Capítulo 2

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El pequeño soldado estaba ahí, de pie observando un peculiar objeto que jamás había visto en sus visitas anteriores al campamento humano, y que le resultaba sospechosamente hermoso y agradable, le inspiraba tranquilidad y regocijo el solo mirarla. El objeto estaba sobre una mesa en la cual también había cajas, de colores, era una esfera de un material transparente, algo parecido a los cristales de hielo al derretirse, pero dentro de ella estaba la magia, había una figura, como algo que Kowalski le había dicho se llamaba "arbolito", lo más sorprendente nevaba, sobre él, era tan mágico, tan increíble, el pequeño intentó tomarla, se puso de puntitas, mientras estiraba sus aletas lo más que podía, estaba a punto de alcanzarla, de pronto perdió de vista su objetivo y se sintió mareado y caer de manera violenta, Skipper lo había derribado para esconderlo de los humanos que se acercaban. Cabo intentó hablar, pero Skipper le cubrió el pico

— ¿Qué hace esto aquí?— preguntó uno de los humanos al otro, al tomar la esfera de nieve que Cabo observaba tan detalladamente, sus ojos se mostraron llorosos cuando el humano agitaba de forma tan brutal y despreciable a la esfera— Aún falta mucho para Navidad.

—Será un regalo para mi hija— respondió el otro hombre— Sabes que esta Navidad no podré llegar a casa una vez más, la enviaré hoy mismo por paquetería para que logré llegar a tiempo a Nueva York. Ha estado triste desde que se enteró que no podré ir a verla estas fiestas— el hombre tomo la esfera, la metió en una pequeña caja, junto una nota y una fotografía de él mismo ante una comunidad de pingüinos— Le agradará la imagen, le encantan estás criaturas blanco y negro— Finalizó para ponerle un par de estampillas y salir del campamento discutiendo con el otro humano, llevando en todo momento la caja consigo.

— ¡Eso estuvo bastante cerca soldado!— Exclamó Skipper un tanto molesto.

—Lo siento Skipper— dijo Cabo— pero ese objeto era tan hermoso, no pude evitarlo. Skipper ¿Qué es "Navidad"?

—Estem... Kowalski análisis

—Bien según mis investigaciones, la Navidad es una fiesta anual para conmemorar el nacimiento especial de un niño que salvó al mundo, las familias se reúnen, cenan, platican y se dicen frases de afecto, se dan regalos, es una fecha muy especial para pasarla con los seres queridos, además se utilizan muchos adornos como árboles de navidad, luces, esferas, moños, bastones de caramelo, nieve, entre otras que la hacen la fecha favorita por muchos de todo el año. Además Santa Claus llega a las casas de los niños que se portaron bien durante el año y les deja un obsequio bajo el árbol.

Los ojos del pequeño se iluminaron como un par de lunas, la detallada descripción de Kowalski había logrado introducir en su pequeña mente la visión de su familia y él celebrando la navidad.

—Skipper ¿Crees que podríamos celebrar Navidad éste año?— preguntó tiernamente el pequeño

Skipper, aunque no tenía la menor idea de cómo hacer una celebración como tal, no quiso despedazar su corazón ni arrebatarle tal ilusión.

—Claro que si soldado, haremos una gran fiesta en casa. Kowalski ¿Cuánto tiempo tenemos?

—20 días Skipper, será Nochebuena

—Bien haremos esto, Rico y Cabo buscarán adornos, Kowalski tu y yo planearemos la actividades y el menú para la cena, usaremos una nueva receta creada por mí.

Los pingüinos buscaron en todo el campamento y lograron encontrar muy pocas cosas, sabían que habría nuevas, en los días entrantes, así que decidieron volver a casa y registrar el lugar nuevamente días después.

—Skipper, ¿crees que Santa Claus se acuerde de nosotros y nos traiga algún obsequio?

—Probablemente pequeño, nos hemos portado bien.

—No sé, si Santa traiga regalos a pingüinos Skipper— comentó Kowalski, quien al ver la cara de decepción de Cabo y Rico, intentó corregir— Es decir, si considera pingüinos, pero solo los mejor portados.

—Me he portado bien— dijo Cabo

—Yo también— logró pronunciar Rico.

—Muchachos estoy seguro de que Santa nos traerá algo, tranquilos. Hicimos buenas acciones este año ¿no es así?

—Sí, ¡el salvarme!— afirmó Cabo muy feliz

Skipper, froto la cabeza del pequeño con su aleta, recordó el estupendo momento y sonrió.

—Es hora de ir a dormir, debemos dormir un mínimo de ocho horas, para que nuestra capacidad intelectual siga en su máximo esplendor, o bueno al menos la mía.

— ¿Kowalski, comenzarás a escupir tus palabras raras, con insultos disfrazados hacía nosotros? Pero tienes razón, a dormir.

Fueron un par de noches más, tranquilas y tibias en su nuevo hogar. Todos disfrutaban al máximo el tener donde pasar aquellos días de invierno sin frío ni hambre, los cuatro eran muy felices, más de lo que habían sido en sus cortas vidas hasta entonces.

Entonces todo daría una vuelta de barril de 360o

—Kowalski— dijo Skipper un poco alarmado— ¿a quién pertenecía esta casa antes de que nosotros nos mudáramos aquí?

—No lo sé Skipper, hasta donde tengo entendido, unos humanos vivían aquí, pero un día salieron y ya no volvieron jamás, se dice murieron congelados, pero ¿por qué la pregunta?

—Simple curiosidad, ahora vamos a desayunar

— ¡Skipper, ahora solo faltan 16 días para Navidad, y aún no hemos terminado de decorar!— exclamó Cabo

—No te preocupes joven Cabo, hoy mismo iremos por lo que nos falta, para terminar la decoración. Así que apúrense y terminen pronto su almuerzo soldado. Kowalski ¿Tienes la lista de todo lo que necesitamos?

—Por supuesto Skipper, todo está en mi cerebro, y en mi libreta de notas

—Bien ¡Vámonos ya! Tendremos un par de horas completamente solos en el campamento humano, regresarán al anochecer.

Y así los pequeños cuatro pingüinos emprendieron su camino aquel lugar lleno de maravillas que buscaban para tener una navidad perfecta.

Volando a casa para NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora