Capítulo 4.

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"Linda", es lo primero que piensa Sam al ver la casa de su padre. Algo pequeña, de dos plantas y de fachada blanca. Situada al final de la calle.

-¿Cuál es mi habitación? -pregunta Eric, nada más entrar.

-La primera que ves al subir las escaleras, a la derecha.

Oído esto el niño sube a toda prisa en busca de su nueva habitación.

-Ven conmigo, te enseñaré la tuya. -le dice Joe a Sam.

Los dos suben las escaleras, él con su maleta, que por cierto es la que más pesa, y ella detrás. Se paran frente a la puerta de la habitación que está al lado de la de Eric.

-¿Te gusta? -pregunta abriendo la puerta y haciéndose a un lado para que Sam pueda pasar.

"Es preciosa", piensa. Es más grande que la de su casa. Las paredes son de color azul claro, su color favorito. Está todo bien ordenado y puesto de tal manera que la habitación parece aún más grande. En un lado de la pared hay un pequeño espacio dedicado a un montón de fotos de los cuatro juntos, de cuando eran los dos bebés y de los padres de jóvenes.

-¿Qué te parece? Había pensado en decorarla yo, pero prefiero que lo hagas tú a tu forma, así te sentirás más cómodo en ella.

-Es muy bonita, gracias papá. -Sam se gira y le sonríe.

Es la primera vez que lo hace de verdad, con el corazón. Joe lo nota y esboza también una sonrisa.

-¡Jo! La tuya es más grande, no es justo. -se queja Eric, entrando en la habitación.

-Eso es porque soy la mayor. -dice alborotándole el pelo, porque sabe que no le gusta.

-¡Quita! No me hagas eso. -ordena él quitándole las manos de su apreciado pelo y volviéndolo a peinar.

-Bueno, te dejo aquí la maleta. -dice Joe- Y tú y yo nos vamos a deshacer la tuya ahora mismo.

Eric y su padre salen del cuarto y cierran la puerta tras ellos.

Sam recorre todo con la mirada. "Vaya, si hasta tengo un baño privado", se sorprende. Pone la maleta encima de la cama, la abre y comienza a sacar todo. Guardar la ropa y buscarle un buen sitio a lo demás, le llevará un largo tiempo. Pero tampoco tiene nada que hacer, así que, ¿qué mejor manera de pasar la tarde sin aburrirse que esa?

A las seis ya lo tiene todo listo. Le gusta como ha quedado la habitación, con los posters de sus ídolos pegados por toda la pared del escritorio, el cual está perfectamente ordenado. Podría decirse que es una maniática del orden, no soporta ver nada fuera de su sitio, la pone de los nervios.

Pero todavía hay algo que no la convence, sobre el cabecero de la cama falta algo, la pared está muy vacía. Piensa durante un segundo que puede poner ahí. "¡Ya lo tengo!".

Baja corriendo las escaleras y encuentra a su padre en la cocina.

-Papá, ¿puedo hacerte una pregunta?

-Por supuesto, cariño. Dime.

-Dijiste que podía decorar mi habitación como yo quisiese, así que, ¿puedo coger algo de pintura?

Joe la mira dudoso, no sabe si será buena idea, puede que lo manche todo y después le tocará a él ir a limpiarlo.

-Por fiiiiis. -suplica Sam poniendo cara de cachorrito.

-Está bien, puedes cogerla. Están en el jardín, pero sólo hay color azul y verde.

-¿Sólo azul y verde? Esos colores no me sirven. ¿Puedo ir a comprar un bote pequeño?

Espérame bajo la lluvia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora