Juntos|| Final

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Han pasado semanas y las gotas aún repiquetean en el techo de este ordinario apartamento. Quiero calmar esta constante ansiedad de sentir tu cuerpo sobre el mío, mis ojos están irritados por la falta de sueño, cruel insomnio donde tu voz me persigue en los sueños, donde vociferabas que no te era suficiente, que era un cobarde. Y en lo absoluto estas en lo cierto. Aun no descubro mi labor en este pueblo, en el mundo, que va de mal en peor. Mis ganas de vivir se han lanzado de un rascacielos sin remordimiento alguno, es como si mi alma no aceptará una vida lejos de ti. No veo un lugar en la tierra que no me recuerde a ti. Cuando llegaste tú aprendí a valorar la vida, más, jamás decidí poner a prueba esas extensas enseñanzas donde hablabas horas, lo único en que pensaba era ¿Cómo puede hablar y no cansarse jamás? Pero ese eras tú siendo agua viva, gratificante y pura. Y ahora que ya no estas comprendí que el mundo no era vida, claramente siempre fuiste tú. En cómo tu cabello plata se ondeaba con el aire que generabas al trotar, en tu forma tan delicada de proteger las flores y los pequeños animales pero tu aguerrida fortaleza de luchar por ellos cuando trataban de cazarlos, los cuidaste, valoraste y sobre todo amaste. Y tu sonrisa, era los más genuino y natural de esta vida. Al ver una mariposa se me hace imposible no compararla contigo, tan pequeña y frágil, pero hermosa y liberal. Eras tan misteriosa, siempre te perdías en tus pensamientos, y yo, tratando cada vez más descifrar tus gestos, sin embargo no me daba cuenta que esos momentos tan simples y sencillos eran los más mágicos para mí. Mi corazón cada vez más nota la falta de tu corazón, latiendo sincronizada mente junto al mío, bombeando sentimientos contradictorios.

Ya no me quedan motivos para quedarme en un mundo que no fue hecho para mí, para ti, para ambos.

Mis piernas se movilizaban a gran velocidad, la que en ese momento mi cuerpo y alma exigían. Al fin descubrí el sentido de correr por tus sueños, porque justamente es lo que estoy haciendo. No quiero estar en un lugar donde no estés tú, no quiero que otras manos me toquen, que otros labios me besen, que otro cuerpo se una con el mío. Sentía la adrenalina correr por mis venas y músculos.

Y escale esas duras y detalladas piedras, las palmas de mi maños tenía ligeros raspones pero no me importan. Estaba de pie, el viento azotó mi delgado y laxo cuerpo, cerré los ojos y respire profundo, necesitaba sentir lo que era la vida por una última vez, solo la última.

¡Te Amo Luz!

Grite a todo pulmón sin una pizca de arrepentimiento en mí. Los pobladores me miraron con ojos turbados y aterrados, sin poderlo evitar les saque el dedo medio de ambas manos, exactamente lo que haría Luz, y con una gran sonrisa plasmada en el rostro me deje caer de espaldas hacia las profundidades del alucinante rio Della. Y no tenía el más mínimo remordimiento morir ahogado, igualmente estaré condenado para siempre en el abismo de fuego, junto a la mujer que me hacía prender en llamas.

Fin.



Recuerdos de un hombre enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora