Capítulo XXXI.

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Los Ángeles, California.

-¿Lo has pensado? –preguntó.

-Un día no es suficiente –suspiró Phillip.

-Yo creo que sí.

-No puedes obligarme a firmar mi divorcio.

-Yo no estoy obligándote –James levantó las manos- ¿O acaso me ves apuntándote con un arma? Es tu decisión, pero como te dije ayer... no puedes hacer nada para cambiarlo.

-No quiero cambiar nada del papel, pero me gustaría hablar con ella.

James soltó un suspiro
-Realmente, no creo que sea buena idea.

-Creo que tú piensas que si hablo con ella se arrepentirá de estar contigo.

-No dudo de ella, Phillip. Sé que hagas lo que hagas se quedará conmigo.

-No trataré de hacer mucho, después de que te fuiste eh pensado mucho...

-¿Pensar? ¿Tú? –bromeó James y su hermano rodó los ojos.

-Voy a ser papá y ni siquiera eh visto a la madre de mi hijo.

-Phillip, yo no quiero preocuparte pero siento que Olivia está... inestable –murmuró.

-¿Inestable?

-Es mi manera de aligerar la palabra "loca"

-¿Crees que ella está loca? No se bromea con eso, James...

-Bien, tal vez no loca, pero si inestable, está enferma de celos y temo que le haga daño a _____________.

-¿Por qué le haría daño a ella?

-______________ también está embarazada. –y al murmurar esto pudo notar como Phillip se encogía en su cama y perdía el poco color que había ganado desde ayer, volvió a estar tan pálido como la nieve.- Dios, no debí haberte soltado eso así de rápido, soy tan estúpido, hermano. Perdón.

-¿Cómo?

-Creo que eres lo suficiente mayor para saber cómo nacen los bebés, Phillip.

- ¡Deja de estar haciendo bromas y burlándote de mí! –Bufó y se frotó la frente- Pareciera como si estuviera en coma desde hace años...

-Las cosas pasaron deprisa –se encogió de hombros.

-Me doy cuenta, y ahora entiendo por qué quieres casarte con ella.

-No es solo por el bebé, es porque la quiero. –Sonrió- ¿Vas a firmar el divorcio?

Phillip abrió el cajón a su lado y sacó los papeles que su hermano le había entregado ayer, estaba perdiendo a ____________ sin ni siquiera haberla tenido, pero no podía protestar. Había sido un mal hombre por querer estafarla y por haberla dejado sola, tenía que admitir que no la amaba de verdad, era un capricho, siempre había tenido ese horrible defecto de quitarle a James todo lo que tenía, era un mal hermano y firmar ese papel era lo único que podía hacer por él en estos momentos.
-No tengo una pluma –murmuró con volumen bajo y pudo notar como la sonrisa de James se ensanchaba al momento en que sacaba un bolígrafo de su bolsillo.

Y con una velocidad que a James le pareció lentísima firmó los espacios que debía sobre el papel.

-Listo –dijo y devolvió el papeleo, James lo miró con ojos brillantes.

-Gracias.

-Espero y me perdones. Por... por todo.

-Eres mi hermano, Phillip. –dijo, ganándose una sonrisa de parte de James. –Te perdono y... te quiero.

El farsante (James Maslow) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora