Ángel de Muerte.

12 3 0
                                    

Pensativo, intentando hacer algo para sacar a Gold de su vida, él quería comentarle a alguien acerca de su problema pero debía ser alguien que le pudiese creer, el sol comenzó a salir e intentó charlar con su tía nuevamente.

-¡Tía Laura, necesito hablarte! -dijo Justin con un grito.

-Está bien, pero que sea rápido -respondió.

-Soy un asesino, ¿recuerdas la niña de las noticias? yo la asesiné -dijo Justin.

-Ya basta con eso, tú no eres ningún asesino ¿por qué mejor no vas a conocer a tus vecinos?, ahí afuera está un chico que parece buena gente.

Su tía no le creía, aunque él se lo decía con seriedad ella no parecía importarle eso.

-¡Te digo que es verdad! -exclamó.

-Si claro, anda y sal yo iré al hospital.

-Espera, ¿quién es esa niña que visitas? -preguntó.

-Pues... es solo una amiga que hice en el hospital -respondió, pero se veía nerviosa, evitó a Justin luego de esa pregunta y se fue.

Él salió a la calle a conocer a ese chico, no parecía tan mala idea conocer a nuevas personas ya que las que conocía generalmente terminaban muertas.

-Hola, ¿puedo jugar contigo? -preguntó Justin, el chico estaba jugando con un balón de fútbol.

-Claro que sí, estoy siempre solo no me vendría mal un compañero, soy Alex ¿y tu?.

-Justin, que curioso por lo general yo pregunto eso primero y, ¿donde vives? -preguntó.

-Justo al lado de tu casa soy tu vecino, quería conocerte antes pero nunca estabas en tu casa.

-No es mi casa, es de mi tía.

-No te preocupes, ¿no te había pasado algo en el ojo? -preguntó.

-Si pues tuve un accidente y... -dijo Justin, dudando si contarle a su nuevo amigo acerca de su problema, pero necesitaba desahogarse y luego de una larga explicación le contó todo lo que le había sucedido y él parecía apoyarlo.

-No te preocupes, es difícil de creer pero estoy contigo, si necesitas algo sólo háblame -dijo Alex.

-Por fin alguien que me comprende, de hecho me quiero deshacer de Gold ¿me ayudarías? -preguntó Justin.

-Claro, pero por lo que me contaste él es como un Dios, ¿cómo lo haremos sin que se entere?.

-No lo sé, pero... -dijo Justin, por desgracia su visión se nubló otra vez, una anciana de ojos verdes fue lo único que pudo observar.

-¿Te acaba de pasar, viste a una víctima? -preguntó Alex.

-Sí, tranquilo no eres tú.

-¡Qué bien!, pero ¿quién es? -preguntó, de pronto un grito se escuchó. ¡Alex!

-¿Quien gritó? -preguntó Justin.

-Es mi abuela, está enferma pero aún puede gritar -dijo Alex con una sonrisa, él fue a donde su abuela pero Justin lo detuvo.

-Alex, ¿podrías traer a tu abuela? -preguntó.

-Claro, espera ya la traigo -dijo Alex, se metió corriendo a su casa a buscar a su abuela.

-¿Qué quieres abuela? -preguntó.

-Me siento mal, acabo de escuchar un grito horrible -dijo su abuela.

-Nadie gritó.

-Yo acabo de escuchar un grito no estoy loca -replicó su abuela.

-Tranquila esta bien, oye ahí fuera hay un chico que quiere conocerte.

-Iré pero, por favor quiero vivir -dijo su abuela, Alex nunca la había visto actuando de esa manera.

Al salir a la calle el presentimiento de Justin se hizo realidad, él miró a Alex con atención explicando que su abuela era la próxima.
     
-Entiendo, si así tiene que ser así será -dijo Alex, él pareció entender la situación.

-¿Qué quiere éste joven? -preguntó su abuela.

-Tranquila abuela, siéntate en esa banca, Justin es tu turno -dijo Alex entristecido.

Justin se acercó agachándose en frente de ella.

-Perdone señora, hizo bien en su vida y ahora será premiada -dijo Justin, Entonces comenzó a hacer el acto.

-No te preocupes, entiendo que hasta aquí llegó mi vida -dijo su abuela, una lágrima se deslizaba por su mejilla.

El décimo segundo llegó.

Ella sin hablar solo cerró sus ojos con lentitud mientras tomaba la mano de Justin, ya había muerto. Alex quedó sorprendido, empezó a llorar y Justin intentó consolarlo.

-Perdona te acabo de conocer y asesiné a tu abuela, deberías llamar a la policía -dijo Justin.

-Estoy bien, no puedo creer que sea verdad al principio dudé un poco -dijo Alex-. No llamaré a la policía, ella ya estaba enferma seguro iba a morir.

-Por eso fue que te conocí, como un puente para poder llegar a ella.

-No sé amigo, pero debes deshacerte de esa maldición o terminaras sólo.

De ahora en adelante ser amigo de Justin sería una responsabilidad y él se había convertido en amigo de un ángel de muerte.

Lágrimas InvisiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora