Lluvia de Muerte.

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Ésa noche no pudo dormir bien pensando si aquel acontecimiento había sido real o no, Justin estaba angustiado por lo que le había dicho el niño acerca de asesinar personas, su tía se asombró al verlo llegar con su ojo, él le contó lo que le había sucedido pero quedó como un mentiroso porque su tía no le creyó. La noche pasó tan lenta y parecía insufrible, pero se durmió finalmente para intentar olvidar lo sucedido.

Se levantó con nuevas esperanzas, pero al mirar al espejo, observó que su ojo estaba bien y que lo del día anterior, había sido real. Comenzó a caminar por las calles sin ningún destino, decidió sentarse en una banca de la plaza solo a pensar y reflexionar, cuando de pronto su vista se nubló y a lo lejos escuchaba una música muy terrorífica y campanas parecidas a las de una iglesia, entre la oscuridad y el estruendoso sonido de las campanas pudo observar a una niña que parecía enferma, pero estaba feliz, entonces esto desapareció y su visión volvió a la normalidad de nuevo.

Sentado en la banca intentando procesar lo acontecido, miraba a todos lados con miedo, pero luego de un largo rato pasó frente a él una niña muy parecida a la que había visto antes.

-¡Un momento niña! -le exclamó Justin.

la niña giró su rostro y efectivamente era ella, Justin quedó asombrado.

-Emm, ¿qué pasa? -preguntó la niña.

-No, no pasa nada -dijo Justin.

-Aah bueno, perdone pero voy rápido -respondió la dulce e inocente niña.

-¿Por qué? -preguntó Justin.

-Perdí a mi conejo, ¿no lo ha visto pasar? -dijo la niña.

-No, pero te puedo ayudar a buscarlo -dijo Justin.

Él estaba intrigado por saber que pasaría, ¿por qué había visto a esa niña antes de esa manera? su mente estaba revuelta.

-Claro, así lo encontraremos más rápido -dijo la niña.

Comenzaron a buscar a aquel conejo desaparecido por todo el pueblo, la niña tenía un gorro que tapaba su cabeza, se veía tan inocente.

-¿Por qué tienes ese gorro? -preguntó Justin.

La niña lo observó y se quitó el gorro, no tenía cabello pero tenía una gran cicatriz.

-Perdí mi cabello por las operaciones, toda mi vida he tenido este problema, bueno y mi hermana también -dijo la niña.

-¿Tienes hermana? -preguntó Justin.

-Sí, es mi gemela -dijo la niña.

-¿Y tu familia donde está? -preguntó Justin.

-Pues no lo sé, mi madre murió cuando dio a luz a mi hermana y a mí, pero a mi padre nunca lo conocí -dijo la niña.

Parecía que su vida era muy mala, una persona tan joven y tenía que pasar por todo eso, era muy fuerte en su corazón, casualmente en ese momento vieron al conejo pasando hacia un cementerio.

-¡Mira, es mi conejo! -dijo la niña.

Ése conejo era su compañero y amigo fiel. Entraron en el cementerio y la niña tomó su conejo, estaba tan feliz.

-Gracias, éste conejo es como mi familia, era de mi madre, mi hermana estará muy feliz -dijo la niña.

-De nada, pero ¿donde está tu hermana? -dijo Justin.

-En el hospital, estaba conmigo, pero como escapó ¨Milo¨ entonces tuve que salir a buscarlo, pero no te preocupes en unas semanas yo podré salir del hospital sana y salva -dijo la niña con tanto entusiasmo.

-Que lindo nombre le pusiste, Milo -dijo Justin.

Él había quedado sorprendido con la ternura de la niña, solo deseaba que pudiera salir de aquel hospital rápido, ella le recordaba mucho a su familia.

-Oye pero si estabas hospitalizada, ¿cómo es que tienes esa ropa? -le dijo Justin.

-Tuve que robarla, sé que estuvo mal pero si me veían con ropa de hospital, pensarían que estaba loca y me regresarían -dijo la niña.

-Tienes razón, tranquila no te preocupes, vamos debemos regresar antes de que se preocupen ti y salgan a buscarte -le dijo Justin.

Él se había encariñado mucho con esa niña desconocida, la veía como una hermana y compañera.

-Por cierto, ¿cómo te llamas? -dijo Justin.

-Ah si, me llamo Wendy -dijo la niña.

-Jaja, hasta tu nombre es lindo yo soy Justin -le dijo.

Cuando estaban por salir del cementerio, Justin sintió una presencia familiar y al voltear su rostro, estaba aquél niño, su cuerpo se paralizó por un momento mientras que el niño le hablaba y al parecer la niña no podía verlo ni oírlo.

-Otra vez nos encontramos, tengo noticias -dijo el niño.

Justin solo pensaba que algo malo estaba por suceder, ése niño no le daba mucha confianza.

-¿Recuerdas que te dije que debías asesinar personas? -dijo el niño.

Wendy vio que Justin se quedó paralizado, ella le hablaba pero él no le respondía, era como si estuviese dormido.

-Te daré el secreto para hacer ese mandado, abre el ojo que te obsequie y cierra el otro por exactos diez segundos, dependiendo de tu estado de ánimo entonces así será la muerte, si estas relajado la muerte no será tan mala, pero si estas enojado entonces será horrible -dijo el niño.

-¿Por qué me dices esto? -dijo Justin, mientras esto pasaba la niña solo podía ver a Justin hablando sólo y estaba muy asustada.

-Cada vez que tu vista se nuble y aparezca un sujeto, entonces ésa sera tu próxima víctima, creo que no tengo que decir más -dijo el niño.

No podía creerlo, la persona que había visto cuando su vista se nubló era Wendy, entonces tenía que asesinarla, pero como asesinas a una niña llena de esperanza, amor y con un futuro muy prometedor.

-¡Claro que no, no lo voy hacer! -gritó Justin.

Él comenzó a llorar y una fuerte lluvia empezó a descender, el cielo se oscureció con rapidez, ya el sol no se podía ver.

-Te recuerdo que si no lo haces entonces tu serás el muerto -dijo el niño.

-¿Qué está pasando? -preguntó Wendy.

Pero él no podía responderle, estaba entre la espada y la pared, entonces hizo lo que el niño le dijo, mientras lloraba cerró su ojo izquierdo y la miró fijamente con su ojo derecho, los diez segundos más largos de su vida. Ella lo miraba mientras él lloraba, tan inocente su mirada, abrazando a su pequeña mascota.

Cuando llegó el décimo segundo el niño comenzó a burlarse, Wendy cayó al suelo y comenzó a estremecerse como si la estuvieran estrangulando.

-¿Por qué? -gritaba.

De sus ojos lágrimas de sangre salían y luego de un momento, sus gritos dejaron de escucharse, Justin cayó al piso al igual que ella, pero a llorar desconsoladamente, no podía creer lo que había hecho, el pobre conejo solo se quedó en ese lugar mirando el cuerpo caído de Wendy.

-Ahora ya lo sabes, no creo que tenga que volverte a recordar lo que tendrás que hacer la próxima vez que tu vista se nuble -dijo el niño.

Pero había crecido un poco más, su cara se había desarrollado, era como sí hubiera aumentado su edad, fue algo muy curioso, Justin le gritó mientras lloraba pero ya era tarde, la niña había muerto y enseguida el niño desapareció de nuevo.

-No puedo repetir esto otra vez -dijo Justin entre un llanto inconsolable.

Salió del cementerio y se llevó al conejo y dejó el cuerpo de aquella niña atrás, su mente no lo dejaba tranquilo, cada segundo recordaba ese momento, pero pudo ver que había hecho el peor pacto de su vida, entonces la lluvia comenzó a caer más fuerte y así se fue a casa de su tía esperando que Dios perdonara eso que había ocurrido y también todo lo que aún le faltaba hacer.

Lágrimas InvisiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora