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—Supongo que debemos irnos.

—¿Qué? Siempre te gustaron las fiestas, Stella.

—Tengo una sensación rara sobre ésta.

—¿No quieres conocer a esa actriz?

—Mi interés en conocer bellezas de diecinueve años siempre fue limitado.

—Edward parece estar bastante cautivado por ella.

—Bah, Edward —Stella, sentada frente a su espejo mientras se cepillaba el pelo, sonrió a Ricky reflejado en él.— Supongo que valdrá la pena ir para ver la reacción de Lewis Benedikt ante el hallazgo de Edward. —Luego la sonrisa cambió, al moverse los finos músculos de las comisuras y volverse más tensos. — Por lo menos es algo ser invitada a una velada de la Chowder Sociery.

—No es una velada, es una fiesta —señaló inútilmente Ricky.

—Siempre pensé que deberían permitir la participación de las mujeres en esas famosas reuniones que tienen.

—Lo sé —dijo Ricky.

—Y es por eso que quiero ir.

—No es la Chowder Society. Es una fiesta.

— Entonces, ¿ a quiénes ha invitado John, además de a ti y a la actriz de Edward?

—A todos creo —Ricky decía la verdad—. ¿Qué sensación decías que tienes?

Stella inclinó la cabeza hacia un lado, tocó su lápiz labial con la yema del dedo, se miró a los ojos maliciosos y dijo:

—La de un fantasma que camina sobre mi tumba.

FantasmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora