Capítulo 26: La normalidad no es para nuestra familia
Parte II
26 años
—¡Papá! —gritó Leo. Movió los brazos con enegría y botó un vaso con bebida, derramando todo sobre el mantel nuevo.
—Leo, mira lo que hiciste —le regañó Eliza. Era divertido ver cómo Ignazio se comportaba como un niño al lado de su hijo, haciendo enojar a Eli. Piero rió conmigo, ocultando su sonrisa detrás de mi cabello, mientras sostenía a Laura.
—Piero, detente o botarás a la niña —murmuré, sin mucho convencimiento.
—No le pasará nada.
Y eso era verdad ,Laura era la devoción de Piero, lo daba todo por ella. Y como hoy era su cumpleaños, no la soltaba ni siquiera para ir al baño, quería pasar cada minuto del día a su lado, a pesar de que Laura llorara porque quería caminar y jugar con Leo.
Era extraño estar todos juntos. Al final, Dani seguía con Mike, Eliza casada con Ignazio ante un impulso, Jane era muy amiga de Matt aunque todo el mundo sabía que había algo más, y Jesy, mi querida prima, al final había logrado vencer la timidez y se quedó con Gianluca. Era estupendo saber que mis mejores amigos estaban juntos, todos, y que ahora nos visitaran junto a mis padres y Carol en el cumpleaños de Laura.
—¡Papá! —volvió a gritar Leo y esta vez lanzó un pedazo de pastel contra el rostro de Ignazio. Piero estalló en carcajadas, agradeciendo que Laura fuera tan calmada y no una revoltosa como Leo.
—¡Leo Boschetto! —excalmó Ignazio. Su grito despertó a Laura, que se había quedado dormida hace poco, y se puso a llorar con ganas. Y Leo la siguió.
—¿Ya ves lo que haces, Ignazio? —le regañó Matt—. Eres un desconsiderado, haces llorar a tu hijo y a tu sobrina, que mal tío eres.
—No seas tan cruel, Matt—replicó Ignazio.
—Pásamela —le dije a Piero en medio de la pelea. Al principio no quiso, pero terminó por entregármela al ver que Laura no dejaba de llorar.
Laura se quedó tranquila de inmediato y comenzó a jugar con mi cabello, como siempre hacia cuando la sostenía yo. Acarició mi rostro con sus manos y la besé en la mejilla. Era sorprendente cómo cada vez sus ojos se parecían más a los de Piero, y su cabello castaño y liso también. Eran demasiadas coincidencias, e incluso llegué a preguntarle a Piero si no me había engañado con alguien, porque Laura era su vivo reflejo. Pero siempre él me respondía que jamás se atrevería a mirar a otra mujer cuando estuvo más de la mitad de su vida enamorado de mí. Podrían pasar los años, pero ese lado cursi y romántico de Piero, me temía, que no se iría jamás. Aunque en parte me alegraba, eso significaba una discusión diaria, y una reconciliación también.
Pero sin duda, lo que más me gustaba, era cuando al final él me decía que no tenía ojos para nadie más porque me amaba demasiado, y también a Laura, y no se atrevería a destruir la felicidad que tanto le costó construir.
Era un romántico sin causa ni solución.
—¡Las velas! —gritó de pronto Lucie. Ver a mi hermana pequeña, ya adolescente casi adulta, era divertido, porque aún no podía quitarme de la cabeza esa vez que nos ayudó a mí y a Lucas a saber si Piero estaba celoso. Extrañaba esos años, pero también estaba emocionada por los que vendrían.
Si me ponía a recordar, habíamos cometido demasiadas locuras cuando jóvenes, más jóvenes que ahora. Era una exagerada e histérica, me arrepiento de haberme comportado tan fría el cumpleaños de Piero y mostrarme indiferente ante su declaración, me arrepentía demasiado, por eso, trataba de hacer lo mejor para él siempre. Porque le amaba y nunca me había sentido tan segura de algo.
Colocaron las velas en la torta y cántamos el cumpleaños feliz, Laura no parecía emocionada, seguía algo asustada por todas las personas a su alrededor, estaba acostumbrada a mi presencia la mayor parte del día, a Piero por las tardes cuando llegaba del trabajo y de Nana y Asesino, nuestras mascotas.
Piero y Leo soplaron las velas por Laura, e Ignazio estampó el rostro de Piero en el pastel. Eliza estaba al borde del colapso y Mike y Matt no hacían más que reírse, mientras Gianluca intentaba limpiar a Piero.
Dejé a Laura con Leo para que jugara, se llevaban bastante bien y eso no le agradaba para nada a Piero, consideraba a Leo como una amenaza. Decía que le quitaba tiempo de su hija. Un padre celoso y esposo también.
Miré a todos mientras comían pastel, y de repente, Piero me atrapó en sus brazos y me apartó hasta nuestra habitación.
—¿Qué sucede, Piero? —inquirí, sentándome en la cama.
—Sabes, no lo hacemos tan mal como padres, ¿no lo crees?
—Pff... tú eres un súper papá, así que supongo que no —sonrió de medio lado y se arrodillo frente a mí. Me besó en los labios, con dulzura y me recordó esa vez en que me besó el día que comenzó todo esta locura. La diferencia, es que la primera vez me obligué a reprimirme por la rabia que sentía, pero ahora, dejé que mis labios respondieran por mí y se fundieran con el aliento de Piero.
—Estaba pensando... que Lau se podría sentir algo sola... —murmuró contra mi oído cuando nos dejamos de besar.
Lo miré por unos segundos y sonreí como tantas otra veces.
Sabía de lo que estaba hablando.
—Bien, pero que esta vez no se parezca a ti, o de verdad comenzaré a sospechar —el rió por lo bajo y me volvió a besar, esta vez, como si el mundo se fuera a acabar.
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Marry Me
FanfictionMerry me Sinopsis: La familia James es adinerada, viven con lujos y no carecen de nada. Su segunda hija, ___, se siente menospresiada a pesar de todo aquello. Su hermana mayor es lista, y la menor es sociable y cariñosa con todo el mundo. Mientras q...