Capítulo VIII

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Aeropuerto de Nueva York.

-¡¿Por qué?! –murmuró mientras un nuevo escalofrío recorría su espalda.

-Te prometo que si pudiera, los cambiaría –acarició suavemente la muñeca de la morena, tratando de tranquilizarla.- tienes que calmarte, nena. Si no la pastilla no va a dar efecto.

-No creo que ni mil pastillas puedan dormirme, Phillip. Estoy queriendo vomitar. No sé cómo pudiste hacer esto.

-No fui yo-susurró

-¿Qué dijiste?

-Nada, nada. Espérame aquí, voy a ver si consigo algo que te calme.- ___________ asintió mientras lo veía alejarse encorvado.

¿Había escuchado bien? Phillip había dicho que no había sido él quien había comprado los boletos ¿entonces quien?

Seguro solo eran excusas para que ella no lo culpara… No entendía cómo se le había ocurrido al cabeza hueca comprar boletos de avión cuando bien sabía que ella le tenía fobia a las alturas.

-¿Puedes darme un té de manzanilla, por favor? Sin azúcar. –la delgada chica detrás del mostrador le sonrió coquetamente mientras asentía con la cabeza y buscaba las bolsitas de té.

James por un momento se olvidó de todo el estrés que había acumulado en estas últimas 24 horas y le sonrió de vuelta.

-Aquí tienes –el té se tambaleó dentro del vaso y cayó sobre uno de los dedos de James.

-¡Auch! –se quejó mientras llevaba su dedo a la boca. La chica podía ser sensual, pero era muy idiota.

-¡Ay! Perdóname –le pidió con voz chillona y le entregó una servilleta.-

Maslow se frotaba la quemadura, mientras la miraba con el ceño fruncido. Sacó su billetera y dejó los billetes mientras recogía el vaso con mucho cuidado. Se estaba yendo cuando escucho la misma voz otra vez.

-Soy Julieta. –se presentó la muchacha.

James volteó con la misma mirada ceñuda, era obvio que cuando le quemas la mano a alguien quedas fuera del ligue…

-No me interesa–siguió su camino, sin voltear la mirada ni una vez.

Llegó junto a _________ y le entregó el té en sus manos.

-Cuidado, está caliente –mostró su dedo rojo e hinchado como advertencia.

-Mi Dios ¿Qué te ha pasado?

-La chica de quiosco no tiene buen balance –bromeó.

-Pobrecito –_______dejó su taza de lado y acercó los labios a la mano de James, obsequiando un pequeño beso sobre la quemadura.

Él se quedó tenso, fuera de la cama jamás le había gustado que lo tocaran… pero ese beso había sido diferente. Él nunca había experimentado aquello que los niños llamaban la “magia del beso de mamá” ya saben… cuando los niños tropiezan y se raspan y que su madre besaba su herida y mágicamente pasaba el dolor; lo único que Cathy había hecho cuando él tenía raspones era enviarlo a su cuarto.

La mirada de ella se cruzó con los ojos brillantes de él y la noche anterior pasó por su mente tal y como si la estuviera viviendo en ese mismo instante, la suave piel de ________ bajo la suya, sus labios gimiendo un nombre que no era el suyo, su respiración mezclándose con la de él mientras dormían; había sido la primer vez de ella y él se había enterado demasiado tarde.

-Gracias por el té –la morena ya se había reincorporado en su asiento, mientras James la veía pasmado.

-No es nada ¿te estás sintiendo mejor?

-Creo que la pastilla ya está funcionando.

-Pasajeros del vuelo 513 con destino hacía Hawái, favor de pasar a la sala D, es tiempo de su abordaje. -la voz resonó por todo el aeropuerto, provocando que James saltara de su silla.
-Es nuestro vuelo, nena, ven.

~°~

Moon apretó la mano de su esposo mientras escuchaba las mil y una indicaciones de la aeromoza por las bocinas, que la bolsa de mareo… o las mascaras de oxigeno, que si debemos ponernos o quitarnos el cinturón, que qué hacer si hay turbulencia, solo cosas que la ponían más nerviosa de lo que ya se encontraba.

-Me vas a quebrar la mano ________-James la miró, estaba temblando muchísimo… si algo la había calmado el té solo le había durado unos minutos y la pastilla ni siquiera un bostezo le provocaba.

Era obvio que no caería dormida.

Todo el camino se la pasaría saltando, temblando, castañeando los dientes y aplastando sus huesos de la mano si él no hacía algo.

Entonces algo pasó por su mente.

Tocó su suave mejilla y se acercó a su cara mientras compartían un beso, fue un beso lento, de esos que él no estaba acostumbrado a dar, sus labios se movieron tiernamente sobre los de él provocándole una sensación extraña en el centro del pecho, tampoco le gustaban los besos muy largos… pero por alguna razón no podía dejar de besarla a ella.

James sintió un tirón en su estómago y supo entonces que estaban despegando, acercó más a __________ y aplastó más sus manos a sus mejillas mientras ella lo rodeaba en el cuello y se alejaba un poco.

-Te amo –le dijo.

Él tragó pesadamente, podía ser un farsante, sí, pero no podía mentirle diciendo que la amaba cuando no era así. Ya sabía lo que se sentía ser engañado con respecto al amor. Además… él no sentía nada por ella.

Le sonrió dulcemente y pellizcó su nariz provocando una risa de parte de ella; volvió a acercar sus labios cuando se dio cuenta que ya estaban volando y _______ no se había puesto paranoica para nada.

Tal y como un beso de ella curó la quemadura de él.
Un besó de él, podía quitarle cualquier miedo a ella.

El farsante (James Maslow) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora