Después de salir del banco, y con una gran sonrisa, Harry se prendió de la mano de su padre -saboreó la palabra en su mente- y ambos fueron caminando por el callejón, siendo los ojos del niño atrapado por cada artefacto desconocido, por cada pieza brillante, por cada animal mágico, se dirigieron a Madame Malkin, Túnicas para toda ocasión, en donde una amable bruja le tomó sus medidas, mientras Severus hablaba con la mismísima Madame Malkin.
-Quiero unas túnicas de gala, de diario, un par de pijamas también, pantalones de vestir y casual, así como camisas y camisetas- exigía Severus, mientras observaba sin real interés las telas que habían por todo el lugar. La mujer sonrió.
-¿Guardaropa nuevo para el pequeño?- medio afirmó medio pregunto la mujer a la par que el hombre de negro asentía y comenzaba a elegir algunos colores, la mayoría de colores fríos y oscuros.
Destacándose entre las telas los colores verdes, vino, negro, cobre, borgoña, grises y azules, una perfecta escala en esos matices, también algunas blancas y otras con ciertos detalles, como bordados de rosas en hilos de oro y plata, así como otro tipo de estampados, para las pijamas escogió una de hilogrifos y dragones para las que utilizaría ahora, puesto que las demás cambiaban de tamaño para cuando creciera el pequeño mocoso.
Una vez fueron tomadas todas las medidas del pequeño, Severus pidió también un par de túnicas negras, azules y verdes para él y algunas levitas de color vino tinto y violeta, salieron con el pretexto de ir a hacer otras compras prometiendo regresar en unas horas, fue entonces que pasaron a la mensajería, allí había decenas de lechuzas, podías alquilar una por una semana y hasta por mes, así como simplemente podías pedir un pergamino, escribir una carta y mandarla con alguna de esas lechuzas por si no tenias una a mano.
Eso mismo fue lo que hizo Severus, escribió una corta misiva y la sello con un poco de cera y la marcó con su anillo, quedando así el escudo de la noble casa de los Prince, se la dio a una de las lechuzas y susurro algo a un costado de su cabeza, donde suponía quedaba sus oídos, rápidamente el animal marchó, pagando la suma correspondiente salieron del lugar. Harry lo miraba atento y curioso.
-¿A quien enviaste una carta, padre?- preguntó Harry, quien caminaba con la mirada en alto al lado de él, el hombre de negro infló su pecho de orgullo.
-A un viejo conocido Harry, estoy seguro de que querrá conocer a mi hijo- dijo, tomándole de la cintura y cargándolo lo que quedaba de camino hasta la librería, una vez dentro del lugar los ojos de Harry brillaron con emoción mal contenida.
-¿Recuerdas las materias que hay en Hogwarts? - pregunto el mayor, el chico asintió rápidamente con la cabeza.
-Elige un libro de cada materia, serán tuyos, ya es hora de que comiences a tener una biblioteca propia como yo la tengo- y Harry ya no escucho más, directamente fue a la sección de pociones y el hombre de negro sonrió orgulloso, un pequeño pocionista se estaba formando, avanzó hacia una sección cualquiera buscando también un libro que leer, cada vez que Harry se decidía por algún libro se lo llevaba a su padre quien ya lo esperaba en la caja leyendo tranquilamente un libro sobre defensa contra las artes oscuras, el dueño de la tienda simplemente sonreía viendo como el mocoso traía cada tanto libros y se los dejaba al hombre frente a él.
-¿Es su hijo?- preguntó el dueño, Severus levantó la vista de su libro y observo a Harry corretear hacia el con tres pesados libros en su brazos, sonrió.
-Sí, lo es- respondió, ayudando a cargar los libros al muchacho quien apenas se liberó de su carga fue como alma que lleva el diablo hasta la sección de Criaturas Mágicas.
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The Dark Side (Tomarry) |PAUSADA|
FanfictionLa profecía fue dicha, y fue dicha en un pequeño bar a las afueras de Hogwarts, en Hogsmeade. En un bar en el que no se encontraban solos el director de dicho colegio de magia y una vidente medio loca, sino que un mortífago también. Un mortífago...