Epílogo

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JAJAJAJAJA, ¿vieron sus caras? Es lo que pasa cuando no avisas que se acercaba el final xD Pero sí, lo fue. Sorpresivo, pero necesario. Creo que ya he terminado con la edición y publicación de esta historia, porque fue así la primera vez. Espero que no me maten.
P.D: Estoy de vacaciones en Villarica, Chile. Por lo que mi tiempo libre lo aproveche para escribir todo esto desde el celular.

Epílogo dedicado a: @UncleDai 
Hola bb;) Gracias por ayudarme con capítulo suculento en el bus y por tu apoyo (lleno de insultos bellos y preciosos)

 
Haru

No pude evitar esbozar una sonrisa al verlos de tal modo, tan despreocupados mientras toman una siesta en pleno sofá. Me crucé de brazos.

—Te dije que tenías que llevarlo a su cuna—le dije suavemente. Yuta abrió levemente sus ojos y acaricio la espalda del ser sobre su pecho.

—Lo intenté—contestó—, pero Kei se ponía a llorar cuando lo dejaba ahí.

—Si sigues así terminara siendo un niño consentido—dije, acercándome a ellos.

—Lo sé, pero sabes que soy débil con los bebés—dijo en un pequeño intento de defenderse.

Me incliné levemente hacia ellos y coloqué mis manos alrededor de Kei e intente alejarlo de Yuta. En cuando lo coloque sobre mi pecho él abrió sus ojos y me observó.

—Ups. Parece que se va a poner a llorar—dijo Yuta pasando una mano sobre su adolorido cuello.

Kei se giró y observó a Yuta, luego a mí y su labio inferior tembló.

—Ni creas que lo vas a hacer—le advertí. Su labio dejó de temblar y me observó frunciendo débilmente su entrecejo.

Yuta se rió.

—Algo me dice que cuando crezca te tendrá miedo—dijo.

—Prefiero que me tenga miedo a que sea un consentido—dije, observándolo entre cerrando mis ojos.

Yuta sonrió. Me atrajo rodeando sus manos en mi cadera y besó mi mano izquierda, sobre el anillo de matrimonio. Luego, se levanto y deposito un beso en la cabeza de Kei.

—Claro, como tu digas—contesto.

Fruncí mis labios y él los besó. En mitad del acto, sentí unas pequeñas manos en mi mejilla.

—Creo que a Kei no le gusta que nos besemos—dijo Yuta, divertido.

—Qué pena—conteste—. Aunque sea mi hijo eso no evitara que haga lo que quiera.

— ¿Cualquier cosa? —preguntó Yuta.

Me gire hacia él.

— ¿Qué tramas? —respondí. Yuta mordió su labio inferior y alzó seguidamente sus cejas—Oh, claramente eso no.

— ¿Sabes? Creo que ya es el turno de Miyuki en cuidar a Kei—dijo tomándolo entre sus brazos y encaminándose a la habitación de la castaña.

— ¿Qué? ¡Oye, Yuta! ¡Detente ahí! —Grité— ¡Yuta!

Volvió al pasar unos simples minutos. Nuevamente me crucé de brazos.

—Eres un completo hijo de puta—dije.

—Gracias—respondió, tomándome y colocándome sobre sus hombros.

— ¡Yuta, bájame ahora! —grité aferrándome a su brazo. Sentía que en cualquier momento me podría caer— ¡Yuta!

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