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Daniel.

Me encuentro en la cocina desayunando, hoy no tengo ganas de ir al café a desayunar. En realidad la pareza me supera.

- Buenos días.- Sonrío al ver a mi hermana pequeña.- ¿Has dormido bien pequeña?- Pregunto cogiendola en brazos.

- Si.- Dice en un suave hilo de voz.- ¿Hoy tienes que volver a trabajar?

- Me alegro un montón princesa. Y sí, tengo turno de tarde, así que no podremos pasar el día juntos como te prometí ayer.- Murmuro apenado.

- Vaya...

Se ma veía triste y con razones. Es tan sólo una niña de siete años, apenas entiende de la vida.

- ¿Te parece si te quedas con Jesús?-Pregunto alzando una ceja y ella niega de inmediato. La comprendo, yo tampoco me quería con alguien el cual está ocupado todo el rato con trabajos de la universidad, y que ni siquiera es capaz de atenderme cinco minutos sin ser interrumpido.- ¿Te apetece venir a la cafetería conmigo? Pero no podrás molestar a los clientes, ¿vale?

- Genial, ¡me parece genial!- Sonríe de oreja a oreja cómo la niña pequeña que es.

En si me encanta. Me recuerda tanto a mi madre... Son idénticas. Los mismos ojos, los mismos rasgos y sus mismos gestos. Para que mentir, la echo tantísimo de menos, sólo espero que salga de esta cuanto antes. En ese momento una lágrima resbala por mi mejilla, Elena se percata de ella y se acerca a mi entregándome uno de sus pañuelos de color rosa. Más linda ella.

- No llores por favor, otra vez no.- Suplica juntando sus pequeñas manos. No digo nada, sólo nuestro una pequeña sonrisa y la abrazo con fuerza para finalmente besarle la frente con delicadeza.

coffee - dom.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora