*Narra Jack*
Mirana estaba tan guapa... Habíamos ido al parque, pero apenas había gente hoy.
- Me gusta tu camiseta, Mir.
- Oh, gracias...- se sonrojó.
- ¿Tienes hambre?
- Muero de hambre- carcajeó al igual que yo.
Saqué los sandwiches de la mochila y le ofrecí el suyo. Empezamos a comer.
Tenía una camiseta de Harry Potter, decía: Lumos Maxima.
Y llevaba unos vaqueros rotos y desgastados, y su mochila era de un color más oscuro que su camiseta, al igual que sus botas.- ¿Y qué vamos a hacer después de comer?- me preguntó mirándome a los ojos.
- ¿Quieres que vayamos a mi casa? Podemos jugar alguna partida al Call of Duty...o no.
- ¡Sí! Me encanta jugar con gente...- bajó la mirada.
- Genial, pues ya tenemos plan.
Acabamos de comer y nos pusimos de pie. Tengo que preguntar la cosas, quiero saber sobre su vida.
- ¿Y qué mas te gusta hacer?- me miró sorprendida.
- Leer...y escuchar música.- leer no me apasionaba, pero podía hacerlo.- ¿y a ti?
- Jugar a la play... Y escuchar musica también.- asintió y dejó de mirarme para fijarse en el camino.
Había gente en la fuente, salpicandose entre ellos, pero hacía frío. Pasamos demasiado cerca y empaparon a Mirana, que se quedó muy quieta, a la vez que impresionada. Estaba anocheciendo y se levantó viento, esto solo empeoraba las cosas.
- ¡Oye! ¿No tenéis nada mejor que hacer? Los Lunnis ya se han pasado...- grité a los niños. Mirana estaba empezando a tiritar. La dejé mi abrigo, pero no lo aceptó.- No voy a dejar que enfermes, así que toma mi abrigo, ya.
Apartó mi mano de ella y se cruzó de brazos. Ahora se pone cabezona.
- Bien. Tú lo has buscado...- la sujeté y no la dejé moverse.- quítate la camiseta.- yo me quité la mía. Me miró confundida y asustada.- toma, cambiante, no voy a mirar- puso los ojos en blanco y cogió mi camiseta, apartó mi cara de ella con su mano para cambiarse. Me empujó para salir de mis brazos, ya se había puesto mi camiseta y había sacado por debajo la suya, que estaba empapada, la mía la quedaba enorme.
Reí.
Me miró mal, yo solo pude reírme más. Corrí hacia ella y la abracé por detrás. Ella cedió, pero se giró y quedamos frente a frente. Nuestros alientos se rozaban, y a nuestras caras las separaban pocos centímetros.- Gracias- susurró. Y se apartó lentamente saliendo de mi alcance. Eso me dolió. Nos acercamos a mi moto, y nos fuimos a mi casa.
Tardamos pocos minutos en llegar. Yo solo tenía puesta mi chaqueta y mis pantalones, por lo que subí a cambiarme, mi madre estaba en la cocina y Mirana me acompañaba arriba.
- Ala, cuantos pósters...
- Me gusta tener mi habitación a mi gusto.- rió levemente.
Fui a mi armario y saqué una camiseta normal y corriente. Me quité el abrigo y me la puse. Me di la vuelta, Mirana estaba mirándome espectante, la miré a los ojos pero no apartó la mirada. Extendió sus brazos para que la abrazara. Me acerqué y la rodeé la cintura, ella me rodeaba el cuello, pero tenía que agacharme, porque la diferencia de altura era grande. La levanté del suelo y lanzó un pequeño gritito que me hizo reír, pero la volví a bajar. La televisión estaba enfrente de la cama, pero Mirana seguía de pie. Mirándome. Me quedé mirándola yo a ella, y sin que se lo esperara la tiré en la cama, y fui a por los mandos para jugar. Cuando me di la vuelta ella seguía mirándome, esta vez con los ojos entrecerrados, yo reí, y ella también.
Comenzamos a jugar, y no era tan mala como pensaba. Me ganó dos partidas de cinco.
- Antes casi me besas- solté. Ella mató a otro jugador, y me miró.
- Yo no beso a nadie.
- Pues casi lo haces.- La miré.
- Creo que fuiste tú el que casi me besa...- se tensó
- Puede ser.- me encogí de hombros.
- ¿Por qué?- me miró.
- Supongo que porque me gustas - creo que dejó de respirar por un segundo.
- No sabes nada sobre mí... Ni sobre la idea que tengo del amor...
- Estoy aquí para escucharte, se que Noah te hizo daño, pero no todos tenemos por qué ser así.
- Creo que me gustas...pero eso no puede ser, no quiero hacerte daño con mi confusión, se que soy muy cambiante y nada estable.
- Necesitas tiempo... ¿Cuánto hace de lo de Noah?
- Tres meses y medio.
- Bien...puede que simplemente necesites pensarlo.
Me levanté para salir a la cocina a por algo de beber, y la dejé con la palabra en la boca.- ¡Pero no me dejes sola!- corrió hasta mí.
- Cuidado con los monstruos...- reí, ella lo hizo sarcásticamente.
Bajamos a la cocina y ella me estaba agarrando la camiseta por detrás, como si temiera que me esfumase.
- Hola mamá, ella es Mirana.- Mirana salió de detrás de mí, muy roja.- Hola... Soy Mirana.- mi madre la miró asustada.
- Cariño, ven aquí un momento.- la miré confundido, y luego miré a Mirana, que no quería soltarse.
- Mir, sueltame, solo será un segundo.-negó con la cabeza, se soltó y subió a mi habitación corriendo.- ¿qué pasa, mamá?
- ¿Cómo la has conocido? No me gusta, tienes que alejarte de ella.
- ¿Por qué? Es mi amiga, mamá, no va a hacerme nada, es una buena estudiante, sensible y amable...
- Porque es una farsante, y una mentirosa.
- ¡Mamá! ¡No la conoces! ¿Cómo puedes decir eso?- me di la vuelta y encontré a Mirana mirándome, en la parte de abajo de la escalera salió corriendo de casa y pegó un portazo.
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Eran las doce y media, y Mirana no daba señales de vida. No contestaba al teléfono. Estaba preocupado.No aguanto más. Salí corriendo hasta mi moto y salí disparado de la finca que rodeaba mi casa. Iba a ir a la casa de Mirana cuando escuché un golpe en la parte trasera de la moto. Me giré y Vi una especie de animal deforme con los ojos muy brillantes. Me miraba. Perdí el control y caí. Me golpeé la cabeza y empecé a sangrar muy rápido. Al parecer el bicho no había salido herido, pues se acercaba a mí y me miraba muy espectante, como si le fuese a dar comida. Estaba tan oscuro que no lo veía...
De repente, todo empezó a ponerse negro... Y pensé en Mirana...
En su sonrisa...y en sus ojos verdes...en su pelo en la cara, casi rubio...
Te quiero, Mirana.
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Cliché
Novela JuvenilUna naturaleza diferente... Un secreto entre mejores amigas... ¿Podrá el amor con todas las mentiras? ¿Con todos los secretos? ¿Y conseguirá cerrar todas las heridas? Adéntrate en esta historia y descubre a Mirana, a Jack, ¿qué harías tú? No es fác...