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Todo era tan perfecto, pero el todo no dura para siempre...

Ela abrió sus ojos y mis delfines alados perdieron sus alas, el Riachuelo siguió su curso y los pájaros y saltamontes continuaron con su concierto al aire libre; después de un momento tomo con delicadeza mis manos, que hasta entonces sostenían sus suaves mejillas color durazno y lentamente separó sus labios de los mios, su mirada se tornó triste otra vez y el dolor de su alma se condensó en sus ojos... comenzaron a brotar las primeras lágrimas, y sus sollozos no se hicieron esperar.
Mi corazón se fragmentaba  con cada lágrima que recorría los poros de sus mejillas y quise devolver el tiempo, pero mi razonamiento sabía que no era posible.

No sabía que hacer ni que decir para regresar la alegría a su vida.

AUN SIN TITULODonde viven las historias. Descúbrelo ahora