Capítulo 1. (Segunda parte)

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El movimiento del avión al hacer contacto con el suelo la despierta.  

-Menos mal que despiertas. ¿Has dormido bien? Porque por tus ronquidos diría que sí. -dice Eric con tal de hacerla rabiar un rato. Sabe que a su hermana no le gusta que le digan que ronca.

-¿Qué? ¡Yo no ronco! Ya deja de molestar, enano.

"Señores pasajeros bienvenidos al aeropuerto de Barcelona. Ya pueden desabrocharse los cinturones Que pasen un buen día". Dice la voz de una de las azafatas.

Los dos chicos se levantan y poniéndose en fila, se dirigen a salir del avión.

Ya es de día y como es normal en verano, el sol les pega fuerte en la cara. Samantha se siente bien, sobre todo está contenta por poder sentir el suelo debajo de sus pies. No aguantaba ni un minuto más dentro de ese lugar, necesitaba respirar aire puro.

 Coge a Eric de la mano y se van directamente a recoger las maletas.

Las de ellos son las últimas en salir. "Para no variar", piensa Sam. Siempre le ha quedado esta duda, ¿le pasará a ella sólo? ¿O no es más que una sensación que tiene todo el mundo?

Agarra las dos maletas como puede y le da a Eric la pequeña mochila que ha llevado consigo todo el tiempo y que casi ni pesa.

-Vayamos rápido, quiero irme de aquí lo antes posible.

Van directos a la salida y se quedan allí, buscando a su padre con la mirada. Pero al parecer no está ahí, no aparece por ninguna parte...  Se habrá olvidado de ir a recogerlos. A Samantha no le extraña, no es la primera vez que pasa.

-Me temo que vamos a tener que coger un taxi. -dice Sam un poco decepcionada.

-¡Espera! ¡Mira allí!

La chica busca con la mirada el lugar que su hermano señala con el dedo y lo ve, de pie junto a una pared, no ha cambiado mucho desde la última vez que se vieron, está más viejo, eso sí. Pero sigue teniendo esa expresión comprensiva y alegre, esa que tanto le gustaba, esa que veía al volver a casa del colegio y lo encontraba esperándola en el portal.

Les ha visto y se dirige hacia ellos a la misma vez que el pequeño sale corriendo en su busca. Cuando se tienen frente a frente, se funden en un abrazo que derrocha felicidad, inmensa felicidad por parte de los dos.

Su padre está contento y Sam lo nota, sabe que la razón son ellos, poder volverlos a ver y tenerlos cerca. Eric no es menos, no para de sonreír y no se suelta de su padre. En cambio, ella no comparte el mismo sentimiento y no se corta en demostrarlo.

-¡Hola, Samantha! -le saluda él con una sonrisa de oreja a oreja.

-Hola. -le responde ella, seca, ni una sonrisa, ni un mínimo rastro de felicidad por alguna parte.

-¡Vaya! Es increíble cómo habéis crecido. Tú estás muuuy alto, -dice alborotándole el pelo a Eric- y tú estás hecha toda una mujercita. -mira a su hija orgulloso.

-Bueno, es normal, después de cuatro años lo menos que podía hacer era crecer, ¿no crees?

-No le hables así a papá. -se queja el chico.

Sam le lanza una mirada amenazadora, ella puede hablarle a su padre como quiera, además se lo merece, por haberlos dejado.

-Vamos al coche, está aquí cerca.

Joseph ayuda a su hija con las maletas, quitándole la de más peso y se pone delante para dirigirles hasta el vehículo.

Tenía razón, no está lejos. Abre el maletero y ponen el equipaje dentro. Eric se siente detrás y Sam delante.

-¿Cuánto se tarda en llegar al pueblo? -pregunta la chica.

-Una hora y poco más.

-¡¿Una hora?!

-Sí. ¿Por qué?

-Por nada, déjalo.

-Es porque tiene hambre. No ha querido comer nada en el avión. -responde Eric por su hermana.

-Tendrías que haber comido algo. ¿Por qué no lo has hecho?

-Porque no he querido, ¿vale? -responde al padre- Y tú deja de meterte en lo que no te llaman.

-No le hables así a tu hermano, Sam.

Los tres se quedan un buen rato callados, hasta que Sam por fin rompe el silencio, que ya se estaba poniendo algo incómodo.

-¿Puedo poner la radio?

-Claro.

Le da al botón de encender y lo primero que se oye es "Baby you light up my world like nobody else"; Sam da un pequeño respingo y comienza a cantar, poniéndole mucha pasión, parecía que le había dado algo.

-¡Vaya! Parece que te gusta esta canción. -suelta una carcajada su padre.

-¿Bromeas? ¡Me encanta! ¿Es que acaso no sabes quiénes son?

-No. ¿Quiénes son?

-¡One Direction!

-¿Quién?

-Su grupo favorito. Vete acostumbrándote, porque te vas a cansar de escuchar cosas sobre ellos. -afirma Eric.

-Ya me lo imaginaba. -los tres ríen. -Sigo pensando que tienes una voz preciosa.

-Ya, claro. No seas pelota, papá.

-Bueno, piensa lo que quieras.

Otra vez silencio, pero esta vez no es incómodo, todo lo contrario, hay un ambiente relajado y tranquilo, algo que a Sam le gusta, mucho, por eso no puede evitar sonreír mientras mira por la ventana. 

Espérame bajo la lluvia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora