Capítulo 9

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-Última hora -oigo decir a la presentadora rubia en las noticias del canal 2 en el pequeño televisor que Craig tiene frente al sofá.- El extraño caso del casino ha dado un giro inesperado, y el dinero ha sido devuelto por el ladrón a primera hora de la mañana.

Doy vueltas a la cucharita dentro de mi café mientras observo el círculo de espuma que deja a su alrededor. La levanto un poco y las gotas se deslizan por su superficie hasta volver al líquido, formando un halo que se agranda y desaparece.

-Dos guardias que en ese momento se encontraban allí -continúa con una voz robótica propia de una emisión, y yo sigo con mi entretenimiento.- lo han descubierto encima de uno de los mostradores, pero no han podido ver nada en las cámaras, ya que se han apagado durante todo ese tramo de tiempo.

Sonrío un poco de lado y doy un último sorbo caliente, para poder continuar entonces con mi desayuno sin prestar más atención a la televisión.
Craig sale de su habitación y deja su bolsa junto a la encimera para comprobar después que ha guardado todo lo que necesita en ella.

-Creo que no nos falta nada -dice incorporándose de nuevo y estirando un poco su cuerpo. Casi puedo apreciar cómo se tensan los músculos de su espalda cuando lo hace.-

Suelto el vaso vacío sobre la mesa haciendo sonar metálicamente la cucharita.
Esta tarde, él y yo vamos a coger un autobús hasta Washington DC, donde dice que alguien puede conseguirnos un coche de forma más discreta. Entonces saldremos de allí por la mañana y viajaremos todo el día en la carretera hasta llegar a nuestro siguiente destino.
El viaje durará unos tres días, cuatro como mucho, y me ha avisado de que debemos tener muchísimo cuidado. Me ha advertido que es un poco largo, pero es la manera más segura de todas, ya que en un aeropuerto me descubrirían al segundo, y desplazándonos así podemos camuflarnos más fácilmente.

-Todo listo -contesto levantándome de la silla y recogiéndo los platos sucios para lavarlos en el fregadero.-

Craig me observa desde su sitio mientras abro el grifo y dejo caer el agua sobre mis manos. Le echo un vistazo durante un segundo y luego devuelvo la atención a mi tarea. No puedo evitar preguntarme qué es lo que se le pasa en este momento por la cabeza.

¿Está pensando que hago algo mal? O tal vez sólo se haya ido a su mundo, y simplemente no está atento a ningún punto en concreto.

Es tan extraño no poder utilizar este tipo de poder con él... Se hace bastante raro, ya que se ha convertido en algo esencial que tengo que hacer para saber si puedo o no confiar en las personas.
Pero lo que es aún más raro, es que yo haya decidido seguirle de todas maneras en tan poco tiempo.
¿Puede ser esta su habilidad? Persuadir a los demás... o si somos armas, tal y como él cuenta, persuadir al enemigo.

-¿Cómo es que no puedo saber lo que piensas? -pregunto al final con curiosidad sin levantar la vista para mirarlo. No puedo entender cómo es eso posible.-

Él se sienta en uno de los traburetes de la encimera frente a mí, y apoya sus brazos sobre ella de forma despreocupada.

-No puedes utilizar tus poderes con los nueve restantes -responde mientras se acomoda.-

Cierro el grifo cuando termino y lo miro un poco extrañada. Él agacha su barbilla poniéndola sobre sus nudillos, e inclina su cuerpo encima de la superficie.

-¿Por qué no? -hablo con curiosidad.-

Craig me observa también y luego apoya el codo en la encimera para meterse la mano en el pelo. Se lo revuelve un poco para apartárselo, como de costumbre, y se incorpora para quedarse como lo estaba anteriormente.

-No les conviene mucho que sus mejores armas puedan destruírse entre ellas -dice volviendo a dejarla sobre su posición inicial.-

Me seco las manos con una pequeña toalla, y luego la guardo de nuevo en el mismo lugar. Siento constante su mirada sobre mí en cada movimiento que realizo aunque no pueda verlo directamente.
Sí que tiene sentido, la verdad. Pero, ¿y eso de que podemos destruírnos? ¿Qué clase de poder es el que nos han dado?

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