Mentiras y verdades

295 30 9
                                    


"La abu-ela pare-cía fe-liz es-ta no-che ¿No lo cre-es?" Pregunta Laura mientras se está lavando los dientes en el lavabo del baño.

Carmila está sentada sobre el borde de la ventana mirando a la oscuridad de la noche cayendo sobre los viñedos. La pelinegra puede notar que la luna y las estrellas jamás han brillado de tal manera en la ciudad.

"¿Carmilla?" Laura vuelve a intentar llamar su atención cuando la pelinegra no contesta la primera vez.

"¿Uh?" Responde Carmilla volteando a ver a la rubia.

Laura escupe el resto de la espuma para poder hablar con una mejor claridad.

"La abuela, se le notaba muy feliz."

"Sí, realmente feliz." Dice Carmilla mirando a la pequeña mujer asomada por la puerta del baño.

Laura nota en la voz de la pelinegra un aire de tristeza; quizás incluso de profunda decepción. Su mirada se detiene en la de Carmilla que aunque está mirándola a los ojos directamente es como si se encontrara ausente, muy lejos de allí.

"Aún no puedo creer que hayas logrado engañar a la abuela con la canción."

"Es porque no lo estaba haciendo." Carmilla masculla las palabras desviando su mirada nuevamente.

"¿Hablas francés? ¡Cómo es que no sabía nada!" Pregunta la rubia emocionada después de enjuagar su boca finalmente.

"No lo hago. No sabía lo que hacía al inicio, pero después de escuchar parte de la melodía una imagen vino a mi mente. Mi madre en la cocina limpiando los platos, mientras mi padre le cantaba al oído esa misma canción como disculpa por haberse perdido la cena. Mi madre sin vacilar ni un segundo rompió el vinilo cuando descubrió que yo seguía escuchándola por las noches en mi cuarto después de la muerte de mi padre."

La pelinegra traga el amargo sabor que el recuerdo le provoca.

Laura no quiere hacer otra cosa que acercarse a abrazarla para reconfortarla; pero no sabe si Carmilla podrá aceptar el gesto de buena manera, así que prefiere evitar hacer algo que le moleste y camina lentamente hasta la orilla de la cama para sentarse en ella sin dejar de mirar a la nostálgica pelinegra en la ventana.

Después de unos minutos de silencio es Carmilla la que lo rompe nuevamente.

"¿Cómo puedes hacerlo?"

"¿A qué te refieres?" Pregunta la rubia intrigada.

"Mentir. ¿Cómo puedes aguantar la presión de todo este acto?. Hay veces que no puedo ver a la abuela, ni a Sherman, a los ojos; por más que él sepa la verdad, hay veces que siento que se niega a verla y duele decir cosas que jamás pasaron, ni pasarán." Dice la pelinegra regresando su mirada a Laura que juega con el dobladillo de la almohada que ha puesto en su regazo.

"¿Cuántas veces debo decirte que no lo vemos como una mentira? No se siente así cuando sabes que estás haciendo algo bueno por alguien más." Responde la rubia encogiendo los hombros.

Laura elude decir que tampoco se siente mentira cuando la pelinegra le toma de la mano, le regala una de esas sinceras sonrisas que sólo tiene para ella o cuando sus labios se unen, por más sutil que sea el roce entre ellos.

"Sigo pensando que no importa cuál sea el objetivo; una mentira es una mentira." Carmilla dobla las rodillas para abrazar sus piernas.

La rubia la mira lánguidamente; la pelinegra se ve como una inofensiva niña, esa niña que quedó devastada tras perder a su padre a temprana edad. Laura jamás había visto a Carmilla tan vulnerable, le hace recordar la primera noche que la pelinegra pasó en la casa del escuadrón, aceptando que no tenía más objetos que los que cabían en su desgastada mochila; y aún en esa ocasión la mujer mostraba alrededor suyo una muralla imbatible por demostrar su verdadera inseguridad.

Dreams Inc.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora