Capítulo 6

84 7 2
                                    

Tantas lucecitas aturdieron sus ojos, y ahora no veía más que luz blanca.

-Skipper- llamó sin respuesta- Skipper ¿Qué es esto?

-Es un flash- respondió Kowalski- Es un flash de una cámara... o de un rayo letal que busca ofuscarnos y convertirnos en esclavos, debemos escapar.

-Sí, ahora comiencen la operación liberarse de los humanos- exclamó Skipper mientras abofeteaba al humano que los sostenía en sus brazos- Ahora soldados, es ahora o nunca.

Skipper logró soltarse y se deslizó hacía un árbol cercano en un parque demasiado verde para todo el hielo que había visto durante toda su vida, mientras gritaba un punto de encuentro al resto de su equipo.

Kowalski y Rico siguieron los pasos de su líder, mientras los humanos miraban extrañados el comportamiento tan singular de un cuarteto de pingüinos bebé.

-¡Bien hecho mi capitán ese plan fue impresionante!- Exclamó el genio

-Por supuesto que lo fue, ahora solo hay que encontrar la forma de volver... a la libertad. Los cuatro

-Tres, señor

-¿Tres?

- Me temo que nos falta un elemento.

-¡No puede ser! ¡Cabo!

Skipper intentó deslizarse hacia el lugar del que acababan de huir, sin embargo Kowalski y Rico lo retuvieron.

-Nos capturarán de nuevo si regresamos ahora- dijo Kowalski señalando a un grupo de humanos que se acercaban rápidamente- debemos huir, hacer un plan y regresar por él.

-¡Prometo que volveré por ti Cabo!

Tercera promesa al hilo.

***

El pequeño estaba aterrorizado. Solo, de vuelta en aquella caja sobre un escritorio, una tal Alice, encargada del aseo de baños lo recibía explicando que el encargado de los animales no se encontraba "como siempre esta fuera, deberían darme su puesto" decía la mujer mientras gruñía.

- Lo llevaré al hábitat- exclamó con furia, mientras tomaba la caja y el pequeño pingüino temblaba de temor, esperando el final inevitable y cruel.

-Será mejor que no transmitan esta nota Chuck- exclamó el director del zoológico- No sería bien visto que tres pingüinos se escaparán de nuestras propias manos, de tal manera, se dirá que se retrasó su llegada ¿está bien?

-Pero Sr. Smitham, no podemos hacer eso que usted dice, eso no es correcto.

-Chuck, tu eres un magnífico reportero a punto de recibir un ascenso al noticiario más importante del país, ¿por qué el negarte la oportunidad a recibir tal título por abrir la boca y entrometerte en un asunto que no tiene cabida en un noticiario? No, es mejor que lo dejes así Charles. Al final de cuentas no es algo muy importante.- El reportero asintió en señal de derrota y se alejó del director recién llegado, quien suspiro relajado por toda la tensión acumulada durante los últimos minutos.

-Tú te quedarás aquí ¿me oíste?- gritó la mujer gruñona al pequeño pingüino al dejarlo en ese trozo de concreto, asustado, aun temblando. Mientras se preguntaba el cómo era posible que sus hermanos lo hayan abandonado, está vez lo habían hecho.

-No, ellos deben estar cerca, muy cerca- se decía el pequeño para sí, solo en aquel rincón apartado del agua, ni siquiera había techo de paja como había dicho Kowalski- vendrán pronto por mí, no me dejarían aquí, no.

Sin embargo el día paso, la tarde cayó y también el sol comenzó a esconderse en el horizonte dejando al pequeño solo y expuesto a la oscuridad y al frío de inicios de invierno. Cabo se sentía tan indefenso y solitario, el resto de los animales murmuraba a su alrededor y lo miraban de manera poco amistosa, temía que intentarán usarlo como alimento.

El pequeño se refugió en sus propias pequeñas aletas de plumaje gris, y sin resistirlo, no pudo contenerlo más, el nudo tan poderoso formado en su pequeña garganta, logró desatar un par de lágrimas que derivaron en más, mientras recordaba en cómo era muy probable que jamás volviera a estar con su familia, y terminara siendo alimento para los animales y lobos marinos de aquel zoológico. Pero Skipper, se lo había prometido, no podía defraudarlo, y aun así el mal presentimiento continuaba y seguía llorando.

Finalmente el cansancio lo hizo su víctima y el pequeño dejo de llorar solo hasta que estuvo completamente dormido. Una pequeña bolita de plumas en un rincón de un gran hábitat, solo, llorando, dormido y con mucho frío. 

Volando a casa para NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora