~Narra Noé~
Días como estos dónde la presión puede más contigo mismo y hace querer que salgas corriendo, como si el camino fuera infinito, provoca que simplemente quiera desaparecer. Otro día nuevo dando la cara a gente que ni siquiera me importa en lo absoluto, mientras ellos adoran a mi familia. Es curioso, demasiado diría yo.
Mi familia y yo hemos vivido del lado Menschs desde que todo esto comenzo, la rebelión de mi padre con sus anteriores compañeros de batalla –ya muertos hoy en dia– dio frutos y comenzaron a pelear para su causa, matar sino esta de tu lado, que por azares del destino ahora era la mía también.
Iba de camino al cuarto de armas por más balas, ya que saldríamos por provisiones al otro lado de la ciudad en una bodega abandonada, según los exploradores queda más de la mitad de los recursos en buen estado.
Esta salida tenía que ser perfecta.
—¡Mira! —exclamo Ziomaré—, acabo de inventar algo, es increíble, te va...
—No me interesa —lo interrumpí—. No tengo tiempo para tus tonterías ahora, Ziomaré —seguí mi camino. Y él me siguió.
—¿Qué haces? —pregunto.
—No te importa —agarre tres cajas de balas.
—¿Sucede algo que no sepa? —dijo curioso.
Salí del lugar y vi como estaban preparando los autos para la salida y de reojo vi a Ziomaré intentando alcanzarme.
Cuando entré estaba explicando el plan que debíamos de hacer, esta salida no solo era para llenar nuestro campamento de provisiones, los de clase baja iban a salir ya que papá dice que todos deben de buscarlas desde que estás en lo más bajo para llegar a ser como él. Yo solo iría para que él confiara más en mí y Ziomaré porque se aburria demasiado en el campamento.
Él estaba tan concentrado que no lo quería interrumpir y si lo hacía, un enojo de por vida tenía que aguantar de su parte.
—Bien, ¿todos saben que hacer? —dijo serio. Contestaron con un "sí" como si estuvieran en algún entrenamiento militar.
Todos salimos de la sala de reuniones directo a la salida del campamento para iniciar con las indicaciones de mi padre, yo iba adelante con Ziomaré en una camioneta dirigiendo a todos.
—No quiero errores, Noé —escuche a mi padre decir, para luego poner en marcha el auto.
Divididos en dos grupos a una distancia razonable comenzamos andar por la ciudad siguiendo las indicaciones que padre y yo habíamos planeado desde hace dos días.
Cuando salimos la naturaleza mostro lo que hace cuando nosotros no la destruimos, se iba apoderando de cada rincón que le quedaba a la ciudad, pronto esto dejará de ser cuidad y pasará a ser solamente un bosque obscuro y sin vida.
—Me emociona salir del campamento de vez en cuando —murmura Ziomaré mirando por la ventana—, aparte de que casi no tenemos momentos de hermanos.
—Zio, te la pasas curioseando por todo el campamento —rodee mis ojos y lo mire. Se veía más delgado con esa ropa pegada y sin color llamativo como estaba acostumbrado a vestir.
—Me aburro.
—Ah, no lo había notado —hice una mueca. Me miró y frunció el entrecejo.
Después de un camino largo decidimos ir a pie, no queríamos llamar mucho la atención, habían muchas sabandijas que luego se escurrían a los campamento para intentar robar nuestras cosas y tenían un nombre en particular "Recces".
Al llegar hicimos exactamente lo que estaba planeado, revisamos el perímetro, entramos, volvimos a revisar y vaciar completamente el lugar.
La bodega no era muy grande, estaba largo pero no muy ancho, así que no nos tomaría mucho tiempo en dejarlo completamente vacío. Estaba casi a punto de derrumbarse así que teníamos suerte, no durará mucho tiempo después de que hayamos sacado todo.
Llegamos a las camionetas y empezamos a subir todo, algunas cosas en cajas y otras por separado dividiéndolo por secciones.
—¿Has visto a Ziomaré? —al salir del lugar le pregunté a uno de mis compañeros.
—No, señor.
—¿Alguien ha visto a Zio? —miré a todos y nadie contestó—solté un gran suspiro.
¿En serio Zio?
Mi hermano tenía la decencia de perderse con solo ver un bicho.
~Narra Ziomaré~En tanto todos sacaban las cosas fui a revisar el perímetro ya que me estaba aburriendo demasiado sin hacer absolutamente nada.
Tal vez cuando regrese podré hacer la cena. Si es que papá me deja ya que nunca lo hace y eso es tan aburrido, no confía en su hijo el ''chefsito profesional''. Bueno, eso sonó estúpido.
Mientras pensaba en como convencer al aburrido de mi padre en hacer la cena, me iba comiendo un chocolate que me encontré en mi bolsillo derecho, no sé desde cuando lo tenía pero igual estaba bueno y con este apetito que me cargaba ayudaba mucho.
El bosque cada vez se ponía más tenebroso y obscuro, con mucha vida pero con tanto que esconder. Mire a todos lados, derecha e izquierda, ya no se veía igual hasta hace 5 minutos.
¿Dónde rayos estoy?
Me pregunté al no ver mi banda azul del cabello que deje al inicio de comenzar mi aventura contra el aburrimiento. Giré la cabeza en todas direcciones para buscarla, hasta que por fin la vi colgada en la rama de el árbol más horrible que pude escoger. Estire mi mano temblorosa hasta que alcancé a cogerla.
Caminé hacia el lado contrario para ver si veía a alguien y nada, hacia otro lado y otra vez nada. Mi hermano me va a matar, tenía la suerte de perderme cada vez que salimos a explorar.
Me encontraba metido en un bosque, que en realidad estaba muy feo y en muy mal estado, humedad por todos lados, arboles secos a mi al rededor y algunos pajarillos cantando. Le hace falta las manos de Ziomaré.
Deja de pensar en tonterías y ponte a buscar el camino.
Los mosquitos comenzaban a invadir mi espacio personal y eso me estaba dando mucho asco, era muy molesto tener que soltarme un golpe ya que ellos disfrutaban mi sangre.
Me sobre salté al escuchar una rama romperse.
En un momento de "defensa personal" que había aprendido con mi hermano agarré mi cuchillo de mi bota izquierda y me puse en posición de atacar, pero solo parecía que me iba a hacer pipí del miedo, el sudor comenzaba a salir de mis poros de lo nervioso que estaba.
—Sal de ahí bestia maligna —empecé a caminar mirando a todos lados.
Nunca había estado fuera del campamento solo, siempre me perdía pero era a la vuelta de donde estaban todos, así que no sabía que decir exactamente ante una situación asi.
Sólo se escuchaban las hojas de los árboles chocar entre si, los pájaros alterados y el viento chocando contra mi cuerpo a diestra y siniestra, como la típica película de miedo antes de ser asesinado por cualquier cosa con vida. Volví a escuchar otro ruido. Y caí al intentar dar un cuchillazo al aire.
¡Maldición! Mi tobillo, tropecé con una piedra enorme que claramente no había visto, mi cuchillo había salido volando de mi mano cuando caí y estaba a unos metros de mi. Al intentar alcanzarlo mi tobillo dolió más de lo que ya lo hacia así que caminar no era una opción por el momento. Saque de mi pequeña mochila una crema con hierbas naturales que me hizo la vieja Kim hace tiempo.
Rayos, esta vacío.
Lo lancé a lo lejos y escuche un quejido. En ese momento pensé que era mi hermano que venia a rescatarme por ser tan tonto y perderme comiendo un chocolate.
Pero no fue así.
~Narra Miranda~
—Iré a una junta con el Consuell, no quiero que te vayas más haya de los límites del campamento —repitió por milésima vez Jared, mi hermano—, eso quiere decir...
—No debo ir al bosque, ni a ningún otro lado que no sea el campamento —le interrumpí haciendo una mala imitación de su voz.
—¡Exacto! Y más te vale que esta vez sigas mis órdenes, no quiero organizar otro grupo de rescate porque tú te perdiste ¿okay?
Sólo bufé como respuesta y con eso le basto para creer que seguiría sus órdenes. Obviamente no lo haría.
Estoy demasiado madura como para perderme como cuando pequeña o hace meses, el tiempo es relativo realmente.
Mi hermano depositó un beso en mi frente para luego despedirse con un abrazo. Apenas vi que se metió a la sala de reuniones y me levante a tomar mi mochila junto con mi arco que yo misma fabriqué hace algunos años con la madera de un tronco del bosque cuando me perdí por primera vez, se veía un poco desgastado ya que últimamente me la he pasado practicando con Marco.
Busque las últimas flechas que había hecho ayer y cuando tuve todo me dirigí al bosque, con cuidado de que nadie me viera, aprovechando que el equipo de Jared iba a la reunión, gracias a que esas reuniones duraban casi todo el día yo podía hacer lo que se me plazca y sin que nadie me este dando ordenes. Me puse el gorro de mi chamarra para que nadie me reconociera y así pasar despistadamente.
Me fui agachada por todo el camino hacia la salida, intentando pasar lo mas desapercibida que pudiera, si me veían tratando de escapar me encerrarían como la última vez.
Al ver que los de guardia estaban distraídos tomándose unas cervezas de mala calidad, salí corriendo, corrí y corrí hasta llegar al bosque con la respiración agitada, pero feliz de mi logro poco productivo. El intento fallido de escapar la otra vez fue gracias a que Marco me estaba siguiendo por ordenes de Jared.
Sigilosa era mi segundo nombre después de esta pequeña victoria.
* * *
Llevó cerca de dos horas deambulando sin rumbo por el extenso bosque, y como siempre, Jared tenía razón. Me encontraba pérdida otra vez.
Todo esto te pasa por ser estúpida y curiosa, y querer explorar el bosque tú sola creyéndote lo suficientemente madura, Miranda.
Ya podía escuchar a mi hermano decirme eso con su voz de engreído.
Seguía pensando en los posibles castigos que me pondría al saber que no estoy y me tendría que buscar por milésima vez.
Decidí sentarme en una roca para descansar un poco, y para matar el tiempo sacando mi navaja de la mochila, busqué algunas ramas buenas para hacer más flechas y arreglar este arco de mierda.
Ya recolectadas las comencé a pelar y moldear.
En el fondo de mi ser sabia que Jared tenía razón, simplemente odiaba estar encerrada obedeciendo ordenes de casi todos sin parar, claramente no las obedecía, pero escaparme y perderme por el bosque puedo admitir que me gustaba y me llenaba de adrenalina.
Para mi estar aquí significaba paz, de esa que ni aunque estés con tus seres más queridos la podías obtener, me gustaba el olor que producían los grandes árboles de aquí, el sonido de sus hojas chocar y los pajarillos cantando feliz por estar vivos un día más después de todo lo sucedido.
—¡Auch! —me quejé. Un golpe en mi nuca me saco en mi momento de paz y reflexivo.
Confundida y aturdida por el golpe, me levanté y me dispuse a buscar al responsable. Tomé mi arco y algunas flechas en caso de que se trate de un Menschs. A los cuales nunca me he enfrentado…Y jamás he visto.
—Mierda —susurre y el miedo empieza a invadir todo mi ser.
Con las manos temblorosas y las piernas igual, me levante para caminar hacía unos arbustos que están en la dirección de la que vino el objeto.
Al acercarme piso una rama y escuchó que es un chico que me grita algo que no entendí muy bien. Por instinto salte de entre los arbustos y le apunte con mi arco sin dirección alguna gracias a mi pulso acelerado.
—¡NO TE MUEVAS!
Observó que hay un chico pálido, con ropa pegada y de camuflaje tirado entre ramas cubriendo su tobillo, por sus pintas se nota que es alguien de la clase alta, un Menschs. Se le ve asustado al igual que yo o peor, inspeccionando la situación mirando a los lados para asegurarme de que este solo. Tomando ventaja de que él esta en el suelo, me acerco más a él para que me viera como una amenaza.
—¿Cómo diste conmigo? —lo cuestione. Me miro directamente con sus ojos color cafe.
—Y-yo —trago saliva.
—Habla claro.
—No sé quién eres —hizo una mueca.
—Claro, como si fuera a… —calle de inmediato cuando los pájaros se alteraron y salieron todos disparados del bosque. Al sobresaltarme solté la flecha que fue a dar directo a un árbol—. Me voy.
Iba a regresar por mis cosas cuando este me agarro fuerte del brazo y caí.
Creo que jamás en mi vida había estado tan asustada y alterada, no quería morir aquí y menos si sabía que mi hermano tenía la jodida razón.
* * * * *
Gracias por leer
XIANI ♡
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RILASCIO ||EN EDICIÓN||
Science FictionNo todos los monstruos son malos... Book Tráiler en prologo. Creditos: muffshawn