Todo empezó años atrás, yo había nacido en una familia que me quería, aún recuerdo estar en los cálidos brazos de mi madre mientras me daba un beso de buenas noches y me acunaba mientras me decía: "Laura, vas a ser la mujer mas fuerte, preciosa e inteligente del mundo, tu padre y yo te queremos más que a nada, y eso no va a cambiar nunca, recuérdalo siempre".
Todo era perfecto hasta que llegó el frío invierno del 95, entonces yo tenía 7 años. De ese día solo recuerdo gritos de dolor, dos hombres enmascarados y "La habitación".
Esa habitación que sería el pozo de mis lágrimas durante 15 largos años hasta que morí a manos del padre de mis hijas, quise escaparme y se enfadó tanto que me golpeó con una silla hasta la muerte, no debí hacerlo, me lo merecía.
No os podéis imaginar lo fría y solitaria que es la muerte, ver el tiempo pasar a tu alrededor sin poder hacer nada y estar atrapada entre las 4 paredes que me habían retenido durante toda mi vida...
Un día mi habitación se volvió oscura, y la casa quedó en completo silencio hasta que en Abril de 2016 oí voces dentro de la casa por primera vez, venían de fuera de mi habitación y se acercaban...
- "Pero no me dejéis la última tío..."
- "Venga va, entra"
- "Pablo, o alguien, que se ponga detrás de María"
Eran un grupo de personas... hacía mucho tiempo que no veía personas, y mucho menos hombres, al menos, distintos de los que me habían atado y torturado... Ellos solo secuestraban chicas.
Pablo... Sentía mucha curiosidad por ese nombre y el hombre que estaba detrás. Esas voces seguían avanzando hasta que finalmente abrieron la puerta de mi habitación y entraron.
- "Bonita silla, chicos" - dijo la chica en tono burlón.
Ese tono de voz provocó una ira incontrolable dentro de mi, intenté tocarla pero mi mano atravesó su cabeza sin más.
Acto seguido, se pusieron a mirar en mis cosas y encontraron mi cuaderno, uno de ellos leyó mi nombre, sentí algo extraño, como si mi alma se llenase de energía y pudiese volver a la vida, intenté gritar, pero al parecer todo seguía como antes, nadie me oía, nadie podía verme...
Ese chico, Pablo, cogió mi cuaderno, en ese momento sus manos me transmitieron algo como, esperanza, era la primera vez que sentía esperanza en mucho tiempo, pensé que tal vez él podría ayudarme a salir de esa cárcel, pero tenía poco tiempo porque iban a salir de la habitación.
- "Mira esta ahí el del cartelito" – Volvió a hablar esa chica, su voz me ponía nerviosa y eso me enfadó.
Me enfureció hasta tal punto que intenté tirarle la silla a la cabeza mientras traspasaba la puerta de la habitación, y para mi sorpresa, y la suya, esta se derrumbó golpeando el suelo fuertemente. Fue justo en ese instante cuando descubrí que mi alma tenia una conexión con el mundo de los vivos, y esa conexión era realmente fuerte.
Su grito me había asustado tanto que había atravesado la pared y me encontraba en la habitación contigua, donde había, una mujer y una niña pequeña que enseguida noté que desprendían una energía muy negativa. Era la primera vez que salía de mi habitación y acababa de descubrir que no había estado sola en la casa, más almas como yo habían quedado atrapadas y no parecían muy contentas de la visita que acabábamos de recibir.
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