- ¿Qué te pusiste? - preguntó Finn con sus cejas levantadas.
Miré mi ropa. Una camisa a cuadros con un short de jean y unas zapatillas estaban dentro de mi definición de "algo cómodo" como él había pedido.
- ¿Qué tiene de malo?
- Nada, ven.
Abrio más la puerta para mí y lo seguí adentro de su casa. Pasamos el comedor y llegamos al patio trasero en donde, a un lado, había una pequeña lavandería.
- Toma - me pasó una manguera enrollada, un balde, una especie de detergente y un gran cepillo azul. Prácticamente estaba haciendo malabares para sostener todo en mis brazos.
- Que no sea lo que estoy pensando - pedí en voz alta.
- Oh sí, nena. Mi auto necesita una buena lavada si es el que nos va a llevar al Festival - puso su mano en mi espalda y me dio un empujoncito hacia la puerta de entrada - A ver, ¿dónde dejé esas llaves?
Mientras él buscaba sus llaves volví al jardín de adelante, conecté la manguera a la canilla de agua y comencé a llenar el balde.
Acomodó su auto en la entrada de su casa, de manera que la manguera llegara hasta él. Luego, se bajó sonriendo y mirándolo con amor.
- ¿Se supone que era blanco, no?
- Lo sé - rodó los ojos - Lo hemos tenido un poquito abandonado este tiempo.
Lo miré incrédula, pasé mi dedo por el techo y una capa de polvo marrón se pegó a éste. Finn me dio unas palmaditas en el hombro.
- Si voy a darte esa entrada, más te vale que esto quede reluciente.
Respiré profundo y me saqué mis hermosas zapatillas, no era muy buena lavando autos (según mi papá) por lo que no quería que sufrieran un trágico destino. Aún así haría lo mejor. Todo sea por Phil Collins.*****
Media hora después, mi remera estaba casi toda mojada por un balde demasiado cargado para poder sostenerlo. Finn, sentado en una reposera haciendo nada más que observarme, se reía cada pocos minutos de mi super habilidad. Me di cuenta rápidamente de que mi intento de lavadora profesional de autos era un increíble fracaso.
- ¿Sabes qué hubiera sido mucho mejor? - preguntó ocultando una sonrisa tras su mano - Haberte pedido que hicieras esto en bikini.
Lo miré de mala manera.
- Aunque... aún puedas quedarte en ropa interior - guiñó un ojo.
Ahora si lo salpiqué con agua.
- ¿Quién te crees que eres? - pregunté indignada.
- Está bien, está bien. Sólo quería molestarte - dijo levantando sus manos en un gesto de inocencia pero aún riéndose - Voy a buscar unos tragos.
Sacudí la cabeza, me costaba comprender a este chico. Parecía odiarme y hasta había dicho que no le atraía pero después decía que me quería ver en bikini... Supongo que era otra cosa hablando y no precisamente su cabeza de arriba.
Miré el cielo, era un día precioso, el sol había salido y sólo habían unas pocas nubes esparcidas a su alrededor. Dentro de unas horas comenzaría a atardecer y no quería llegar tan tarde a casa.
Enguajé unos segundos el cepillo antes de volverlo a pasar por el baúl del Fiat, al menos la parte de adelante ya había recuperado su color original, sólo me faltaba fregar por ese lado y luego podría enguajarlo con agua limpia. Y lavar y secar los vidrios... qué pereza. Sólo rogaba que Finn no me hiciera limpiar también la parte de adentro.
- Aquí tienes - dijo sobresaltándome a tal punto que cuando me di la vuelta el cepillo cayó sobre sus pantalones largos, ensuciando todo a su paso.
Me mordi la mejilla y me agaché para recoger el bendito cepillo. Cuando estuve a su altura de nuevo vi que tenía los ojos entrecerrados, ideando un plan.
- Esto es la guerra, Jude - me señaló con el dedo y corrió a dejar los tragos debajo de su reposera.
Confundida, no sabía si eso era algo malo o sólo un broma. Aún así, mi instinto de supervivencia hizo que agarrara el balde con el agua sucia y el cepillo y me escondí del otro lado del auto. Justo a tiempo antes de que Finn abriera la canilla y el agua saliera despavorida por la manguera. Una sonrisa infantil se formó en el rostro del castaño y fue suficiente para calmar mis nervios y dejarme llevar.
- ¡No vas a mojarme, patán! - grité asomando la cabeza.
- ¿Patán? ¿Quién dice esas cosas hoy en día?
Le saque la lengua y luego, corrí detrás de un árbol. Tenía que idear un plan, ya que sólo tenía un balde de agua sucia y no podía tirárselo de una. Miré a mi alrededor buscando algún recipiente más pequeño para ir racionando mi agua. Un plato hondo de perro se encontraba a unos pasos de mí, era ahora o nunca. Corrí a recogerlo y luego volví al árbol.
Katniss Everdeen te invocó para mejorar mi mala puntería.
- ¡Felices juegos del agua! - grité mientras salía de mi escondite preparada para lanzar pero... - ¿Finn? ¿Dónde...?
Un chorro de agua fría recorrió mi espalda desde mi nuca y luego, hacia mis pies.
- Y que la suerte esté siempre de tu lado, Jude - completó.
Lo miré incrédula y él me guiño un ojo. Riendo metí el plato y comencé a tirarle agua desenfrenadamente. Poco hacia para mojarlo comparado con el chorro de agua de la manguera. Entonces, decidí correr más cerca y vaciar el balde en su cabeza. Ni siquiera se molestó por la suciedad del agua, se rió en voz alta y sacudió su pelo como si fuera un perro. Debo admitir que se veía adorable con los pelos de punta pero lo que más llamaba la atención, en ese momento, era la sonrisa que tenía, una inocente e infantil que le daba un aspecto juvenil y despreocupado que no sabía que tenía. Me gustó ese lado de él.
Como el agua se me había agotado, levanté mis manos dándome por vencida. Ríos de agua ya se escurrian azules desde mis jeans, éstos estaban destiñéndose, para mi horror.
Traté de decirle que parara pero sólo conseguí ahogarme con un chorro que se metió en mi boca.
- ¡Finn, para!
Puso la manguera apuntando al suelo.
- ¿Ya te rendiste?
- Ya no tengo más agua - protesté haciendo un puchero.
- Así es la guerra, cariño.
Delicadamente le mostré el dedo del medio.
- Pareces un avatar - señaló mis piernas.
- Lo sé y es todo culpa tuya.
Se encogió de hombros, despreocupado.
- Está bien, ha sido un placer haberte ganado...
- ¡Aún no!
Con una agilidad alucinante le quité la manguera de sus manos y lo amenace con ella.
- Eso no es justo - protestó atónito, creo que más sorprendido por mi velocidad que enojado.
- Así es la guerra, cariño.
Después de cinco minutos más jugando y los dos completamente empapados, el agua se cortó de repente.
Confundida, miré hacia la canilla justo a tiempo para ver como Nani se enderezaba después de haberla cerrado. Su sonrisa forzada demostraba que no estaba muy feliz por nuestra escenita. En cambio, el hombre a su lado que sostenía un maletín, parecía confundido pero divertido al mismo tiempo.
- ¿Qué es todo esto? - preguntó.
- Eh, hola papá. ¿Cómo te fue en el trabajo?
- Bien - respondió suspicaz - Entonces...
- Ah sí, lavamos el auto - dijo señalándolo.
Le dispare una mirada asesina.
- Ya veo. Aunque creo que lavaron algo más que el auto - dijo mirando a su alrededor con una ceja levantada - En fin, buen trabajo. Ahora entren o se van a congelar.
- No, yo... gracias pero ya me iba ¿verdad, Finn?
- ¡Si! - respondió mirando a Nani que estaba cruzada de brazos - Te acompaño a tu casa...
- Finn, son las 7:30 - lo interrumpió ma castaña - y son 5 cuadras, cielo. Creo que Jade conoce bien el camino hasta su casa.
Algo similar a la furia creció dentro de mí. ¿Qué diablos se metía ella? Aún así no dije nada, lo había pasado bien y no tenía ganas de pelear por esto. Finn parecía estar entre la espada y la pared, sin saber bien qué decir o cómo actuar.
- Está bien, Finn - contesté - Voy adentro a buscar mis cosas.
Cuando entré a la casa, el señor Nelson me tendió una toalla amablemente. Me sequé la cara y las manos.
- Gracias, señor...
- Victor. Dime Victor. Y no es nada. ¿Va a llevarte Finn hasta tu casa?
- No, sólo son unas cuadras, caminaré.
- Entiendo, ten cuidado.
Estaba por irme cuando habló de nuevo.
- El auto ha quedado precioso - sonrió y me guiño un ojo, muy similar a como hacía su hijo - Sé que Finn odia lavar el auto, así que gracias y espero que ese gilipollas te recompense por eso.
Rei y asenti pensando en mi entrada para Phil.
Cuando salí, Finn y Nani estaban besándose y sentí un golpe de realidad en mi estómago.
Al verme, él se separó rápidamente. Ya no sonreía como hacía unos minutos atrás y me encontré extrañando eso.
Se rascó la cabeza incómodo y se acercó unos pasos a mi, dejando sola a Nani, que parecía estar de mejor humor ahora.
- Supongo que te ganaste esa entrada.
La emoción volvió a los venas y sonreí triunfal.
- Gracias, Finn - miré hacía abajo.
- Si, bueno. Nos vemos mañana, Jude.
- Hasta mañana.
Saludé con la mano a mi ex amiga antes de irme a mi casa.
Llegué hecha un lío de emociones y pensamientos encontrados. Mi papá fue el primero en verme.
- No sabía que estaba lloviendo afuera.
- ¿Qué te pasó? - chilló mi madre.
- ¡Conseguí la entrada! - respondí levantando ambos brazos.♡♡♡♡♡
Hola querido@s lectores. Actualicé antes de lo previsto, no sin dificultad, para mi pesar. Voy a tratar de seguir actualizando a este ritmo pero como expliqué estoy muy poco inspirada, lamentablemente. Espero que aún así sepan disculparme y no haga que dejen de leer mi historia.
En fin, espero que las haya gustado este capítulo. ¿Qué piensan de Finn? ¿Y de Jade? ¿Y Nani?
Me han preguntado cómo es físicamente Jade, así que en el próximo capítulo seguramente voy a poner la descripción o en el reparto. Un beso y ¡gracias por leer! ❤
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"Yo, La Pandilla Y Él"
Teen Fiction"Donde empieza la música tienen que morir las palabras." - Guillermo Cabrera Infante. Jade Carter y Finn Nelson descubrirán la magia y el poder que tiene la música para unir a dos personas que creían no entenderse y no disfrutar de la compañía del o...