Obra caritativa

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Encuentro mi habitación extraña, mi cama se siente más dura de lo habitual, mi almohada se niega a amoldarse a mi cabeza mientras el aire resulta ser un tanto más frio. Mi cuerpo acaba de experimentar todas las posiciones posibles para intentar dormir pero definitivamente algo está mal, algo está mal en mí, esto no es normal.

Me levanto y voy a la cocina, sólo encuentro agua en el refrigerador así que tomo un poco y vuelvo a mi dormitorio, vamos Chris, ¿Qué te está afectando?, voy en busca de mi celular que dejé en el bolsillo del pantalón, y en el intento de sacarlo mi billetera termina en el suelo y con ella todo el dinero y mis documentos, formando una original alfombra de papel que tendré que recoger ahora mismo.

¡Espera! Algo está mal, una marca roja en esa factura atrae mi atención, y es cuando noto que es aquella factura de la apuesta perdida, detrás de ella hay un número escrito con delicadas y sin duda femeninas líneas,

seguido de un "Es esta mi obra caritativa del día, deberías agradecérmelo. Amy".

Al terminar de leer esto, no logro impedir que unas cuantas carcajadas salgan de mí, ¿De verdad esta chica cree que la llamaré? ¿En realidad piensa que soy esa clase de chico? ¿Al menos sabe quién es Christopher Verlander?. Termino de guardar todos los papeles dentro de mi billetera y vuelvo a mi cama con mi teléfono.

Dan las 12:00am y caigo en cuenta que tendré que estar despierto en ocho horas para mi práctica de natación. Así que obligo a mi mente a dormir así ésta no quiera.

Abro mis ojos y giro mi cabeza en dirección al reloj de pared, en un salto estoy sujetando la toalla y en otro estoy en el baño. Faltando solo 20 minutos para que inicie mi práctica, yo estoy aquí corriendo en todas direcciones buscando mi ropa interior, mi bolso y mis llaves.

Logro estacionar mi motocicleta y camino rápidamente en dirección a la piscina. Donde mi entrenador me espera seguramente con un discurso bien preparado sobre llegar tarde a las prácticas y sin contar el habitual castigo matutino.

Salgo de la piscina sintiendo como miles de gotas recorren mi cuerpo y otras miles caen de mi cabello y camino hacia las duchas haciendo un gran esfuerzo para no resbalar. Al terminar mi rápido baño salgo de la ducha y recuerdo que olvide mi bolso en la banca al lado de la piscina gracias a mi retraso. No queda más que salir por él.

Me aseguro que no haya más nadie que mi entrenador en el lugar y salgo rápidamente a buscarlo, mientras vuelvo a cambiarme y entonces escucho una voz llamando al Sr. Matheus, ¡ésto no me puede estar pasando a mí! , volteo intentando contener mi vergüenza y tal como lo pensé, allí esta Amy.

Su sonrisa tiene un gran toque de burla mientras dirige sus palabras hacia mí diciendo, ¡Después de todo no luces tan mal como pensé, pero sin duda tampoco tan bien como todas te describen!

No respondo a sus palabras, sólo la miro con un toque de picardía y regreso a vestirme. Este es el tipo que chica que nunca planeé encontrarme, -pienso- pero esta vez lo hago en voz alta y Dylan me escucha mientras se acerca y se sienta a mi lado con cara de "¿Me cuentas ahora mismo o espero hasta la tarde?", sonrío y hago como si no entiendo su expresión, tomo mis cosas y me dirijo a la salida.

TRES PUNTOS SUSPENSIVOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora