Me desperté asustada como llevaba haciéndolo durante varias semanas. Eran las 8 de la mañana. Rita parecía dormir profundamente. Íbamos a llegar tarde si no me daba prisa en despertarla.
-¡Rita!- se quejó y abrió los ojos como si pesaran toneladas-. Vamos a llegar tarde si no te levantas en este mismo instante- pareció reaccionar al momento. En dos segundos ya estaba vestida. Bendita tecnología. No me dirigió la palabra hasta que salimos al pasillo y le pregunté sobre su primera hora.
-General- me contestó con voz cansada. Tenía unas ojeras increíbles y que no se hubiese molestado en esconderlas me decía que no tenía un buen día. La clase general trataba en ensayar todos los poderes, ninguno en concreto. Se dividen en grupos y un profesor los evalúa. Johan no iba a pasarlo bien. A mí me tocaba físico otra vez, lo que implicaba verle la cara a ese malnacido también conocido como Aiden.
-Acabamos de empezar el año y ya estoy deseando acabarlo- Rita no quería hablar conmigo y en parte lo entendía. Aunque por otra parte estaba empezando a molestarme. Tenía la culpa de haberlo de escondido, vale, pero fue porque lo encontré necesario. Entró en su clase sin siquiera despedirse de mí, rodé los ojos.
A lo lejos observé como mi querido mejor amigo corría hacia la clase. Noté el alivio que sintió al verme allí. Justo cuando iba a saludarlo me rodeó con sus brazos.
-Hey, ¿estás bien?- me revolví incómoda. Me había pillado demasiado desprevenida. Él pareció notarlo y se apartó.
-Qué pregunta más estúpida- sonreí con tristeza y volví a abrazarlo. Ambos lo necesitábamos. Estuvimos durante unos segundos así hasta que aquel sonido horrible nos avisó de las clases habían comenzado.
-Me tengo que ir- dije separándome de él. Me dio un beso en la mejilla y salí corriendo hacia el gimnasio otra vez. No llegué tarde. No todos los instructores estaban ahí cuando llegué, algunos no eran demasiado puntuales. Aiden clavó su mirada en mí en cuanto entré al gimnasio. Sé que deseaba hablar conmigo pero ni por un millón de myntis lo perdonaría. No después de haber matado a Harry y de haber hecho lo mismo indirectamente con mis padres. Respecto a lo de Harry deseaba con todas mis ganas convencerme de que no era su culpa. Solo trataba de sobrevivir, al igual que yo. Pero era Harry... y lo echaba de menos.
-Hola, abusona- reí ante el mote que se había dignado a ponerme Shane.
-Hoy tambien te daré una paliza si te parece bien.
-Siempre me parece bien- sabía perfectamente que ambos estábamos coqueteando. Me interesaba pero algo impedía que me gustase. Su mirada no me daba la confianza que necesitaba para que una persona me gustase realmente. A lo mejor en un futuro. Si seguíamos vivos.
-Me he enterado de lo de la gente del exterior...- negué con la cabeza, dejándole claro que era lo último de lo que me apetecía hablar ahora mismo-. Lo sé, lo sé, solo quería decirte que todo el mundo se está quejando para que el gobierno de explicaciones. Aún no han hablado, solo nos han boligado a mantener la calma- rodó los ojos-. Como si eso fuera posible.
-¿No tenías familia fuera?- le pregunté porque no parecía demasiado enfadarlo como para tenerla.
-Solo un hermano, pero no vive cerca de aquí. No han bombardeado todo el planeta Aurora- mantuve el silencio. Claro que no, solo habían bombardeado la ciudad donde vivían mis padres. Mientras seguíamos esperando al último instructor observé sus facciones. Al parecer le iba a salir un grano enorme en la frente.
-Si ese enorme grano sale tú y yo dejaremos de ser amigos- bromeé. Me miró confuso y yo le señalé la frente. Rápidamente saco un espejo que al parecer llevaba en el bolsillo y se observó. Sonrió orgulloso. Qué extraño.
-Los granos no tienen nada de malo. Y si quieres romper nuestra más que bella amistad, adelante- le golpeé, olvidándome completamente del tema del grano. Los instructores llegaron e inmediatamente comenzamos la clase. Esta vez los pasos que decidieron enseñarnos eran mucho más agresivos. Cada vez tenía más claro que nos estaban preparando para ser soldados o algo parecido. Conseguiría sacárselo a Aiden por las buenas o malas, él elegiría. Después de 2 horas de interminables ejercicios, nos dejaron vía libre para descansar. Shane se sentó a mi lado cuando me tumbé sobre una colchoneta, con la respiración acelerada.
-¿Soy yo o parece que nos están preparando para algo?
-No, no eres tú- contesté con dificultad y sentándome.
-Vamos, todos fuera del gimnasio- nos ordenó Aiden a todos los que estábamos sentados. Era imbécil hasta para dar órdenes-. Excepto tú Stark- refunfuñé, Shane me miró confundido y me hizo un gesto para que supiera que me estaría esperando a la salida. Me giré cabreada hacia Aiden por tener esa autoridad sobre mí. Y por no dejarme aprovechar mis minutos de descanso en paz. Las puertas del gimnasio de cerraron bruscamente. Me giré asustada, ¿por qué cerraba?
-Tranquila, solo quiero hablar contigo- lo fulminé con la mirada.
-Si lo que quiere es seguir rogándome que le perdone, olvídelo, jamás ocurrirá.
-No, nada de eso, ya estoy cansado de pedirle perdón a una niñata por cosas estúpidas- un dolor profundo envolvió mi corazón. ¿Ahora me llamaba niñata?
-Ábrame la puerta.
-¿Te recuerdo que ahora mismo YO soy la autoridad y soy YO el que da órdenes?- vale, estaba cabreado, se le notaba. Pero no tenía ningún motivo, aquí la que debía estar cabreada era yo.
-Su autoridad se tambalea cuando se trata de mí, ¿no es así?- sus facciones se endurecieron, cerró los ojos por un segundo y cuando los abrió me miró con superioridad e impaciencia.
-Está bien que sigas tratándome de usted. Debes seguir haciéndolo. Antes solo trataba de ser amable contigo. Pero no más. Ahora solo soy tu instructor y la autoridad.
-Lo que usted diga, ¿para eso me ha encerrado?
-No. Al parecer tu protetgat, Rita, tuvo la necesidad de venir a altas horas de la noche a mi habitación- abrí los ojos como platos, ¿qué Rita había hecho qué?-. Al parecer le dijiste que yo sabía de tu "secreto". Ella quería saber cómo es posible que tus poderes estén altamente avanzados respecto a los suyos, ¿cómo es posible que la hija de una beskerm y un protetgat tenga mucho más poder que la hija de dos protetgats puros? No tiene sentido, ¿cierto?
-Llevo muchos años intentando controlarlos, mi madre me enseñó- negó con la cabeza.
-Rita lleva haciendo uso de sus poderes desde que nació.
-No lo sé- de repente mi cuerpo estaba congelado, me abracé, intentando entrar en calor-. Solo sé lo que mi madre me ha dicho mucha veces, que mi padre era una persona importante y con muchos problemas.
-Algo tienes que saber, Stark- su tono emanaba de todo menos seguridad y tranquilidad.
-No sé nada, señor. Y si lo supiese, le aseguro que no le diría nada mientras estuviese viva. Porque no le importa- su mandíbula se tensó, noté cómo intentaba mantener la calma-. Por cierto, ¿está seguro de que eliminó AQUELLA grabación?- elevó una sola ceja y asintió.
-La eliminé de todos lados Stark. Ahora, solo dime una pista de por qué tienes más poder.
-Ya le he dicho que no sé nada- apreté los dientes, estaba comenzando a enfadarme.
-¡Aurora, dímelo de una vez, no quiero volver a pasarme una noche en vela, dándole vueltas a todo, pensando en por qué narices eres tan jodidamente diferente a los demás!- ¿me estaba gritando? Oh sí, me estaba gritando.
-¡Qué no vuelva a llamarme por mi nombre! ¡No nos conocemos, no me conoce, así que déjeme en paz de una puta vez!- de repente una gran corriente de electricidad me recorrió el brazo y un enorme rayo se disparó solo hacia una de las colchonetas, destrozándola. ¿Qué coño había sido eso? Jamás había disparado un rayo, ni había visto a nadie hacerlo.
-¿Qué poder es ese?- Aiden se acercó a mí y me acarició el brazo, observándolo-. ¿Estás bien?- me preguntó finalmente.
-Yo... debo irme- salí corriendo por las puertas, sin mirar atrás .

ESTÁS LEYENDO
Oblivion
РомантикаAurora vive en un mundo diferente, donde la sociedad se divide en el gobierno, los protetgats y los beskemers. Los protetgats son los protegidos, quienes poseen poderes y los beskemers los que protegen. Ella forma parte de este último grupo. Solo qu...