¿Qué era lo que más apreciaba Dumbledore? ¿Qué era lo que más temía? Ciertamente, para fortuna de Harry, la respuesta a ambas preguntas era lo mismo.
Su poder.
Tras mucho tiempo de investigación por parte del círculo interno, Harry supo de las reliquias de la muerte, el mismo sombrero le advirtió sobre ello.
''Tienes dos más cerca de lo que crees'', y las tenía, ahora iba en busca de la segunda. Agradeció a su padrino por brindarle la información necesaria de lo que ocurrió en el juicio llevado a cabo en los tribunales del Wizengamot, incluida la carta del director.
A pasos lentos pero decididos iba por los pasillos de San Mungo hacia una habitación que jamás había visitado. Era jueves por la noche, los enfermeros no aparecían hasta las tres de la mañana; recordaba que Dumbledore había escrito en esa sucia carta. ¿Quería que alguien lo visitara y lo cuidara? Ni siquiera tenía idea del tipo de cuidados que ansiaba darle.
Maldito enfermo.
Una vez dentro de la vacía habitación decidió que sería prudente aplicar cada una de las protecciones y hechizos de silencio que conocía, entonces giró a ver al hombre convaleciente, pálido y delgado, su varita descansaba sobre la mesita de noche.
Un rápido hechizo punzante y el hombre dio un pequeño salto en la cama, no pasó mucho antes de que lo notara en la oscuridad; desde luego que no sabría quién era bajo el potente glamour que llevaba.
-Te ves bastante bien, viejo- dijo con sarcasmo, no pudo evitar reír al ver como tomaba su varita.
-¿Qué crees que harás? ¿Lanzarme un hechizo? No eres tan poderoso si no puedes hablar, Dumbledore, sin tu voz apenas puedes hacer magia no verbal y desde luego mucho menos magia sin varita- lanzó otro silencioso hechizo de cuerdas; ahora permanecía prisionero en su propia cama.
-He venido por algo mío Dumbledore. Tienes algo que me pertenece- conjuró una silla y tomó asiento al final de su cama, cruzó las piernas poniéndose cómodo; sus manos descansaban sobre sus rodillas con la varita en ellas.
-Me parece tan gracioso verte así- dijo luego de un largo silencio.
-Realmente fue una muy buena idea dejarte sin voz- pudo ver sus ojos abrirse con sorpresa y luego su mirada se volvió helada, sus fríos ojos azules solo reflejaban ira.
-Sí, yo lo hice, utilicé algo de mi propia creación, así que no tengas esperanzas de recuperar lo perdido. En definitiva te vez como deberías. Patético- el viejo hombre se removió con furia casi animal, lanzó un hechizo pero un protego rápido lo desvió, lo siguiente fue la luz rojiza de un expeliarmus y la varita de sauco iba directo a las pequeñas pero elegantes manos de Harry. El niño sonrió macabramente al sentir el material, el poder fluía en la madera reconociéndolo como su nuevo amo.
-¿Realmente creías que te convertirías en el amo de la muerte?- preguntó, ésta vez con curiosidad. Pudo ver la humillación brillando en sus ojos y aunque sus dedos picaban por utilizar su nueva varita quería saber, habría tiempo de sobra para poder darle su merecido.
-La muerte es romántica, Dumbledore- continuó Harry, su voz era bastante tranquila y estaba relajado en la oscuridad, aunque atento a cualquier indicio de peligro.
-Ella espera por ti toda tu vida solo para encontrarse al morir y acompañarte a tu descanso eterno- otro silencio se extendió y Dumbledore continuó luchando contra las cuerdas
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The Dark Side (Tomarry) |PAUSADA|
FanfictionLa profecía fue dicha, y fue dicha en un pequeño bar a las afueras de Hogwarts, en Hogsmeade. En un bar en el que no se encontraban solos el director de dicho colegio de magia y una vidente medio loca, sino que un mortífago también. Un mortífago...