Capitulo 5

3.7K 130 7
                                    

Gabriela

Caminamos sin dirección alguna dejándonos guiar por la conversación que surgía de forma espontánea entre nosotros.

- Entonces ningún novio celópata esta esperándote en casa -dice divertido.

- No -río- pienso que las relaciones son complicadas pero creo que él amor existe -digo sonriendo- claro está que no sé si estoy lista para ello, solo quiero ir despacio. Vine a estudiar no a enamorarme ¿sabes? -cuestionó algo seria.

- Lo imaginaba -dice mirando al frente- yo creo en él amor verdadero también -dice serio.

- No pareces del tipo que lo crea -digo en tono burlón.

- ¿Porqué lo dices? -pregunta serio.

- Oh vamos -digo riendo- te conocí cuando me pediste que apagara él radio solo porque te ibas a acostar con aquella chica -digo obvia.

Él me mira y suelta una carcajada.

Lo miro sorprendida y me pregunto de que se está riendo. Yo no he dicho nada gracioso.

- La cosa es -dice calmando su risa- en realidad estábamos ahí porque una amiga mía me pidió que la llevara a visitar a la chica que vivía allí -dice sonriente- pero ya sabes como son tomamos un poco y me votaron porque según no se permiten chicos en él lugar -suspira cansado.

Me reí tan fuerte que incluso la gente que estaba a distancia nos regresaba a ver.

- Vamos no te rías -comenta en tono molesto -es la verdad -dice obvio.

- Ya te creo -río algo mas calmada.

Caminamos unos momentos en silencio hasta que la duda que conservo me fuerza a despejarla.

- Pero, ¿porque insinuaste que ibas a pasar la noche en términos no amistosos? -pregunto confundida.

- No lo sé -responde negando- quizás solo te vi y me pareció que podía bromear un poco contigo, la verdad no pensé que fuera a verte otra vez -dice pensativo.

- No entiendo el hecho de que me fueras a pedir posada a mi, que no me conocías de la nada -inquiero seria.

- Eso -pausa- Tampoco lo sé -ríe ante sus respuestas.

- Nada sabes -ruedo los ojos.

- Quizás te vi y mi inconsciencia supo que eras la persona indicada -me mira a el rostro- No lo sé, llamemos lo instinto -dice relajado.

Me sonrojo ante sus palabras y desvío la mirada.

No es para tanto. Seguro lo dice porque me vi indefensa e incapaz de hacerle algo malo. ¿Cierto?

El suelta una risa y yo lo volteo  a ver con reproche.

- No es gracioso -digo enojada.

- Perdón -sonríe- es que me haces pensar en cosas románticas por alguna razón -comenta riendo.

Sonrío negando ya que me ha sacado de onda ese tipo de comentarios insinuantes.

- Debería ir a casa -comento observándolo a lo que el simplemente asiente.

Caminamos de vuelta al estacionamiento sin decir una palabra. Mantenemos una distancia prudente pero tampoco es algo incomodo solo estamos ahí relajados.

Llegamos a mi casa y le agradecí mientras me bajaba del auto y no dejaba oportunidad a que pronunciará una sola palabra. Literal, salí corriendo.

Cerré la puerta con algo de inquietud o emoción en el pecho.

Oh Dios! Fue la mejor cita del mundo. Una de las pocas citas que he tenido.

EN MIS BRAZOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora