Reflejo

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Sería más fácil creer que en el espacio hay más vida que dentro del auto del señor Hollis.

La mente de Carmilla sigue tratando de comprender qué es lo que recién pasó en aquella sala de la hacienda Hollis. Acaba de acceder a los deseos de la abuela, acaba de aceptar casarse con Laura; acaba de consentir presentarse mañana ante un juez y unir su vida a la de la rubia por una mentira.

Carmilla se siente enojada con Sherman Hollis por haberse atrevido a escribir una red de falsedades que no pudo después sostener. Es por eso que no se debería mentir en primer lugar; es por eso que ella no consiente que la felicidad de alguien pueda basarse en la falta de verdad.

La pelinegra está un tanto irritada con el señor Vordenberg por haberla encontrado, por haberse cruzado en su camino y haberla inmiscuido en todo este proyecto que nada tiene que ver con ella. Por haberle dado expectativas de que su vida después de llegar a aquella casa sería más fácil. Noticias de última hora, Vordie: No lo es.

Una mínima parte está molesta con la abuela. Carmilla sabe lo importante que es para la anciana ver 'resuelta' la vida de su nieta y es claro que estará dispuesta a ir hasta las últimas consecuencias para concluir lo que Laura se ha negado a hacer en cartas durante tanto tiempo.

Carmilla está mortificada consigo misma, por no tener la entereza suficiente, ni el corazón frío para haberse negado ante los deseos de Lilita. No es que la abuela se lo hubiera hecho fácil, al contrario, sospecha que cada una de las palabras que ha dicho para convencerla ha estado llena de toda la intención por romper su poca resistencia a casarse con Laura.

Laura...

Especialmente, la pelinegra está furiosa con la rubia; lo más extraño es que Carmilla no tiene la menor idea de por qué se siente tan enfurecida con la pequeña mujer; que pronto será su esposa.

Esposa, Carmilla está segura que el uso del término para referirse a Laura no debería de hacerla sentir una calidez recorrer su anatomía; pero lo hace. Casi al mismo nivel en que lo hace cada ocasión en la que la rubia le regala una pequeña pero honesta sonrisa. ¡Ugh!

Y quizás es por eso que la pelinegra está enojada con Laura, porque es enervante todo lo que le hace sentir; porque es irritante que el solo roce de la mano de la rubia entre la suya le brinde tanto confort; porque es insoportable que Carmilla no quiera hacer otra cosa que besarla todo el tiempo con el más mínimo pretexto que encuentra su mente; porque es exasperante la facilidad con la que Laura ha derrumbado cada una de las capas que la pelinegra ha puesto alrededor suyo desde hace años para no volver a salir lastimada. Lo más desesperante, es que Carmilla ya no siente miedo, no cuando tiene a la rubia a su lado.

El señor Hollis aclara su garganta para llamar su atención y la peligra lo mira por primera vez en todo el viaje.

"Así que... tendremos una boda mañana." Declara el hombre con curiosidad mirando de reojo a la silenciosa mujer sentada a su lado.

"Sherman, usted sabe que todo esto es por la abuela." Responde Carmilla intentando evitar notar la enorme sonrisa que su futuro suegro tiene en el rostro.

"Lo sé, lo sé; pero me preguntaba si en realidad es una idea tan loca que Laura y tú...."

"Señor Hollis, el cupcake y yo solamente estamos pretendiendo; usted nos ha contratado para ello. Esto es solamente un acto más."

El hombre asiente sin decir nada, no hay la menor duda de que las palabras que ha dicho la pelinegra han sido más un intento de convencerse a sí misma que a él.

Sherman aparca afuera de la sastrería, prefiere mantenerse al margen sin hacer mención de sus sospechas; quizás Carmilla en las últimas horas pueda ver lo que él ha podido observar en todos sus días juntos tan claramente. Lo mismo, que está seguro, Lilita ha notado entre la pareja.

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