Gabriela
Caminamos sin dirección alguna dejándonos guiar por la conversación que surgía de forma espontánea entre nosotros.
- Entonces ningún novio celópata esta esperándote en casa -dice divertido.
- No -río- pienso que las relaciones son complicadas pero creo que él amor existe -digo sonriendo- claro está que no sé si estoy lista para ello, solo quiero ir despacio. Vine a estudiar no a enamorarme ¿sabes? -cuestionó algo seria.
- Lo imaginaba -dice mirando al frente- yo creo en él amor verdadero también -dice serio.
- No pareces del tipo que lo crea -digo en tono burlón.
- ¿Porqué lo dices? -pregunta serio.
- Oh vamos -digo riendo- te conocí cuando me pediste que apagara él radio solo porque te ibas a acostar con aquella chica -digo obvia.
Él me mira y suelta una carcajada.
Lo miro sorprendida y me pregunto de que se está riendo. Yo no he dicho nada gracioso.
- La cosa es -dice calmando su risa- en realidad estábamos ahí porque una amiga mía me pidió que la llevara a visitar a la chica que vivía allí -dice sonriente- pero ya sabes como son tomamos un poco y me votaron porque según no se permiten chicos en él lugar -suspira cansado.
Me reí tan fuerte que incluso la gente que estaba a distancia nos regresaba a ver.
- Vamos no te rías -comenta en tono molesto -es la verdad -dice obvio.
- Ya te creo -río algo mas calmada.
Caminamos unos momentos en silencio hasta que la duda que conservo me fuerza a despejarla.
- Pero, ¿porque insinuaste que ibas a pasar la noche en términos no amistosos? -pregunto confundida.
- No lo sé -responde negando- quizás solo te vi y me pareció que podía bromear un poco contigo, la verdad no pensé que fuera a verte otra vez -dice pensativo.
- No entiendo el hecho de que me fueras a pedir posada a mi, que no me conocías de la nada -inquiero seria.
- Eso -pausa- Tampoco lo sé -ríe ante sus respuestas.
- Nada sabes -ruedo los ojos.
- Quizás te vi y mi inconsciencia supo que eras la persona indicada -me mira a el rostro- No lo sé, llamemos lo instinto -dice relajado.
Me sonrojo ante sus palabras y desvío la mirada.
No es para tanto. Seguro lo dice porque me vi indefensa e incapaz de hacerle algo malo. ¿Cierto?
El suelta una risa y yo lo volteo a ver con reproche.
- No es gracioso -digo enojada.
- Perdón -sonríe- es que me haces pensar en cosas románticas por alguna razón -comenta riendo.
Sonrío negando ya que me ha sacado de onda ese tipo de comentarios insinuantes.
- Debería ir a casa -comento observándolo a lo que el simplemente asiente.
Caminamos de vuelta al estacionamiento sin decir una palabra. Mantenemos una distancia prudente pero tampoco es algo incomodo solo estamos ahí relajados.
Llegamos a mi casa y le agradecí mientras me bajaba del auto y no dejaba oportunidad a que pronunciará una sola palabra. Literal, salí corriendo.
Cerré la puerta con algo de inquietud o emoción en el pecho.
Oh Dios! Fue la mejor cita del mundo. Una de las pocas citas que he tenido.
ESTÁS LEYENDO
EN MIS BRAZOS
Novela JuvenilUn nuevo comienzo es sinónimo de nuevas aventuras. ¿Qué pasa cuando mezclas drama adolescente con la vida? Experiencia... Solo experiencia. Porque como dijo Newton: "Toda acción tiene una reacción"