La Novia De Santa

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"Los personajes y hechos relatados en esta historia son completamente ficticios. Cualquier parecido con personas verdaderas, vivas o muertas, o con hechos reales es pura coincidencia".

¡Que disfrutes la lectura!

Sinopsis

Si hace una semana me hubiesen preguntado si creía en Santa Claus me hubiera reído hasta morir por tan absurda pregunta. Santa Claus siempre ha sido un invento, un método de marketing para que las tiendas ganen más dinero en el mes de diciembre, ilusionan a los niños con cuentos de fantasía así ellos pueden pedir a Santa los regalos que vieron en la tienda y por supuesto que siempre los reciben, sin embargo no los construyen ningunos elfos vestidos de verde, ni el hombre panzón montado en un trineo con no sé cuántos renos los entrega en la noche del veinticuatro de diciembre, esos regalos salen de la billetera de los padres de los niños, los ponen ellos mismos bajo el árbol cuando están seguros de que sus hijos están dormidos... En fin, esa y otras respuestas más habrían contestado esa pregunta hace una semana. ¿Qué cambió mi opinión? Bueno... Despertar el veinticuatro de diciembre en el polo norte, rodeada de elfos vestidos de verde con zapatos puntiagudos, acompañados de un hombre sexy vestido como Santa Claus puede cambiar la opinión de cualquiera...

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***

Veintitrés de diciembre, diez y treinta cuatro de la noche.

Me encontraba en la fiesta de navidad que se realizaba todos los años en mi lugar de trabajo.

Si de casualidad te estás preguntado a qué me dedico, pues soy una simple secretaria en una firma de abogados, mi vida es un poco, por no decir totalmente, aburrida. Trabajo de lunes a sábado de las ocho de la mañana a las ocho de la noche y los domingos me la paso durmiendo casi todo el día.

No tengo amigos y solo de vez en cuando salgo con mis compañeros de trabajo, no tengo familia y no tengo novio.

En muchos aspectos es bueno estar sola, no tengo que asistir a reuniones familiares por obligación, ni a los cumpleaños de mis sobrinas que se supone, son solo para niños y siempre hay más adultos, pero por otro lado, es muy solitario cuando se acerca mi cumpleaños, navidad y año nuevo.

No tengo con quien cenar, no recibo ni doy regalos a nadie, así que el sentimiento de ver el rostro de alguien iluminarse por algo que le has obsequiado nunca lo he experimentado.

Siempre he asistido a las reuniones y fiestas de la oficina por las mismas razones, para no sentirme sola y para que el tiempo pase rápido.

Hoy bebí de más, lo sabía porque me sentía muy mareada y me escuchaba reírme de cualquier cosa.

Ahhh... Me sentía tan patética cuando me embriagaba por soledad, es como cuando alguien se embriaga porque terminó con su pareja, me parece de lo más absurdo, aunque nunca un hombre me ha dejado ya que nunca he tenido novio.

Lo sabía, era muy confusa en muchas cosas y a veces no sabía ni lo que estaba diciendo ni por qué lo decía.

Muy bien, era hora de parar. Me despedí de todos y después de beber de un solo trago una copa llena de champán, tomé mi bolso, mi abrigo, mis guantes y mi gorro. Me abrigué con mis cosas e insegura di los primeros pasos, sentía que en cualquier momento me iba a caer así que me sostuve con fuerza de la pared mientras bajaba los escalones hasta la salida del edificio.

Caminé con cuidado en la acera, tratando de esquivar la nieve para no mojar mis zapatos nuevos, miré hacia el frente, pero no veía mucho, sabía que mi cuerpo conocía la dirección de la casa, así que estaba confiada en que me llevara segura a la casa correcta.

Crónicas De Navidad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora