Las manos se movían lentamente, los cuerpos se restregaban uno contra el otro, se besaban como si no hubiese un mañana.
Ambos recostados en aquella alfombra improvisada hecha de sabanas.
Olvidando el verdadero motivo del porque estaban ahí o que era lo que hacían antes, después del último beso, ambos se olvidaron del café, de las galletas. De todo. Par ellos solo estaban ellos mismos y aquella cosa que lentamente los provocaba, los invadía y los tentaba. Minho estaba encima de Taemin. Minho estaba en acción besándole los labios y el cuello. Mientras Taemin peleaba con sus manos y con sus impulsos acelerados. Uno queriendo más y el otro sin saber qué hacer.
Tal vez uno de los dos tenía más experiencia que el otro.
Tal vez uno de los dos estaba ahí por amor.
Tal vez el otro solo estaba ahí por curiosidad.
Se besaban con tanta pasión, con tantas ganas que no dejaban circular el oxígeno entre ellos.
Ambos deseos de más dejaron que las cosas pasaran solas.
Minho alzo la playera de Taemin hasta más arriba de su pecho, y ahí comenzó hacer un camino de besos ensalivados por todo el pecho de Taemin, mientras que este simplemente se dejaba estar. A él en estos momentos lo que menos le importaba era ser virgen y tener cero experiencias sexuales. A él solo le importaba este momento junto a Minho y Azucena que él mismo encerró en su cuarto para que no molestara en la vela que un principio se tenía preparada para comer galletas y no el cuerpo de Taemin. Taemin subió sus manos a la cabellera oscura de Minho y empezó a jalarle el cabello.
Excitado, mucho. Si le hubiesen preguntado a Taemin como se sentía en esos momentos la respuesta más lógica que se le vendría a la cabeza seria. Hambre. No cualquier hambre y no precisamente la palabra hambre que conllevaba al estómago. Sino hambre que llevaba en la misma oración dientes, lamidas y penes erectos. Si esa hambre de carne. Esa misma hambre que Taemin sentía que le arrancaba los vellos de piernas y brazos.
Estaba tan caliente que no pensaba lo que hacía, se deja guiar por lo que muchos llamaban "instinto" o mejor dicho la "calentura".
Sus manos rozaban el cuerpo del delgado, no había parte de su pecho en donde sus manos no hayan pasado ya. Sus labios comían los labios ajenos, su lengua entraba y salía de su cavidad bucal como si fuera la suya propia. Todo la casa, el suelo, ellos, todo, todo absolutamente todo estaba subido de nivel. En un muy alto nivel.
Todo estaba extremadamente caliente para los dos. Tanto que ninguno de los dos escucho el timbre que llamaba a la puerta.
No escuchaban nada. En ese momento en el mundo solo eran ellos, ellos y ellos, nadie más.
Taemin sintió desfallecer cuando el vientre bajo de Minho choco con su creciente erección. Grito, y no fue un grito como cualquiera. Fue un grito que salió desde el fondo de su ser.
Otra vez llamaban a la puerta pero ninguno de los dos le prestó atención. Habían cosas más importantes.
Ring Ring Ring
El teléfono celular de Taemin comenzó a sonar y eso si no pudieron ignorar ya que era ese típico sonidito que taladraba los oídos hasta desesperar y poner los nervios de punta.
Ring Ring Ring
El primer tono lo ignoraron, el segundo cuando Taemin trato de contestar colgaron, la tercera la volvieron a dejar pasar y a la quinta ya pudo contestar. Y justo cuando contesto volvieron a llamar a la puerta.
Minho se separó de Taemin y este se irguió desde el suelo, parándose, y mirando de reojo a Minho que volvía a tomar en sus manos las galletas.
La impresión que se llevó Taemin se quedaba corta.
Por un lado estaba Minho sentado en el suelo comiendo galletas y por el otro estaban sus padres, sonrientes y con maletas a cada lado de su cuerpo.
Taemin podía sentir como algo lo mantenía pegado al suelo de la puerta de su casa. Mientras sus padres con miradas suspicaces observaron al joven a medio arreglar comiendo galletas.
–Taemin, hijo interrumpimos. –la primera en hablar fue su mamá. Sacando a Taemin de su trance. –hijo, ¿podemos pasar o es mal momento? –pregunto la mamá de Taemin al ver que su hijo no parecía moverse.
Su mamá su hermosa madre. Un metro con cincuenta centímetros, cabellos con un hermoso tono chocolatoso producto de los tintes, ojos semi achinados, nariz perfilada como la de muñecas, pestañas enormes y blanca, tan blanca como la neblina.
Aquella madre que a pesar de todo siempre estuvo con Taemin, cuando él hablo acerca de sus preferencias amorosas, y le habían aceptado. Aunque al principio no se la creyeran los aceptaron.
–Creó que llegamos en mal momento, ¿no es así? –ahora el que hablaba era su padre. Mientras Taemin seguía ido, viendo hacia la nada aun parado en la entrada de su casa, con el teléfono celular aun en su oído.
Su padre un señor de no más de cincuenta años, respetado por ser uno de los máximos empresarios en la compra-venta de pescados en la empresa que este mismo administraba. Cabello negro con tonos blancos por las canas de la edad, largo como para ser de alguien de esa edad, mejillas redondas y nariz chonchita. Sin barba, sin bigote y sin vellos saliendo las orejas o la nariz. Un señor normal.
Ese mismo señor al que Taemin llamaba padre, que fue el primero en felicitarlo por ganar el concurso de quien comía más Hot Dogs en una feria que se llevó acabó en Japón, en una de sus vacaciones, el mismo padre que le dijo que aceptaba su preferencia sexual, pero que aun así deseaba ser abuelo. Aquel que ya le había hablado sobre la herencia y sobre los hombros de qien recaería la empresa cuando él llegase a faltar.
Minho después de observar todo tras bambalinas decidió pararse y dejar de comer las galletas que tanto parecían fascinarle.
Se acercó a la puerta donde dos señores de edad mayor lo observaban con sonrisas y miradas cómplices. Minho sin saber porque se acercó hasta Taemin y le paso un brazo por detrás de la espalda del aun shockeado Taemin. Pudo escuchar como un pequeño grito se dejaba escapar de la boca de la señora que ya observándola bien, se parecía a Taemin. Fue entonces cuando Minho deducio que esas personas paradas a la entrada eran los padres de Taemin.
Sin pensarlo mucho se presentó.
–Mucho gusto, Choi Minho. –Minho hizo una reverencia hacia sus mayores. Y pudo escuchar otro gritito más.
–Hola, hola. –hablo con voz emocionada la mamá de Taemin. –yo soy Lee Saeun y él es mi esposo Lee Sooman, somos padres de este muchachito que se ha quedado estático, es un gusto. –Minho observo como los ojos de los señores iban y venían de su hijo a él y así sucesivamente por un buen rato, hasta que la mamá de Taemin una señora bastante curiosa volvió a hablar. –supongo tú debes de ser el novio de mi taeminie, o me equivoco.
Tres pares de ojos se quedaron estáticos, tres pares de pulmones dejaron de procesar oxígeno a su cuerpo.
–¡Saeun por favor! Disculpala Minho, siempre es así de curiosa, preguntando lo indebido. –el papá de Taemin le dedico una mirada a Minho que este mismo no supo describir.
–En realidad señores. –comenzó a hablar Minho, pero fue interrumpido por Taemin que después de bastante tiempo volvía a respirar y a pestañar.
–Bueno. ¿Por qué no pasan? –hizo una seña hacia dentro de su casa. –y descuiden que no interrumpían absolutamente nada. –Taemin miro de reojo a Minho que bufo por la respuesta de que él dio.
–¿Seguro Minie?, tu padre y yo estuvimos tocando bastante tiempo, hasta te marcamos al celular y nada más no dabas señas de aparecer. –la señora Saeun fijo su mirada en las galletas regadas en el suelo. -¿Qué es eso hijo?, hacían un camping o algo así.
Si, definitivamente la madre de Taemin era extremadamente curiosa, no era como su padre serio, con muchas preguntas formuladas en su mente, declaradas en los ojos pero acalladas por su boca. En ese preciso momento tanto como Taemin y Minho sintieron que sería bastante difícil terminar lo que no había concluido pero si comenzado.
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Open Your Heart ; twomin
Fanfiction"El Amor es ese punto que le da razón a nuestra vida; Vida que sin amor, no es vida." -Ana Clare. «««»»» Si creías que tu vida era miserable, aun no conoces la de Lee Teamin; un pequeño joven de no más del metro setenta, flacucho y muy afeminado, ba...