VODKA!

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¡Un Vodka doble! Grito sin lograr atraer la atención de la bartender. ¡Oye! ¡Un Vodka doble! Mientras me mira y deja escapar una leve y diminuta sonrisa. Esperen, conozco ese cabello, conozco esa forma de caminar, y sin duda ya he visto esos ojos. Cuando reacciono, está frente a mí, si, es ella, y ella sabe que soy yo.

Me entrega mi trago mientras dice: entonces, nada más que Christopher Verlander. Sabe mi nombre, -Pienso- . Pero que estúpido, claro que todos los saben -vuelvo a pensar-.

Por si vuelves a venir mientras sea mi turno, soy Amy, sí, la misma que seguiste por varias horas aquella mañana en el parque, la misma que no parabas de mirar temprano en el comedor. Y estoy casi segura que el hecho de que yo notara eso no estaba en tus planes, así que deberías ser un poco menos obvio, ¡Ah! Lo olvidaba, aprende a decir ¡Por Favor! y ¡Gracias! ¡Son 3$! ¡Cancelas por Caja!

¡Alto! Intento reaccionar ante lo que acaba de pasar pero mi cuerpo y mi voz se niegan a obedecer a mi cerebro, es como si acabasen de lanzarme un balde de agua fría, ¿cómo es que ella notó todo eso? Y de ser así ¿comó reaccionó de esa manera al saber que me interesé en ella? ¡Vamos! Ninguna chica normal lo haría, es decir, ninguna chica me había hablado de esa forma, lo peor, nunca me habían dejado de esa manera, inmóvil, sin reacción alguna. ¿Qué clase de chica había encontrado aquella mañana en el parque? ¿A qué tipo de secta satánica pertenece? ¿Me estaré volviendo loco?.

La idea de tomar mi trago ya había pasado a segundo plano, sin duda alguna.

Regreso al grupo un tanto aturdido y confundido,actuo como si prestase atención a todo lo que dicen, pero sólo Dylan nota que no es así, por lo que propone hacer las carreras de motocicletas y como ya escostumbre el perdedor correrá con la cuenta, todos sabemos que será Patrick una vez más.

Encuentro mi motocicleta y escucho su motor, música para mis oídos; acelero mientras siento las manos de Samantha acariciar mis abdominales y pectorales. Concéntrate en el camino Chris, Dylan no puede ganarte esta vez.

Última vuelta, voy en primer lugar, nadie está sorprendido, ya era de esperarse. Y entonces el pasaje de aquellas palabras de.. ehm... emy, omy, amy... Si Amy vuelvan a mi cabeza, y la carrera culmina.

Son 190$ la cuenta -dice Dylan-, puedes ir, ¡aquí te esperamos!

Voy a cancelar y esta ella allí, decidido no mencionar nada y actuar como si nunca la hubiese visto en mi vida, sólo saco mi billetera, entrego mi tarjeta, marco la clave, y me retiro, escucho mi nombre en una dulce pero a la misma vez fuerte y rígida voz, y al voltear la encuentro a ella mostrando mi factura. Regreso, la tomo y me marcho.

TRES PUNTOS SUSPENSIVOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora