El silencio de la habitación se pude cortar con un alfiler; ninguno de los presentes sabe cómo reaccionar ante la proposición de la abuela.
Al menos así parece hasta que Laura es la primera en hablar.
"¡Qué!" Grita Laura en pánico.
Lilita gira los ojos a su nieta y la rubia no puede evitar pensar que ese gesto lo ha tomado prestado de la pelinegra que tiene tomada de la mano.
"Es muy simple, Laur. Nosotros somos tu familia y la de Carmilla; y ustedes han estado comprometidas por años. Yo estoy ya muy vieja para un viaje tan largo como sería ir a los Estados Unidos para asistir a su boda; y por como veo las cosas, quién sabe si siga viva para cuando se decidan a poner una fecha siquiera." Aclara la anciana.
"Pero abuela, una boda es demasiado trabajo. ¡No se puede planear un evento así de un día para otro!" Dice Laura soltándose de Carmilla y dando vueltas en la habitación.
"Estoy segura que entre William y yo podemos armar algo lindo. Además ya le he dado indicaciones ésta misma mañana para que vaya a comprar lo necesario para el banquete y el pastel; las invitaciones no serán necesarias. También he hablado esta misma mañana con el señor Colantoni, el sastre de tu padre, y me ha dicho que está dispuesto a poner a todo su taller a trabajar durante toda la noche para tener el traje de Carmilla listo para mañana."
"Abuela, no son sólo esos detalles; el más importante es que necesitamos que alguien oficie la boda y no creo que nadie vaya a aceptar hacerlo con tan poco tiempo." La rubia intenta por sobre todas las cosas no sonar tan preocupada como la agitación en su pecho le hace sentir.
"Estoy segura que si Sherman habla con el alcalde de la ciudad puede lograr que un juez venga a oficiar la ceremonia. No de en balde siempre lo apoyamos con el vino para sus fiestas." Responde Lilita como si el hecho no conllevara mayor problema.
Laura detiene sus pasos del otro lado de la habitación y mira directamente a Carmilla que no ha dicho ni una sola palabra.
No es que la idea de casarse con la pelinegra le cause repulsión; muy por el contrario, las sensaciones que causan en ella la sola concepción de llamar a Carmilla su esposa le sobre pasan los razonamientos del por qué esto debería sentirse como una mala decisión.
El conflicto interno entre su corazón y su mente no la dejan pensar de manera correcta, Laura quiere, desea, anhela una relación así con Carmilla, pero no debería ser bajo la premisa de las mentiras que han dicho a la abuela. No así.
Casarse es un paso demasiado importante para la rubia como para tomarlo a ligera, no importando si sea una falsa boda; una voz dentro de ella le dice que sería capaz de falsificar un matrimonio si no se tratara de Carmilla, la persona que estaría esperándola en el otro lado del altar.
Laura hace una seña con los ojos a la pelinegra que sigue ensimismada en sus pensamientos sin decir nada. Ni siquiera se ha movido un milímetro de su lugar.
"Lilita, por favor; no puedes poner esa presión en las chicas." Interrumpe Sherman Hollis y su hija suspira brindándole una mirada de agradecimiento por su intervención.
"Tonterías, Sherman. Ellas ya habían tomado la decisión, yo simplemente les estoy dando un pequeño empujón." Responde la anciana con un tono de fastidio en su voz.
"Pero Lilita..."
"Nada, nada. No veo cuál es el revuelo en que se casen mañana y por la noche Laura y Carmilla pueden regresar a sus vidas, como todos estos años, lejos de nosotros."
La abuela usa su mejor voz de nostalgia llena de tristeza; la misma voz que está segura que segura que ninguna de las dos mujeres será capaz de limpiar el sentimiento de culpa que les causa.
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Dreams Inc.
Fanfiction"¿Ellos logran su felicidad? Los 'soñadores'" "Algunos por siempre, otros por un tiempo. Lo importante es que por unas horas sus fantasías se han hecho realidad. Si no supieras de nuestra existencia, que es tan sólo una ilusión, un acto ¿No querrías...