Flores silvestres

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Prado.

Vida.

Flores.

Recuerdos.

No quiero que se marchiten, que se sequen como el sol seca la piel arrugada de mi propia madre.

Su fragancia me recuerda a una época en la que logré ser feliz, un tiempo en el que no habían límites, no existían los problemas.

El aroma de las flores se funde con mi alma.

Y duermo.

Descanso después de tanto tiempo.

La suavidad de sus pétalos es igual a la de mis manos. Manos que ya no acarician nada, manos que solo alcanzan el vacío.

Me siento sola y susurro, ya incapaz de gritar.

"Tranquilo, papá, ya no hay dolor..."

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora