Capítulo II: Bienvenida a Ordon

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Narra Link:

Me encontraba con Rusl en la fuente de Farore. Estábamos hablando sobre las sensaciones que causaba la caída del sol, para luego cambiar de tema y pedirme que si podía ir en su lugar al Hyrule a entregar un regalo para la familia real.

Me dijo que debería ver el mundo que los dioses crearon con mis propios ojos y yo acepté gustoso, pero justo cuando íbamos de regreso a Ordon se escuchó que algo cayó en la fuente.

Al ver más cerca, miré que era una chica de cabello castaño largo y con extraña vestimenta. La cargué rápidamente y pude ver su rostro. Era linda y me resultaba familiar.

Sabía que no la he visto antes, pero me parecia que la conocía.

Dejé ese pensar de lado y fuimos rápido a mi casa, la cual era la más cercana para recostarla y cuidarala hasta que despertará.

—Bueno, Link, avísame cualquier cosa, ¿de acuerdo?

—De acuerdo, Rusl. Cuídate.

Rusl se despidió con la mano y salió de mi casa.

Regresé a ver a la chica quien seguía durmiendo.

No dejaba de sentir que ya la vi hace tiempo, pero cuando y donde, de donde venía y cómo llegó aquí.

Mis pensamientos dejaron de pasar por mi mente cuando vi que la chica empezaba a despertar.

Al abrir sus ojos, vi unos inmensos ojos castaños con un brillo único. No me di cuenta que estaba sonrojado y soló veía sus ojos, y vi que ella estaba igual que yo.

Narra María:

Desperté con un fuerte dolor de cabeza para contemplar unos bellos ojos azules y una bello rostro de ángel.

<<No lo podía creer. ¡Es él! ¡Es Link¡ ¡Mi héroe!>> –grité en mi mente.

Estaba sonrojada hasta no más poder al tenerlo cerca y vi que estaba también con las mejillas rojas.

—Um.... Lo siento... —dijo Link apenado –No quería hacerte sentir incómoda.

Mi corazón latía a mil al dulce escuchar de su voz. Al fin lo escuchaba hablar y frente a mí.

—No... No te preocupes. Sé que no fue con tu intención —le dije igual de apenada —¿Dónde estamos?

—Estamos en mi casa —me respondió sin dejar de verme —Caíste en el agua de la fuente de Farore y con Rusl te llevamos aquí.

—Oh bueno. Muchas gracias —le contesté con una sonrisa.

Él me regreso el gesto.

—Por cierto, ¿cómo te llamas?

—María. Mi nombre es María.

—María.... Es un lindo nombre. Yo soy Link.

Después de presentarnos, charlamos un poco sobre nosotros; pero tuve cuidado de no contarle de que soy de otro mundo por miedo a cómo reaccionaría. Sería una gran sorpresa para él y a la vez una gran confusión.

—¿Así que cantas? ¡Wow! Me gustaría escucharte un día. —me dijo Link con una dulce sonrisa, una sonrisa que me hacía sentir mariposas en el estómago.

—Pues si. Dicen que canto bien —le dije sonriendo —Mi sueño es cantar para muchas personas y ver que gocen y bailen de felicidad.

—Que lindo sueño –me dijo con ternura –Estoy seguro que se hará realidad.

El héroe elegido y la princesa de las hadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora