Capítulo 3.

16 1 0
                                    

Sam levanta la mirada, el chico rubio está unos pocos metros de ella, tirando una gran bolsa negra a la basura.

-Hola. -saluda ella, desganada, con la mirada fija en la carretera.

Él camina hasta su lado, sonriendo en todo momento.

-Eres la hija de Joseph Glime, ¿verdad?

-Sí. -responde algo seca.

Se sienta también en la acera, a su lado.

-Parece que no os lleváis muy bien.

-Oh. ¿Tanto se nota?

-Un poco. Deberá de haber pasado algo muy grave para que estéis enfadados. No tienes pinta de ser una mala chica.

-Las apariencias engañan. -dice ella, levantando por fin la mirada.

Sus ojos son grandes y tienen un brillo especial que hace que Sam se pierda en ellos.

-Lo sé. -ríe él- ¿Tienes respuestas para todo?

-Puede. Soy algo cortante, ¿verdad? -responde con una sonrisa forzada y falsa.

-No puedo opinar, acabo de conocerte.

No deja de tener esa sonrisa en la cara. "¿Por qué no para de sonreír?", se pregunta Sam. La está poniendo nerviosa.

-Soy Jake Matthews. -dice dándole la mano.

-Samantha.

Opta por volver a bajar la mirada.

-¿Trabajas aquí?

-Algo así. El dueño es mi tío y vengo a veces para echarle una mano.

-Un chico responsable. No te pega.

Los dos ríen. La rodilla de él roza con la de ella. Sam se pone más nerviosa. "Pero, ¿qué me pasa? ¿Por qué me estoy poniendo nerviosa? Si él tampoco es para tanto. Relájate, respira hondo y concéntrate en otra cosa", se advierte a sí misma.

-¡Hey, Jake! -unos cinco chicos apalancados delante de la puerta del restaurante, le hacen señas al rubio para que vaya con ellos.

El chico, al verlos, se separa de Sam lo más rápido posible, se le nota nervioso y tartamudea un poco al dirigirse a ella.

-P-perdona, pero tengo que irme.

Samantha le mira, sonríe intentando parecer amable y aparentar que su gesto no le ha molestado.

-Claro, adiós.

-Ya nos veremos otro día. -se despide él mientras cruza la carretera.

Esos chicos deben de ser sus amigos, seguramente le da vergüenza que le vean hablando con ella y Sam lo ha notado, pero no le sorprende, él es guapo, muy guapo, a decir verdad, ¿qué podría ver en una chica como ella? Todos los hombres buscan a una chica guapa, alta, delgada, con una sonrisa preciosa y un pelo perfecto, en pocas palabras, una copia barata de una Barbie.

Unos minutos más tarde su padre y su hermano salen."¡Ya era hora!", piensa, "Ni que estuvieran comiendo un manjar". Los dos salen muy divertidos. ¿De qué habrán estado hablando?

-Levanta, cariño. Subamos al coche. -ordena el padre.

-¡Oh, Sam! Te has perdido los chistes del camarero. -suelta un pequeña carcajada Eric.

-¡Qué divertido! -dice con ironía.

 Joe suspira, la sigue con la mirada mientras sube al coche, sigue estando enfadada y no cree que pueda hacer mucho para cambiar su mal humor. Arranca y siguen calle arriba, hasta llegar a casa. 

Espérame bajo la lluvia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora