Yo confieso - Gay

Octavo asesinato.

Como deseara poder tener a Will dentro de esta celda, lo haría mío, no lo dejaría descansar, lo acariciaría, haríamos el amor, por que con él no era simple sexo, pero eso no va a suceder y al pensar en eso caen mis lágrimas en estas hojas. Ese mismo deseo lo tenía a la noche siguiente de haber asesinado a Adrián, puede tener sexo con mis víctimas pero con Will era algo diferente.
Así que después de bañarme me coloqué mi pijama después tomé una copa de vino del bar que estaba dentro de mi cuarto, para luego acostarme en mi inmensa cama que parecía más vacía sin Will y encendí la pantalla.

Para mi desgracia estaban las noticias y en el preciso momento estaban presentado el suceso de la muerte de Adrián, mientras que el oficial decía - el gobierno le declara la guerra a este eminente asesino serial, ya son 6 asesinatos de personas reconocidas y sabemos que es el mismo de todas las muertes, Ya que todas las víctimas cumplen que les cortan su dedo anular izquierdo, no alarmamos a la población ya que al parecer su objetivo son personas famosas.- en ese preciso momento se me vino a la mente "solo una empleada chismosa te faltó" pero luego me empecé a sentir mal, e inicié a llorar, ellos no me entienden, yo amo a Will Scott, a él le pertenece mi corazón, y si mato a alguien es por amor a él, Will debe regresar a mi, mis asesinatos son por amor, un amor puro.
Poco a poco me fui quedando dormido con lágrimas en los ojos y el tv encendido.

A la mañana siguiente cuando desperté, lo que quedaba de la copa de ayer había caído sobre mi, la puse en mi mesa de noche, luego apagué la tv y pude ver que el día estaba lluvioso.
De una vez me fui a bañar, quizá eso me ayudaría a sentirme mejor también, cuando salí me puse otra pijama.
Luego bajé y le dije a María, que era la única que podía ingresar a mi habitación, que cambiara las sábanas ya que se me cayó el vino, ella subió de inmediato, mientras yo me dirigí a desayunar. En ese preciso momento sonó el teléfono y me informaron que era Warner Marín, un amigo de la infancia, teníamos como un año de no vernos, que ahora era un cantante de soprano, su voz era única, muy gruesa, en fin era hermosa, así que le contesté y el me dijo -¡amigo Alberth! ¿Como ha estado mi amigo de años? - así que le respondí -muy bien mi gran amigo, solo un poco triste por que me divorcie y me hace mucha falta Will, y ¿vos como has estado?- el está vez un poco triste me dijo -¿pero qué sucedió? Ustedes de veían muy lindos y felices. A lo que me parece fue él quien lo terminó todo, no?- y entonces fue cuando inicié a contarle todo como sucedió y nuevamente mis lágrimas salieron, lo recuerdo como si hubiera sido hace unos minutos.
Warner me pidió que teníamos que hablar, y me dijo que aunque Will fuera muy guapo, yo no debía de sentirme mal, y con eso fue lo que me entró una rabia muy grande, dijo que Will era guapo, aunque él tenga esposa, quiere decir que podría andar con mi Will y eso no debía pasar, en mi cabeza llegó "encontré al próximo". Aún así no dejaba de sentirme mal, así que acepté ir a su casa hoy mismo.

Después de despedirnos me cambié y tomé mi auto para dirigirme a su casa, hoy realmente estaba lloviendo fuerte, no sabía por que había amanecido así.

Mientras iba de camino pensaba en Warner, era un hombre con un cuerpo a envidiar, su abdomen era muy bien marcado, con su pelo rizado, con unos ojos grandes y color miel.

Cuando llegué a su casa me abrió el portón y entre. Cuando estuve en su cochera él y su esposa me recibieron con un fuerte abrazo, Warner me dijo que le había contado a su esposa lo que pasaba y entre los dos empezaron a ayudarme a sentir mejor, además recordé a esas siete personas con las que había desahogado toda mi furia, y todas las que debían pagarlo también entonces y estaba en frente de uno más, eso hizo que en cuestión de minutos ya me sentía mejor y me motivaba el hecho de matar a alguien más.

El tiempo empeoraba y no teníamos idea, así que pusimos el tv y para nuestra sorpresa había una fuerte tormenta en nuestro país, que no se recomendaba salir de las casas, que la tormenta estaría tres días en el país, así que Warner y Marlen, su esposa, me dijeron que estaría ahí con ellos los días que fueran necesarios, aún así me negara no me dejaron entonces decidí llamar a los administradores de las farmacias, les pedí que las cerraran y que todos los empleados se dirigieran a sus casas, todos acataron la orden.