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Justo quien me había hecho saber que la felicidad existía, aquella que vi en el parque por primera vez de manera casi fugaz y que se convirtió en parte fundamental de mí. Era ella, con la misma que había compartido mis últimos 4 años de vida y justamente con quien debí estar yo hoy aquí, ¿Cómo deje que esa estúpida discusión me impidiera invitarla a venir conmigo esta noche? Mi orgullo sigue ganando, yo sigo perdiendo.

Logro llegar a ella y la tomo entre mis brazos, acariciando su rostro y su cabello, pidiéndole que por favor no me deje, entonces coloca su dedo en mi boca pidiéndome que me calle mientras intenta decir

algo... "supe que eras tú quien intento salvarme" dice con un esfuerzo mayor al que pensé "no podía permitir que fueses tu quien me dejara, se supone que a mí nadie me deja" mientras una media sonrisa cargada de dolor se muestra en sus labios,

No puedo creer que hasta en estos momentos ese sea el tipo de comentario que saldría de su boca. Aunque después de todo, fueron esos los mismos que me acercaron a ella.

"Debo decir que aquella vez en tu entrenamiento, si lucias tan guapo como todas decías" –dice lentamente- mientras intento pedirle que no haga esfuerzo "Y que te amo tal como eres" nunca había escuchado en 4 años esas palabras salir de su boca, no puedo evitar que una

lágrima comience a acariciar mi mejilla y mi voz comience a quebrarse poco a poco. Grito a las personas reunidas en el lugar exigiendo busquen ayuda, mientras Dylan intenta calmarme diciendo que ya vienen en camino los paramédicos.

"Gracias por nunca alejarte de mí tal como te lo pedí", puedo notar como cada palabra sale de su boca con mayor dificultad que la otra, y como cada respiración es más forzada aun. Su mano lentamente pierde la fuerza que posee al tomar la mía, y su mirada poco a poco deja de ser la misma.

Habíamos decidido ponerle tres puntos suspensivos a nuestra historia, el destino se encargó de borrar dos.


TRES PUNTOS SUSPENSIVOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora