo defendiéndole, advirtiéndome de que era una persona importante  y que no podía hacerse cargo de mí- seguía asintiendo confundida con cada frase que decía.

-Entonces eras tú la chica que estaba con Jasper esa noche.

-Sí- suspiró-. Yo lo único que quería era hacerte ver que no merecía la pena estar con él. Jasper y yo habíamos sido algo raro durante unos meses antes de que empezaceis a salir y cuando me propuso acostarnos, estando contigo, me fue imposible contener las ganas de querer que te enterases de todo.

-¿No habría sido más facil contarme todo? ¿Sabes cuántas noches me he tirado en vela intentando recordarte? Creía que era culpa mía el no poder acordarme de  nada, Aurora. A lo mejor algo estaba mal con mi cerebro y yo no lo sabía. Pero al parecer no- se levantó de la cama. Estaba furiosa.

-¿Acaso me habrías creído si te lo hubiese contado?

-¡Tal vez sí, tal vez no! ¡El caso era intentarlo!- elevó el tono de voz. No podía culparla.

-No me grites. Entiendéme, no eras mi amiga, de hecho ni siquiera me caías bien. Ni siquiera sopesé la idea de contártelo porque no nos llevábamos y seguramente te habrías reído en mi cara. ¿Un protetgat queriendo acostarse con una beskerm? ¿Pero eso no es ilegal?- dije imitando su voz.

-¡Deja los prejuicios! Por supuesto que habría hecho algo al respecto. Pero tu plan... parece que lo habías planeado intentando hacerme daño.- ¿Qué?

-Si quisiese hacerte daño no te habría obligado a olvidar mi rostro. También me habría quedado en la habitación de Jasper. Lo único que me atraía de ir allí era que te dieses cuenta del idiota que tenías por novio. Mi intención jamás fue hacerte daño y que dudes de eso me parte el alma- negó con la cabeza.

-¡No te quedaste en la habitación de Jasper porque llamaron a la puerta!- solté una carcajada. Me parecía gracioso porque ya no tenía nada más que echarme en cara.

-Te salen celos por los poros- refunfuñó. Cogió su tarjeta de la mesilla y salió de la ahbitación dando pasos fuertes.

-¿A dónde vas?- le grité antes de que saliese por la puerta.

-A donde no te importa- y la puerta se cerró de un portazo. No me esperaba que reaccionara así pero en parte la entendía. ¿A dónde iría a estas horas de la noche? Aún estaba prohibido el salir de las habitaciones por la noche y aún eran las 4:32 a.m. Era la hiaj del director así que tampoco le podría pasar nada extremadamente malo si la pillaban. Rita debía estar muy cabreada si se había atrevido a romper las reglas.

Ahora que la soledad empezaba a abrumarme volví a acordarme de mis padres. Otra vez aquellas imágenes horribles empezaban a aparecer en mi mente sin cesar. Lágrimas empezaron a bajar por mis mejillas mientras me metían en mi cama. Iba a acabar sola y en el fondo sabía que me lo merecía más que nadie.

OblivionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora