Crónicas De Navidad ©

Una Navidad Muy Dulce

"Los personajes y hechos relatados en esta historia son completamente ficticios. Cualquier parecido con personas verdaderas, vivas o muertas, o con hechos reales es pura coincidencia".

¡Que disfrutes la lectura!

Sinopsis

Sally y Ben son amigos desde siempre al ser vecinos desde que nacieron. Todos en el vecindario saben que sus familias son excesivamente adictas a la navidad, sin embargo, a Sally y a Ben no les agrada demasiado, pues sus familias los hacen vestir de manera ridícula, hacer juegos muy vergonzosos, cantar villancicos frente a las puertas de las casas de los vecinos, cosa que, en especial no les gusta para nada, y bailar con desconocidos toda la noche.
Cansados de repetir cada año lo mismo, deciden hacer un plan el día antes de noche buena, para poder librarse de las fiestas navideñas.
Pero lo que ellos no saben es que esta navidad tocará sus corazones de una manera muy especial.

Una Navidad Muy Dulce está registrada en Safe Creative con el código: 1802025674049.

Todos los derechos reservados ©

***

—¡Sally! ¡Sally! —gritaba Sonia su madre.

—¿Qué sucede? —preguntó la pelinegra cerrando el libro que leía.

—¡Mañana es veinticuatro de diciembre! —exclamó asustada.

—¿Y eso qué? —preguntó Sally mirándola de manera extraña.

—¡Que no estoy lista! ¿Sabes cuantas cosas tengo que preparar? —le preguntó ahora muy preocupada.

—Sí, lo sé —respondió volviendo a su libro.

—¡Galletas de jengibre, de chocolate y pasas, pasteles navideños, el rompope, el postre, los chocolates! ¡La cena de navidad! ¡Y muchísimas otras cosas más para enviar a los albergues! —le explicó ignorando su respuesta—. Preciso que vayas con urgencia a la tienda y me compres todo lo que necesito —le ordenó sacando una lista y dinero de la bolsa de su delantal navideño.

—Madre, ¿No puedo ir después? —preguntó resignada.

—¡Por supuesto que no niña tonta! ¡Vamos apresúrate! ¡La navidad no espera a nadie! —respondió casi cantando, levantándola a la fuerza y halándola hasta la puerta.

Sally se puso su gorro, su bufanda, su abrigo y sus guantes antes de salir, se aseguró de llevar la lista y el dinero y después salió de casa.

La vista era maravillosa, todo era blanco. Los techos de las casas eran cubiertos por la nieve al igual que los marcos de las ventanas, la carretera estaba oculta y los niños jugaban lanzando bolas, construyendo muñecos y haciendo figuras de ángeles en la nieve.

—¡Estupendo! —murmuró encantada antes de comenzar a caminar.

***

—Ben hijo, ¿Dónde estás? —preguntó Maya buscándolo con la mirada.

Ben se asomó por debajo de las gradas y la miró.

—¡Oh ahí estás! —exclamó caminando hacia él—. No entiendo por qué habiendo tanto espacio en la casa decidiste poner ese sofá cama debajo de las escaleras —murmuró confundida.

—Me gusta —respondió apartando un poco el libro que leía.

—Bueno como sea, necesito que vayas a comprar unos ingredientes, la fiesta de navidad es en casa de Sonia, pero por supuesto que no podemos llegar con las manos vacías —le explicó.