De nada me valió tanto esconderme si hoy estoy acá en la celda, al final siempre lo lograron, me parece inútil esconderse tanto, si no te atrapa la ley, te matan, y si no te mueres de hambre, es inútil, aunque solo te puede ayudar en una mínima parte, gracias a esa mínima parte fue que logré cometer mi décimo y último asesinato.
Que en realidad recuerdo como estando en el sótano de aquella abandonada casa, lo único que podía hacer era escuchar mi nombre en todas las emisoras de radio, y no diciendo cosas buenas, sino tratando de alarmar a la población sobre mi libre estadía.
-las autoridades dan a conocer el nombre del asesino serial, de las muertes de ocho famosos, su nombre es Alberth Partin, dueño de la cadena farmacéutica más grande.. - eso lo había escuchado ya tres días de estar ahí abajo. Tal vez ahora Will si llegaría a mi, ya soy alguien con fama, lo que tanto él quiso y no pude dárselo.
Algo en mi me decía que pronto me iban a capturar, y tenía que asesinar lo más rápido posible a mi siguiente víctima.
Solamente que no sabía como llegar a acercarme a alguien sin que supieran que soy el asesino, si en todo lado me imagino que estaba mi fotografía, así que tenía que ser de una manera muy sutil.No sé si aquí en la celda o en ese sótano pasaba el tiempo más lento, creo que ese miedo a algo es lo que te hace sentir que el mundo gire más lento, o quizá también la espera que es la peor de las torturas.
Cuando me atrevía a subir simplemente era para ir al baño de aquella abandonada casa para hacer mis necesidades, hasta una noche que me asomé por las quebradas ventanas de aquella casa, a ver si podría haber alguna patrulla.
Me coloco unos lentes negros que me llevé en la maleta, un abrigo negro también y mis amados guantes, para luego dirigirme al auto, salí con mucho cuidado para que no me vieran salir de ahí, en mi mente si sabía que hacer, así que simplemente iba concentrado en la carretera.
A donde llegué fue a un establecimiento de Wal-Mart, me aparque es un bosque que se encontraba a un costado y atrás del establecimiento, me acerqué a la malla que estaba en un costado del parqueo.
Se me ocurrió ir ahí debido a que si sabía que era un martes, Will y yo siempre íbamos de compras los martes, eran uno de los momentos que cualquiera podría creer comunes pero son los que más recuerdo, como me abrazaba y me besaba cuando llegábamos al auto con las compras, como me hacía sugerencias de alguna compra y como se enojaba si no le hacía caso y que simplemente se le iba el enojo con que lo abrazara por la espalda y lo llenara de besos, eran los mejores recuerdos. Intenté buscarlo entre la gente que llegaba y la gente que salía, sin embargo no tuve éxito.Pasó toda una semana más y volví a salir en dirección al supermercado, siento que esta vez si iba a tener éxito, pero hoy me fui más temprano, todo lo hice como antes, me fui a la misma hora, me acerqué al mismo lugar por donde aparcabamos antes, y no fue cuestión de veinte minutos cuando lo vi bajar de una Hilux por el lado del copiloto, se veía más flaco, y en su cara no había una sonría como siempre.
Para después ver al ser más mal nacido que odio con todo mi ser, Andy bajaba por el lado del conductor, este si traía una amplia sonrisa, ese maldito, lógico estaba contento de tener a mi Will.Duraron mucho menos tiempo del que tardabamos Will y yo, sin embargo fue el suficiente para hacer un hueco en la malla; agregaron las cosas al carro y de una vez Will entró al auto, definitivamente Will no era feliz a su lado, yo lo sentía, él es parte de mi.
Cuando se fueron los seguí, no era muy lejos cuando los vi entrar en un portón grande pude imaginar que ahí era la casa de Andy.Después de ahí me fui nuevamente al sótano de aquella casa, jamás creí que mis últimos días fueran así, después de ser uno de los más adinerados a vivir en un sótano, con el miedo de ser atrapado en cualquier momento, pero así tomé mi decisión, ese fue el camino que tomé.
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Yo confieso - Gay
Misteri / ThrillerTrata de un asesino serial que todo lo relata desde la cárcel, donde le fue cedido un lápiz y varias hojas, para que relate y confiese cada una de las muertes que se le atribuyen. "Asesinatos que ocurren por amor" así lo describe Alberth Partin, co...