Capitulo 5: El asesino

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CAP 5: El asesino

15 años.

Piero estaba sentado en el sofá con un cuaderno y dos libros a su lado. En el otro sillón se encontraba Gianluca, recitando los deberes que tenían para esa tarde. La mesa de centro estaba cubierta de comida chatarra que seguro a mí no me dejarían comer nunca, o al menos no frente a mi madre, que hace unos meses se le pegó la idea de llevar una vida saludable y natural.

Piero sonrió y golpeó con su lápiz a Gianluca.

De acuerdo, lo estaba espiando. Pero no fue mi culpa que después de besarnos hace mas de un año él no haya hablado del tema. Volvíamos a la relación de antes, esa de los buenos días y aquí no ha sucedido nada. Ya ni siquiera sabía si tenía celos, había fingido estar interesada en otros chicos, pero Piero me ignoraba y seguía con su vida.

Incluso, tuvo una novia.

Me costó mucho admitirlo, pero al final tuve que hacerlo.

La verdad estaba frente a mis ojos y yo me vendaba para quedar ciega, me gustaba Piero y no podía evitarlo.

Aún lo odiaba, a final de cuentas era un intruso en mi casa aunque lo conozca de niño, pero por otro lado era inevitable no sentir ese hormigueo en la piel cada vez que él sonreía o cuando su mirada se iluminaba y demostraba lo feliz que era.

No era bueno para mi salud mental, me desvelaba pensando en por qué ya no me hablaba. Tampoco lo era para mi sistema nervioso y respiratorio, mi corazón se aceleraba de una manera increíble cuando estaba cerca de él y me faltaba el aire cuando él me decía todas las mañanas "Buenos Días".

Algo andaba mal conmigo.

Hace unos años me habría tirado del segundo piso hasta que mi cabeza sangrara y recobraba la razón, sin embargo, ahora no me importaba demasiado.

Estúpido amor que no controlaba a las personas, ¿hacer que me enamorara de Piero?

Estúpido, estúpido, estúpido.

Y Piero volvió a sonreír y dejé de pensar por unos cuantos minutos.

- ¿Espiando a tu amor? - salté del susto al oír la voz de Lucas en mi oído. Como estaba en las escaleras, rodé hasta llegar abajo y chocar con un ruido seco contra el suelo.

- ¿Qué fue eso? - escuché que preguntó Piero.

No alcancé a levantarme antes de que Gianluca y Piero llegaran hasta donde ya había caído. Tirada en el suelo, con el cabello sobre el rostro y con Lucas diez escalones más arriba riéndose, no era un buen momento para que Piero me viera. Sin mencionar que él ya sabía como lucía cada mañana, esto era peor.

Gianluca me ayudó a pararme, Piero se quedó mirándonos y no movió ni un dedo. A veces su actitud me molestaba. No tenía ninguna enfermedad contagiosa ni tampoco lo iba a morder si me tocaba.

- Gracias, Gian - le dije cuando me quitó el cabello del rostro.

- De nada. Aunque me gustaría saber cómo fue que te caíste.

- Porque es torpe, se tropieza con sus propios pies - dijo Piero.

Eso dolió.

Fue un comentario frío y tosco.

Ni una mirada, ni una emoción.

Agarró a Gian del brazo y se lo llevó de regreso al sofá para continuar haciendo los deberes.

- Amargado - dije en voz alta para que él lo alcanzara a escuchar.

- Reprobada - golpe bajo por parte de Barone.

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