Capítulo 13: Azul Eléctrico

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Una semana más tarde, Sam y yo comenzamos a pensar en que quizás los siguientes años estaríamos solos, él y yo. Él tampoco hablaba con los chicos después del incidente en mi casa, estaba molesto, muy molesto. Yo entendía sus razones, pero no le pedí estar de mi lado, fue voluntario. ¿Era Sam mi único mejor amigo de verdad? Parecía serlo, era el único que no jugaba conmigo, el único que se preocupaba de mi bienestar antes de sus caprichos.

- ¿Iremos al baile? – preguntó mientras estábamos en la biblioteca un lunes. Levanté la vista y sonreí.

- Por supuesto – asentí. – ¿De qué color quieres que sea mi vestido?

- Eso debes escogerlo tú...

- Pero debemos combinar, debes llevar una corbata del mismo color.

- Está bien – sonrió. – ¿Azul?

- ¿Marino, eléctrico, cielo? – alcé una ceja.

- ¿Qué es eso?

- Los tipos de azul – arrugué las cejas. – Las variedades del color.

- Mmm, ¿Eléctrico? – hizo una mueca. – Aunque no estoy seguro de cuál es.

- Es el brillante – reí. – ¿Tienes una corbata azul brillante?

- Sí – asintió con la cabeza. – ¿Debo comprarte un ramillete?

- No –me encogí de hombros. – No es necesario... Solo quiero que estés ahí, que tengamos un buen rato, que nos olvidemos de todo esto que está pasando.

- Yo también, Audrey – tomó mi mano y me dio un pequeño apretón reconfortante. – Yo también quiero olvidar todo esto.

Más bien lo que quería olvidar eran las últimas semanas, porque no quería olvidar mi amistad con los chicos, que hasta ese año jamás había sufrido un quiebre de tamañas dimensiones.

Sam se quedó en la biblioteca, pero yo tomé mis cosas una hora después, puesto que le había prometido a mis padres que llegaría a preparar la cena aquella noche. Me despedí de él y salí de ahí. Era tarde y los pasillos estaban vacíos, las clases habían terminado hacía más de una hora y los pocos estudiantes que quedaban estaban en alguna práctica o en la biblioteca con Sam.

Caminé por el corredor que llevaba a la puerta principal, haciendo eco con cada uno de mis pasos. Me detuve de golpe cuando escuché a alguien correr tras de mí, supuse que era Sam, que quizás había olvidado algo en la biblioteca y él había ido a buscarme para devolvérmelo... pero no era Sam.

Me volteé sobre mis talones y vi a Anthony acercarse hasta quedar plantado a un metro de distancia. Lucía cansado, y un poco desarreglado. Hice una mueca y apreté mis libros contra mi cuerpo.

- Audrey...

- No – repuse. – No me hables.

Volví a voltearme. Era la primera vez que uno de los dos se acercaba a mí desde la pelea, y sinceramente creí que Dan iba a ser el primero en dar ese paso.

- Audrey, por favor...

Seguí caminando hasta que salí de la escuela, y él no se detuvo ahí. Me siguió hasta el aparcamiento.

- ¿Te llevo?

- No, iré en bici. Gracias.

- ¿Podemos hablar? – preguntó tocando mi hombro. Me hice a un lado enseguida, alejándome de él con recelo.

Rosas Para AudreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora