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Cuando despertó, el techo oscuro de una de las habitaciones de la mansión Malfoy le devolvía la mirada,  un fuerte dolor en la parte posterior de la cabeza lo recibió con punzadas, un dolor agudo que lo mareaba aún estando acostado, llevó una de sus manos a masajear sus sienes en busca de alivio, un calorcito lo rodeaba y siguiendo esa calidez bajó la mirada a su pecho, encontrándose con un pequeño pelinegro que lo abrazaba de la cintura, su piel era pálida y sus cabello de un negro profundo, aun así, esa mirada verde soñolienta hizo estragos en su corazón. 





-¿P-Padrino?- preguntó más dormido que despierto el niño,  teniendo como respuesta sólo un abrazo más fuerte por parte del mayor.




Duraron al menos una hora más en esa posición hasta que el más pequeño se despertó por completo, la curiosidad de sus ojos era la misma que la de Lily en sus años de colegio, pero también tenía esa picardía típica de James, ¡oh! pero lo que más resaltaban en esos ojos verdes era la analítica mirada del niño, una mirada tan parecida a la de Severus en su juventud, y eso, sorpresivamente no lo disgustó. 


-Hola- le sonrió el niño.

-Hola- le respondió con la sonrisa algo más floja, acariciando sus largos y lacios  cabellos.



-Quiero hablar contigo... sabes, mi papá me habló mucho de ti, sobre sus días en el colegio- y el cuerpo de Sirius se tensó bajo el pequeño de Harry, tragó grueso, ¿Qué clase de cosas le diría Snivellus a su ahijadito?


-Me dijo que a pesar de no caerle bien, podría decir que eras muy bueno en transformaciones y Runas- sonrió el pequeño, descansando su mentón en el esternón del mayor.


-¿Eso dijo?- preguntó el mayor,  frunciendo el ceño en confusión. ¿De verdad? ¿Sólo eso?


-Sí, también dijo que eras un idiota, pero sé que en el fondo quiere llevarse bien contigo, ahora la pregunta es, ¿Tú lo harás? - la franqueza y seriedad con la que ese niño lo miraba era tanta, que el nerviosismo comenzó a correr en su sistema. Ya se preguntaba por qué no había ningún insulto de por medio.


-Yo haría lo que sea para hacerte feliz, Harry- lo abrazó un poco mas fuerte, nueve años separado de su pequeñito, sin ningún tipo de contacto, añoraba tanto estar junto a él. 

-Eso es bueno, seremos una gran familia, mis tíos Lucius y Narcissa con mi primo Draco,  el tío Regulus contigo, mi papá Sev con papá Remus - la sonrisa llena de felicidad del niño fue casi dolorosa para el mayor, qué tanto había sufrido como para anhelar tanto una familia, qué tanto daño le había hecho Dumbledore, qué tanto lo ayudaron Snape y Los Malfoy. 



-¿Por qué no me cuentas un poco de tu papá Severus y tu papá Remus? - preguntó el mayor, verdaderamente interesado en el tema. Quizás algunos hábitos no se iban ni con el pasar de los años.











































En otro lado, más específicamente en algún lugar de un bosque ubicado en Albania,  un hombre caminaba por el lugar en un proyecto de investigación, sin darse cuenta de la serpiente de ojos rojos que hacía tiempo lo observaba desde su nido.













Eran ese tipo de personas las que eran más fácil de manipular, cortos de espíritu, cortos de voluntad, con ansias de poder y ambiciones, fue por eso que cuando le propuso que fuera un huésped en su cuerpo, a cambio de un poder que nunca podría manejar -no era necesario que lo supiera-, aquel hombre no se negó.  Bueno en artes oscuras y defensas de éstas, era simplemente prefecto, y aún al enterarse que el año en que su pequeño iría a Hogwarts, él iría como maestro de Defensa.


The Dark Side  (Tomarry) |PAUSADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora